Para diversas personas, comer de forma saludable ha dejado de ser solo una cuestión de contar calorías o evitar ciertos alimentos. En su lugar, prácticas como la alimentación consciente e intuitiva han ganado terreno, ofreciendo un enfoque más holístico centrado en la relación con la comida y las señales que emite el cuerpo. Estas prácticas no solo promueven una alimentación más equilibrada, sino que también tienen efectos positivos en la salud física y mental, según distintos estudios.
Alimentación consciente e intuitiva
Aunque tienen puntos en común, la alimentación consciente y la intuitiva son dos enfoques distintos. La primera implica prestar atención plena a cada aspecto de la comida, desde el sabor hasta el aroma y la textura, sin distracciones externas como el teléfono o la televisión. El objetivo es estar presente en el momento, masticar despacio y notar cómo el cuerpo reacciona, lo que ayuda a evitar comer en exceso por impulso o distracción.
Por otro lado, la alimentación intuitiva, concepto popularizado por las nutricionistas Evelyn Tribole y Elyse Resch en 1995, se basa en escuchar y confiar en las señales naturales del cuerpo para decidir qué, cuándo y cuánto comer. Esto implica desconectar con las reglas impuestas por la cultura de la dieta y centrarse en cómo el cuerpo se siente, permitiendo comer hasta sentirse satisfecho, pero no excesivamente lleno. Ambos enfoques promueven una relación más relajada y saludable con la comida, en lugar de enfocarse en la restricción o el control del peso.
Beneficios de la alimentación intuitiva
Un estudio de 2022 publicado en la American Journal of Health Promotion encontró que las mujeres que practicaban esta forma de alimentación tenían menor índice de masa corporal (IMC), menos angustia psicológica y tasas de trastornos alimentarios más bajas. A lo largo de ocho años, las participantes con una mayor adherencia a la alimentación intuitiva también mostraron un menor riesgo de desarrollar síntomas depresivos y problemas de autoestima.
Además, la alimentación intuitiva parece tener un impacto positivo en la imagen corporal. La investigación sugiere que esta práctica ayuda a las personas, especialmente a las mujeres adultas, a apreciar y respetar su cuerpo, lo que refuerza una percepción corporal más positiva.
Asimismo, un estudio reciente de 2024, publicado en la revista Apetito, también reveló que las madres que llevan adelante la alimentación intuitiva tienden a tener hijas adultas que siguen sus pasos, lo que indica que esta práctica puede transmitir hábitos alimentarios saludables y un mayor bienestar emocional de generación en generación.
Beneficios de la alimentación consciente
Por su parte, la alimentación consciente también tiene efectos comprobados sobre la salud física y mental. Un estudio publicado en 2024 en la revista Cureus mostró que las personas con diabetes tipo 2 que practicaban alimentación consciente tenían un IMC más bajo y niveles inferiores de hemoglobina A1C, un marcador clave del control glucémico. Esta práctica también ha sido relacionada con una reducción de la alimentación emocional y descontrolada, según un estudio de 2022 en la revista Eating and Weight Disorders.
Además, hay evidencia emergente de que la alimentación consciente puede mejorar marcadores importantes de salud, como la regulación de la glucosa, el perfil de lípidos y los niveles de inflamación en el cuerpo. Estos beneficios sugieren que prestar atención plena al acto de comer puede tener un impacto positivo en diversas condiciones metabólicas, ayudando a las personas a mejorar su bienestar general sin recurrir a dietas estrictas o restrictivas.
Cabe destacar que algunos estudios sugieren que ambas prácticas pueden estar asociadas con mejoras en la regulación metabólica y la salud cardiovascular, lo que las convierte en alternativas atractivas para quienes buscan una relación más equilibrada con la comida, libre de las restricciones tradicionales impuestas por las dietas.
Cómo empezar a cambiar la forma de comer
Para comenzar con la alimentación intuitiva, los expertos recomiendan dejar de ver los alimentos como “buenos” o “malos” y darse permiso incondicional para disfrutar de todos los alimentos sin culpa. Escuchar las señales de hambre y saciedad es clave: utilizar una escala del 1 al 10 para evaluar los sentimientos antes, durante y después de comer. El objetivo es parar al sentirse satisfecho, pero no completamente lleno.
En cuanto a la alimentación consciente, el primer paso es eliminar las distracciones mientras se come. Esto permitirá enfocarse en el sabor, la textura, el aroma e incluso el sonido de los alimentos. Comer despacio y masticar bien ayuda a mejorar la digestión y aumenta la sensación de saciedad, lo que puede prevenir el comer en exceso.
Rachel Marshall, psicóloga experta en problemas de alimentación, también destaca que estas prácticas ayudan a reducir el estrés y la ansiedad relacionados con la comida, lo que permite disfrutar más de cada comida y eliminar los ciclos de dietas restrictivas.
Además, como ventaja añadida, hay menos posibilidades de comer en exceso cuando no se restringen ciertos alimentos, ya que el cuerpo aprende a autorregularse y a disfrutar de lo que realmente necesita.
Al final, tanto la alimentación consciente como la intuitiva buscan lo mismo: desarrollar una relación más positiva y equilibrada con la comida, basada en la confianza en las señales del cuerpo y el disfrute de cada bocado.