El café y el té, dos de las infusiones más consumidas a nivel mundial, no solo se destacan por su sabor y tradición, sino también por los beneficios que su consumo moderado puede aportar a la salud. El interés científico por estas infusiones creció considerablemente, y diversos estudios mostraron que, además, son una fuente de energía.
Qué es más saludable: té o café
Estas dos bebidas funcionan muy bien en conjunto. Tanto el té como el café tienen pros en diversas cuestiones de la salud, como enfermedades, concentración o longevidad. Siempre que su consumo sea medido y no en exceso, ambas bebidas aportarán a la salud.
Ambos contienen compuestos bioactivos como la cafeína, los polifenoles y antioxidantes, que contribuyen a mejorar diversas funciones del organismo, desde la concentración hasta la protección cardiovascular.
Los beneficios del té para la salud
En cuanto a la concentración, la cafeína, presente tanto en el café como en el té, es el componente clave que mejora la atención y mantiene el cerebro alerta. Un estudio de 2016 realizado en Estados Unidos y Canadá concluyó que la cafeína mejora la capacidad de concentración y reduce el tiempo de reacción.
Sin embargo, su consumo excesivo puede generar nerviosismo y excitación, lo cual afectaría negativamente el rendimiento. En un análisis realizado por la Universidad de Surrey en el Reino Unido, se comparó el efecto de consumir 4 tazas de café o té al día y se observó que ambos tenían efectos similares en el estado de alerta y la cognición.
Sin embargo, el té presentó una ventaja: aunque contenía suficiente cafeína para mejorar el rendimiento, no era tan alto su contenido como para interferir con el sueño. Por lo tanto, el té es recomendado para largas jornadas de trabajo o estudio.
En lo relacionado con la diabetes, aunque el té no contiene ácido clorogénico como el café -que se demostró en estudios que mejora la sensibilidad a la insulina y control de azúcar en la sangre-, sí posee otros compuestos vegetales que pueden ayudar en el control del azúcar en sangre.
En cuanto al estrés, los estudios coinciden en que el té es la bebida que mejor ayuda a contrarrestarlo. Según una investigación de la Universidad de Basilea en 2017, consumir té verde o negro en momentos de estrés puede reducir los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés.
Otro estudio del University College London en 2007 mostró resultados similares. Este efecto calmante se debe en parte a la L-teanina, un compuesto que se encuentra en el té, especialmente en el verde y negro, y que promueve la relajación. La L-teanina también se incluye en algunos suplementos de melatonina para favorecer el sueño. Si se busca relajación, el té es la opción más adecuada.
En cuanto a la longevidad, quienes consumen café o té habitualmente tienen una mayor esperanza de vida que aquellos que no lo hacen, según diversas investigaciones.
Un estudio reciente de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH), publicado en septiembre, encontró que las personas que bebían al menos dos tazas de té al día tenían entre un 9% y un 13% menos de riesgo de muerte en comparación con quienes no lo bebían.
Los beneficios del café para la salud
El café aporta entre 1,1 y 1,8 gramos de fibra por taza, dependiendo de su tipo (filtrado, expreso o instantáneo), según un estudio del Departamento de Metabolismo y Nutrición del Instituto del Frío en Madrid. Dado que la recomendación diaria de fibra es de 25 gramos, consumir dos o tres tazas de café puede contribuir a alcanzar esa meta.
En cuanto al microbioma intestinal, compuesto por millones de bacterias beneficiosas y polifenoles, el café se destaca por tener una mayor concentración de estos compuestos en comparación con el té verde. Según un análisis de 2018 de la Universidad de Harvard, los microbios en el intestino de los consumidores habituales de café se diferencian de los de los bebedores de té, lo que sugiere que el café podría ser más beneficioso para la salud intestinal.
En lo relacionado con la salud cardiovascular, un estudio de la Universidad de Southampton concluyó que tanto el café como el té reducen el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares. Aunque los resultados no son definitivos, los polifenoles y antioxidantes presentes en ambas bebidas parecen ofrecer un efecto protector.
Además, ensayos clínicos sugieren que el té verde podría mejorar ligeramente la presión arterial y el colesterol, y que el café descafeinado también podría reducir el riesgo de enfermedades cardíacas en consumidores de 2 a 4 tazas diarias.
Numerosos estudios, incluidos metanálisis como el realizado por la Universidad de Fudan en Shanghái, han encontrado que el consumo habitual de café está asociado con menores tasas de cáncer, con una reducción del riesgo de hasta un 13% en comparación con quienes no beben café.
Investigaciones adicionales han vinculado el café con menores riesgos de cáncer colorrectal, de próstata, de hígado y de endometrio, entre otros. A pesar de los numerosos estudios, las conclusiones no son absolutas.
En relación con la diabetes, grandes estudios mostraron que los bebedores habituales de café tienen menos probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2. Aunque la cafeína en el café puede provocar un aumento temporal en los niveles de azúcar en sangre, los polifenoles como el ácido clorogénico parecen mejorar la sensibilidad a la insulina.
Un metanálisis de la Universidad de Harvard indicó que quienes consumen hasta 4 tazas de café al día tienen un 25% menos de riesgo de desarrollar diabetes, y quienes consumen café descafeinado tienen un 20% menos de riesgo.
Finalmente, diversos estudios científicos sugieren que los bebedores regulares de café o té tienden a vivir más tiempo que aquellos que no los consumen. Un análisis reciente de casi 172.000 personas descubrió que aquellos que consumían entre 2,5 y 4,5 tazas de café al día tenían un 30% menos de probabilidades de morir durante un período de 7 años en comparación con quienes no bebían café, incluso si lo consumían con azúcar.
Qué pasa si tomo café todos los días
El consumo excesivo de café puede desembocar en efectos adversos para la salud. Existe una preocupación creciente: la dependencia a la cafeína. Las personas que desarrollan esta relación de dependencia pueden enfrentar síntomas de abstinencia como “dolores de cabeza y fatiga” al dejar de consumirla.
A pesar de que un consumo moderado de café se asocia con grandes beneficios para el cuidado de la salud, el exceso trae consigo complicaciones.
Entre los problemas más comunes se encuentran ansiedad e insomnio, un aumento de la frecuencia cardíaca y la presión arterial y malestar estomacal, que afecta regularmente a quienes exceden la ingesta recomendada.