El helado es uno de los postres más queridos a nivel mundial, pero más allá de su sabor delicioso y su capacidad para refrescar en los días calurosos, este dulce congelado tiene una serie de beneficios para la salud que podrían sorprenderte. Si bien muchas personas tienden a verlo como una indulgencia ocasional, el helado ofrece más de lo que parece, desde nutrientes esenciales hasta propiedades que mejoran el estado de ánimo. Por supuesto, como con cualquier otro alimento, la clave está en disfrutarlo con moderación.
Beneficios nutricionales del helado
Contrario a lo que muchas personas creen, el helado no solo es azúcar y grasa; de hecho, es una fuente rica de nutrientes esenciales. El helado está hecho principalmente de productos lácteos, lo que lo convierte en una buena fuente de calcio, un mineral crucial para el mantenimiento de huesos y dientes fuertes. Según el National Institutes of Health (NIH) de los EEUU, el calcio es vital para prevenir enfermedades óseas como la osteoporosis, especialmente en las mujeres mayores de 50 años y los hombres mayores de 70.
Además del calcio, el helado también aporta vitaminas A, D y B12. La vitamina A es fundamental para la salud ocular y la función inmune, mientras que la vitamina D ayuda en la absorción del calcio. La vitamina B12 es esencial para la formación de glóbulos rojos y el mantenimiento del sistema nervioso. Por lo tanto, no solo se trata de un capricho indulgente, sino también de un alimento que puede ofrecer beneficios reales cuando se consume de manera equilibrada.
Una dosis de felicidad en cada cucharada
El helado también tiene un efecto en la mente. Numerosos estudios demostraron que consumir ciertos alimentos puede mejorar el estado de ánimo, y el helado es un claro ejemplo de ello. Este producto, especialmente en sus versiones cremosas, es conocido por su capacidad para liberar dopamina y serotonina, neurotransmisores conocidos como las “hormonas de la felicidad”.
La dopamina está asociada con la sensación de recompensa y el placer, mientras que la serotonina tiene un efecto calmante y contribuye al bienestar emocional.
De acuerdo con un estudio publicado en la Journal of Clinical Nutrition, el helado, al contener azúcares y grasas, puede ayudar a mejorar temporalmente el estado de ánimo al inducir estos efectos químicos en el cerebro. Por eso, no es raro que muchas personas recurran al helado en momentos de estrés o tristeza, buscando consuelo en su textura suave y su sabor dulce.
Energía rápida: el helado como fuente de calorías
También un alimento calórico, lo que significa que puede proporcionar un aumento rápido de energía cuando se necesita. La combinación de azúcares y grasas en el helado lo convierte en una fuente inmediata de calorías, lo que puede ser útil, por ejemplo, durante una actividad física intensa o un día ajetreado cuando se necesita un impulso rápido de energía.
Un estudio de la Harvard T.H. Chan School of Public Health señala que los alimentos ricos en grasas y azúcares, como el helado, pueden ser beneficiosos en situaciones donde se necesita un aumento rápido de energía, aunque también advierte que el consumo excesivo puede llevar a un aumento de peso no saludable a largo plazo.
Probióticos en el helado: una ayuda para la digestión
Otro de los beneficios menos conocidos del helado es su potencial para contribuir a una digestión saludable. El helado está hecho de productos lácteos, que contienen probióticos, bacterias beneficiosas que promueven un microbioma intestinal equilibrado. Estas bacterias pueden ser útiles para mejorar la digestión y la absorción de nutrientes.
La investigación publicada en la American Journal of Clinical Nutrition sugiere que los probióticos juegan un papel fundamental en la salud intestinal, ayudando a equilibrar la flora bacteriana del intestino y mejorando el sistema digestivo en general. Incluir helado moderadamente en la dieta podría ser una forma sabrosa de beneficiar la salud digestiva.
El helado como experiencia social
Más allá de sus beneficios nutricionales y emocionales, el helado también juega un papel importante en las interacciones sociales. Compartir un tazón de helado con amigos o familiares no solo fortalece los lazos emocionales, sino que también genera momentos de bienestar mental.
Un estudio realizado por la American Psychological Association sugiere que las actividades sociales como compartir comidas pueden reducir el estrés y promover un sentido de pertenencia y satisfacción emocional. Así que la próxima vez que disfrutes de un helado en compañía, recuerda que también estás contribuyendo a tu salud mental.