El primer paso para intentar vivir más años y de la mejor manera es ajustar nuestra alimentación con unos patrones saludables. Aunque no existe una fórmula mágica para alcanzar los 100 años, los científicos se han esmerado por encontrar una manera de potenciar nuestra esperanza de vida. Uno de ellos es la doctora Florence Comite, endocrinóloga estadounidense, que ha ofrecido cinco recomendaciones para lograr la longevidad.
Priorizar las proteínas
Las proteínas son fundamentales para mantener un cuerpo saludable, especialmente a medida que envejecemos. Este macronutriente es esencial para la reparación y regeneración de tejidos, la construcción de músculos, la salud de los huesos y el correcto funcionamiento del sistema inmunológico. Por ello, consumir una cantidad adecuada de proteínas puede ayudar a prevenir la pérdida de masa muscular asociada con la edad, conocida como sarcopenia, una condición que afecta la movilidad y aumenta el riesgo de caídas en personas mayores.
Las fuentes de proteínas pueden ser tanto de origen animal como vegetal. Entre las opciones animales, destacan el pescado, los huevos, el pollo y los productos lácteos bajos en grasa. Por otro lado, las fuentes vegetales como las legumbres, los frutos secos, el tofu y las semillas también son excelentes alternativas. Además, las proteínas de origen vegetal aportan fibra y antioxidantes, lo que contribuye a una mejor salud cardiovascular.
Diversificar el ejercicio
El ejercicio físico es uno de los pilares de una vida larga y saludable. Sin embargo, no basta con realizar un solo tipo de actividad, explica la doctora Comite, pues es importante diversificar los ejercicios para trabajar diferentes sistemas del cuerpo. Una rutina que combine entrenamiento cardiovascular, ejercicios de fuerza, flexibilidad y equilibrio puede marcar la diferencia en la calidad de vida a lo largo del tiempo.
El ejercicio cardiovascular, como caminar, correr o andar en bicicleta, mejora la salud del corazón, la circulación y la resistencia. Por su parte, el entrenamiento de fuerza, como levantar pesas o hacer ejercicios con el propio peso corporal, ayuda a mantener los músculos y la densidad ósea. La flexibilidad, trabajada a través de yoga o estiramientos, reduce el riesgo de lesiones y mejora la movilidad. Además, los ejercicios de equilibrio, como el tai chi o simples prácticas de estabilidad, son esenciales para prevenir caídas en la edad avanzada.
Comer chocolate negro
El chocolate negro no solo es un placer para nuestras papilas, sino también un aliado para la salud cuando se consume con moderación. Al ser rico en antioxidantes como los flavonoides, el chocolate negro puede mejorar la salud cardiovascular al reducir la presión arterial, mejorar la circulación sanguínea y disminuir la oxidación del colesterol LDL (“colesterol malo”).
Además, un consumo moderado está relacionado con mejoras en la función cerebral, pues los flavonoides pueden aumentar el flujo de sangre al cerebro y mejorar la memoria y la concentración. También se ha observado que el chocolate negro estimula la liberación de endorfinas y serotonina, contribuyendo a una sensación de bienestar.
No beber alcohol
Evitar el alcohol o consumirlo en cantidades mínimas es otra estrategia clave para vivir más tiempo. Aunque algunos estudios han sugerido que cantidades moderadas de vino tinto podrían tener beneficios, las investigaciones más recientes indican que incluso pequeñas cantidades de alcohol pueden aumentar el riesgo de ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades crónicas.
El consumo excesivo de alcohol está asociado con daño hepático, enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo y un sistema inmunológico debilitado. Además, puede contribuir al aumento de peso, ya que aporta calorías vacías sin ningún valor nutricional.
Tomar astrágalo
El astrágalo es una planta medicinal utilizada en la medicina tradicional china por sus propiedades adaptogénicas, que ayudan al cuerpo a combatir el estrés y equilibrar las funciones biológicas. También es conocido por su capacidad para fortalecer el sistema inmunológico, proteger las células contra el daño oxidativo y reducir la inflamación.
Los compuestos activos del astrágalo, como los polisacáridos y los saponinas, tienen efectos antioxidantes que pueden retrasar el envejecimiento celular. Además, algunos estudios han sugerido que el astrágalo podría ayudar a mantener la longitud de los telómeros, las estructuras en los extremos de los cromosomas que están relacionadas con la longevidad.