La vitamina D es un nutriente esencial para el fortalecimiento y la salud de los huesos. Tal y como indica el portal web especializado en medicina, Mayo Clinic, el cuerpo humano solo es capaz de absorber el calcio cuando la vitamina D está presente.
La vitamina D también juega un papel fundamental en diversas funciones del organismo. Así, sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes y neuroprotectoras favorecen la salud del sistema inmunológico, apoyan la función muscular y estimulan la actividad de las células cerebrales, contribuyendo a un bienestar integral.
En los últimos años, el déficit de vitamina D se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar patologías como ciertos tipos de cáncer, diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico y trastornos infecciosos y autoinmunes. Aunque la evidencia científica aún no respalda firmemente su papel protector contra estas enfermedades, crece la preocupación entre los pacientes, que recurren a la ingesta de una suplementación alimentaria para prevenir posibles deficiencias.
Cuánta vitamina D necesita una persona
La principal fuente de vitamina D es la exposición solar, que aporta aproximadamente el 80% de lo necesario con solo 10 a 15 minutos diarios sin protección solar. El 20% restante proviene de alimentos como el aceite de hígado de bacalao, salmón, sardinas, caballa, atún, champiñones y la yema de huevo.
La cantidad de vitamina D necesaria varía según la persona. Para bebés hasta 12 meses se recomiendan 400 UI, para niños y adolescentes de hasta 18 años, 600 UI, y en adultos, 600 UI hasta los 70 años y 800 UI a partir de esa edad. Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia también deben consumir 600 UI diarias.
Sin embargo, algunas personas pueden necesitar dosis adicionales. Las publicaciones de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) recomienda no tomar suplementos de vitamina D en dosis superiores a las ingestas dietéticas de referencia recomendadas en adultos sanos menores de 75 años. Por otra parte, los expertos han identificado ciertos grupos que pueden beneficiarse de una suplementación de vitamina d.
Entre estos grupos están los niños y adolescentes menores de 18 años, que podrán prevenir el raquitismo nutricional y disminuir la incidencia de infecciones respiratorias a través de una dosis mayor. Para los mayores de 75 años, una suplementación adecuada de vitamina D podría contribuir a reducir el riesgo de mortalidad. Las mujeres embarazadas también se encuentran en esta lista, ya que una dosis más alta podría ayudar a disminuir la posibilidad de preeclampsia, muerte intrauterina, parto prematuro y nacimientos de bajo peso.
Qué pasa si tomas vitamina D en exceso
Ahora bien, se forme o no parte de los colectivos antes mencionados, es importante consultar a un profesional de la salud antes de comenzar a tomar cualquier tipo de suplemento. En este sentido, hay que tener en cuenta que consumir vitamina D en exceso puede provocar hipervitaminosis D, una intoxicación que generalmente ocurre por el uso excesivo de suplementos. Como la vitamina D es liposoluble, se acumula en el cuerpo y puede llevar a niveles peligrosamente altos de calcio en la sangre (hipercalcemia). Los síntomas más comunes de hipercalcemia incluyen náuseas, vómitos, debilidad muscular, dolor de cabeza, y en casos graves, daño renal, pérdida de masa ósea y problemas cardíacos.
Según la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, el límite seguro para la mayoría de los adultos es de 4.000 UI diarias, pero las dosis deben ser supervisadas para evitar efectos adversos.