*Grupo INECO es una organización dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades mentales. A través de su Fundación INECO, investiga el cerebro humano.
La depresión es una enfermedad multicausal, resultado de interacciones complejas entre factores sociales, psicológicos y biológicos. A pesar de esto, el dualismo cartesiano, donde la mente y el cuerpo son entes separados, caracteriza la práctica médica y las concepciones sociales desde hace años.
“Es muy común que se olviden los factores psicológicos que precipitan y agravan las enfermedades médicas, y se dejen de lado las posibles variables orgánicas y biológicas que podrían estar influyendo en los trastornos psicológicos”, comentó la licenciada Julieta Del Negro, integrante del Departamento de Psicoterapia de INECO.
En línea con ello, la profesional agregó: “No obstante, disciplinas como la psicoinmunoneuroendocrinología se dedican a estudiar los diferentes mecanismos fisiopatológicos detrás del desarrollo de la depresión, y concluyen que el límite entre lo biológico y lo mental es más difuso de lo que creíamos”.
El ambiente en el cual se encuentra un individuo y su personalidad tienen la capacidad de secretar hormonas y modular el sistema inmunológico, e incluso pueden alterar la expresión genética, generando mayor susceptibilidad a distintas enfermedades. A su vez, el cerebro recibe constantemente señales químicas de distintas partes del cuerpo, por lo que diferentes alteraciones biológicas presentan también síntomas anímicos y conductuales.
La licenciada en Psicología de INECO explicó que los síntomas depresivos en particular se han visto asociados a alteraciones endocrinas, inmunoinflamatorias y autoinmunes, sistémicas, metabólicas y otras enfermedades crónicas, así como también a deficiencias de vitaminas, el uso de ciertos medicamentos y trastornos neurológicos.
A continuación, la licenciada Del Negro compartió una serie de sugerencias para tener en cuenta y lograr disminuir la vulnerabilidad a la depresión:
Considerar la gran influencia de las enfermedades médicas sobre el cerebro, recordando que si no se realiza el tratamiento indicado por el médico o si se deja de tomar la medicación, es posible que los síntomas depresivos vuelvan a aparecer.
Las mujeres cuentan con aproximadamente el doble de probabilidades de padecer depresión, por lo que es importante tener en cuenta factores como los ciclos menstruales, la deficiencia de alguna hormona, el embarazo y el período postparto, cuando aparecen síntomas del estado de ánimo.
Al dormir, se restauran todos los procesos fisiológicos del cuerpo, por lo que si el sueño se ve alterado, se afecta el procesamiento cognitivo y, de ese modo, la capacidad de afrontar desafíos diarios.
La luz solar regula los ritmos circadianos. Si estos se alteran, se genera una desalineación de los ritmos metabólicos, hormonales y comportamentales, lo cual podría estar relacionado con la fisiopatología de la depresión.
Las alteraciones de la microbiota intestinal, producto del consumo de alimentos ultraprocesados, refinados y con alto índice de grasas trans, generan una activación inmune persistente de bajo grado, lo cual afecta la función del sistema nervioso central.
El ejercicio físico no solo ayuda a liberar endorfinas, involucrarse en una actividad gratificante y compartir espacios sociales, sino que también actúa a nivel biológico: a niveles moderados, estimula una correcta respuesta inmune y regula el eje neuroendocrino del estrés, lo cual ayuda a evitar la depresión.
Tratar de evitar el consumo de sustancias y los comportamientos adictivos como, por ejemplo, apuestas o juego patológico, uso intensivo del celular, entre otros. Estos se encuentran relacionados con la depresión por el impacto psicosocial que producen, por su efecto en el cerebro, desensibilizando el circuito de recompensas y generando anhedonia (falta de placer). También se vinculan con la depresión por los síntomas de abstinencia cuando se intenta disminuir el consumo y por cómo estas sustancias interactúan con los genes.
Aprender diversos mecanismos para enfrentarse al estrés puede ser de gran utilidad. Los mismos pueden ser adquiridos mediante terapias cognitivo conductuales y técnicas mente-cuerpo (como respiraciones, mindfulness, o yoga) que ayudan a conectar con el presente, disminuyen pensamientos depresivos, y activan el sistema nervioso parasimpático, disminuyendo así el estado de hiperactivación neuroendocrina del estrés crónico y restaurando los circuitos cerebrales.
Cuando se realizan diagnósticos de diabetes o hipertensión, no se suele dudar en tomar la medicación. Los antidepresivos cumplen el mismo rol en la depresión, por lo cual se debería tomar la misma actitud frente a ellos. Además de la terapia, son una línea de defensa extra fundamental contra los síntomas depresivos, ya que muchas veces es imposible mejorar sin regular farmacológicamente los aspectos biológicos alterados.