Estar sanos depende de cada uno y del modo en que cuida el cuerpo. Realizar actividad física, descansar bien y mantener un plan alimentario abundante y variado son algunas de las cosas más importantes para poder cumplir con este objetivo.
Que los alimentos consumidos aporten las cantidades necesarias de nutrientes es indispensable para gozar de buena salud. Sin embargo, esto varía de una persona a otra, por eso, siempre se recomienda realizar una consulta con un especialista.
Para favorecer la aprehensión de conocimientos que contribuyan a generar comportamientos alimentarios más equitativos y saludables por parte de la población el Ministerio de Salud de la Nación diseñó las "Guías Alimentarias para la Población Argentina".
Algunos comportamientos que benefician al organismo
– Incorporar a diario alimentos de todos los grupos y realizar al menos 30 minutos de actividad física
– Realizar 4 comidas al día (desayuno, almuerzo, merienda y cena) incluir verduras, frutas, legumbres, cereales, leche, yogur o queso, huevos, carnes y aceites
– Realizar actividad física moderada continua o fraccionada todos los días para mantener una vida activa
– Comer tranquilo, en lo posible acompañado y moderar el tamaño de las porciones
– Elegir alimentos preparados en casa en lugar de procesados
– A lo largo del día beber al menos 2 litros de líquidos, sin azúcar, preferentemente agua. No esperar a tener sed para hidratarse.
– Para lavar los alimentos y cocinar, el agua debe ser segura.
– Consumir a diario 5 porciones de frutas y verduras en variedad de tipos y colores.
– Ingerir al menos medio plato de verduras en el almuerzo, medio plato en la cena y 2 o 3 frutas por día. Su consumo disminuye el riesgo de padecer obesidad, diabetes, cáncer de colon y enfermedades cardiovasculares.
– Reducir el uso de sal y el consumo de alimentos con alto contenido de sodio. Para reemplazarla utilizar condimentos de todo tipo (pimienta, perejil, ají, pimentón, orégano). Disminuir el consumo de sal previene la hipertensión, enfermedades vasculares y renales, entre otras.
– Limitar el consumo de bebidas azucaradas y de alimentos con elevado contenido de grasas, azúcar y sal.
– Restringir el consumo de manteca, margarina, grasa animal y crema de leche.
– Consumir diariamente leche, yogur o queso, preferentemente descremados.
– Al consumir carnes quitarle la grasa visible, aumentar el consumo de pescado e incluir huevo.
– Incorporar legumbres, cereales preferentemente integrales, papa, batata, choclo o mandioca a la dieta.
– Consumir aceite crudo como condimento, frutas secas o semillas.
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