Hace una semana, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó varios informes que alertaban del riesgo que presentan para la salud algunos aditivos de la comida. Concretamente, aquellos que aportan un sabor ahumado a decenas de alimentos que están a la venta en los mercados. Según la EFSA, este aditivo ahumado tiene compuestos capaces de alterar el material genético de las células de nuestro organismo, y a la larga esta genotoxicidad podría provocarnos cáncer.
Debido a lo mencionado con anterioridad, la Unión Europea busca prohibir estos aditivos, ya que los estudios elaborados no pueden asegurar que estos alimentos no provoquen severos daños en el organismo. Sin embargo, lo crucial de este asunto es saber distinguir entre aquellos alimentos con aditivos de sabor ahumado (y con genotoxicidad) de aquellos que han sido sometidos a un proceso de ahumado.
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El problema reside en que no siempre es fácil para el consumidor hacer esa distinción entre los dos tipos de alimentos. Aquellos que han pasado por el proceso de ahumado, ya sea de forma tradicional o industrial, son productos seguros como el salmón, algunos quesos y embutidos... que tienen ese sabor tan característico y, que pese a ser sanos, se recomienda no abusar de ellos. Sin embargo, a otros productos pueden haberles añadido ese aditivo cancerígeno, que resulta más barato y que imita el sabor a barbacoa. Son comunes en algunos embutidos, aperitivos o comidas precocinadas.
Entonces, ¿cómo podemos los consumidores distinguir entre un alimento ahumado seguro del que no lo es? La clave, como casi con todos los alimentos, se encuentra en la etiqueta. En ella, aquellos productos ahumados de forma segura se identifican como “humo de madera de haya”. Mientras que aquellos ahumados considerados no seguros por la UE tienen expresiones como “aroma de madera de haya” o “aroma de humo”. Como vemos, las calificaciones son muy parecidas, por lo que es importante prestar atención al etiquetado.
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Estos aromas de humo se crean mediante un proceso de combustión de madera llamado pirólisis y pueden aplicarse en embutidos para imitar el sabor de aquellos ahumados correctamente. El informe de EFSA advierte de que también pueden usarse estos aditivos en otros productos para, como su propio nombre indica, aromatizarlos. Por esto, podemos tener aromas de humo en alimentos como sopas, salsas, bebidas, patatas fritas, helados y dulces.
Los beneficios de un buen salmón ahumado
Una dieta rica, variada y equilibrada no debe excluir ningún alimento, ya que en su justa medida, todos aportan beneficios a nuestra salud. El salmón es un pescado azul que tiene de por sí múltiples nutrientes, al igual que si se consume ahumado de la manera correcta. Sin embargo, la ingesta del ahumado no debe ser tan frecuente como la del salmón fresco. El humo contiene una mayor cantidad de sal, por lo que se desaconseja que las personas hipertensas lo coman de esta manera y opten por el fresco, tal y como explica Infosalus.
Sin embargo, cabe mencionar que el salmón ahumado sí que aporta propiedades saludables a nuestro cuerpo, gracias a su alto contenido en Omega-3. Estas grasas son saludables porque, según MedlinePlus, reducen los triglicéridos y el riesgo de desarrollar una arritmia. Como indica la Fundación Española de Nutrición (FEN), es una fuente de proteínas y de vitaminas B6 y B12.