Las frutas y verduras son indispensable en una dieta saludable. La gran mayoría de ellas destacan por alto contenido de vitaminas, minerales, y fibra. Por tanto, incorporal en la alimentación ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la digestión y reducir el riesgo de enfermedades crónicas como la diabetes tipo 2 y las afecciones cardíacas.
Ahora bien, cada una tiene sus características propias, tanto en sabor, como en propiedades. Así, son muchas los factores que hacen que los consumidores se decanten por unos productos u otros. No obstante, las personas con problemas gastrointestinales deberían establecer el kiwi como un habitual en la dieta, ya que según los últimos estudios este podría llegar a ser muy beneficioso para la salud intestinal.
Cuáles son los beneficios del kiwi
El kiwi es una excelente fuente de fibra. Así pues, para una mejor absorción de la misma se recomienda lavar y cortar la fruta sin retirar la piel. De igual forma, diversas investigaciones han resaltado los beneficios que ofrece el consumo de kiwi en el sistema digestivo. Entre sus principales aportes, se encuentra su capacidad para agregar volumen a las heces, facilitando su desplazamiento a través del colon y aliviando así problemas de estreñimiento.
Además, se ha demostrado que reduce la hinchazón y el malestar digestivo y acelera el tránsito de las heces a través del colon. De igual modo, su alto contenido de prebíoticos favorece el crecimiento de probíoticos, las bacterias y levaduras beneficiosas para el intestino, contribuyendo así a una microbiota más saludable y resistente. Así pues, el kiwi aporta también una importante cantidad de potasio, un mineral esencial para el correcto funcionamiento del organismo. Este fruto contribuye a la regulación del equilibrio de líquidos y es fundamental para la actividad muscular y nerviosa. Además, su consumo puede ayudar a mantener una presión arterial saludable.
Por otra parte, el kiwi también destaca por su alto contenido en vitamina C. Lo que ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, permitiendo al organismo combatir contra enfermedades de todo tipo. De igual forma, también es el aliado perfecto para terminar con la fatiga, ya que facilita la absorción del hierro. Además, un kiwi contiene el 7% de la cantidad diaria necesaria de vitamina E, por lo que su ingesta también ayuda a mejorar la salud cardíaca.
La elevada cantidad de vitamina D Y C del kiwi hacen que este sea también una importante fuente de antioxidantes. Estos nutrientes ayudan a contrarrestar el daño celular provocado por los radicales libres, que se generan a partir de la exposición a la radiación solar, la contaminación atmosférica y las actividades cotidianas.
Por último, el kiwi también es reconocido por su alto contenido de vitamina K, un nutriente clave para la coagulación sanguínea y la salud ósea. Esta vitamina contribuye a la síntesis de proteínas necesarias para la coagulación, ayudando a prevenir hemorragias excesivas, y desempeña un papel importante en la regulación del metabolismo óseo, lo que favorece la fortaleza y densidad de los huesos.
Cómo incluir el kiwi en la dieta
El kiwi es un alimento versátil que se puede incluir en la dieta de múltiples formas. Puede comerse fresco y sin aditivos, cortado en rodajas o en cubos. También es un ingrediente ideal para ensaladas, tanto de frutas como de verduras, donde aporta un toque de acidez y dulzura. Para el desayuno, se puede añadir a yogures, cereales o batidos, aportando así una dosis extra de vitaminas. Otra opción es utilizarlo en postres como tartas, mousses o sorbetes, aprovechando su textura y sabor.