Son muchos los factores que pueden ayudarnos a gozar de una buena salud, como la alimentación, la actividad física, un descanso óptimo, una buena salud mental... Todo ello radica en un mismo punto: una nutrición adecuada que aporte energía para el ejercicio y para dormir bien. De hecho, el impacto de nuestra alimentación en nuestra calidad del sueño está siendo cada vez más estudiado por la comunidad científica.
Ahora, un reciente estudio ha analizado la conexión entre la ingesta de frutas y verduras y la duración del sueño. La investigación, realizada por un equipo de la Universidad de Helsinki, el Instituto Nacional de Salud y Bienestar y la Universidad de Ciencias Aplicadas de Turku (Finlandia), se ha publicado en Frontiers in Nutrition.
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El sueño permite que nuestro cuerpo descanse y se recupere de las actividades diarias. Órganos como el corazón, los vasos sanguíneos, los músculos, las células, el sistema inmunológico y las capacidades cognitivas y de memoria dependen de un sueño regular y saludable para funcionar de manera óptima. De esta manera, el sueño reparador ocurre en ciclos nocturnos que duran entre 90 y 120 minutos y cada ciclo incluye etapas de sueño de movimientos oculares no rápidos (NREM) y REM.
Los adultos deben intentar dormir entre 7 y 9 horas por noche, aunque la tendencia actual indica que el insomnio y la reducción en la duración del sueño son cada vez más comunes debido a factores como el estrés, la comida rápida y el sedentarismo, lo que plantea problemas de salud pública como enfermedades cardiovasculares y disminución de la capacidad cognitiva.
En este nuevo estudio, los investigadores exploraron cómo la duración del sueño podría influir en el consumo de frutas y verduras y viceversa. También examinaron cómo los cronotipos (preferencia por actividades matutinas o vespertinas) podrían afectar las elecciones dietéticas y la duración del sueño. El estudio analizó respuestas de 5.043 adultos (55,9% mujeres, edad media = 55) sobre su ingesta diaria de alimentos en los últimos 12 meses, sus cronotipos y la duración típica del sueño. Se identificaron tres categorías de duración del sueño: corta (menos de 7 horas), normal (7-9 horas) y larga (más de 9 horas).
Los resultados mostraron que quienes dormían más normalmente consumían más frutas y verduras que aquellos con sueño corto o prolongado. Las diferencias significativas se observaron en el consumo de verduras de hoja verde, tubérculos, hortalizas de frutas, bayas y otras frutas frescas.
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El estudio encontró que la duración del sueño afecta la ingesta de frutas y verduras, pero los cronotipos tienen un papel menor en esta relación. De esta manera, los investigadores sugieren que intervenciones específicas en subgrupos de alimentos, como verduras de hoja verde y hortalizas de frutas, podrían tener un impacto significativo en los hábitos dietéticos. Se recomienda realizar más investigaciones, especialmente estudios longitudinales, para comprender mejor estas asociaciones y sus implicaciones para la salud pública.