Este es el tipo de dieta que puede reducir los problemas de memoria a largo plazo y prevenir el Alzheimer

Varios estudios han encontrado una relación entre ciertos alimentos de esta dieta y un menor riesgo de Alzheimer

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Alimentos de la dieta MIND (Shutterstock España)
Alimentos de la dieta MIND (Shutterstock España)

Nuestra dieta diaria tiene un impacto directo en la memoria y en nuestras habilidades cognitivas, ya sea positivo o negativo. De hecho, existe un tipo de dieta conocido como dieta MIND (Mediterranean-DASH Intervention for Neurodegenerative Delay) que ha mostrado una asociación con un menor riesgo de deterioro cognitivo y la aparición de Alzheimer. El último de esos estudios acaba de ser publicado en la revista Neurology.

El principal objetivo de la dieta MIND es proteger la salud cerebral mediante la selección de alimentos que, según las investigaciones, tienen un impacto positivo en la función cognitiva. La dieta se enfoca en patrones alimentarios que disminuyen la inflamación, el estrés oxidativo y otros factores que contribuyen a la degeneración cerebral, mediante la selección y la limitación de según qué comidas.

Las verduras de hoja verde, como la espinaca, col rizada y acelgas, son componentes esenciales de esta dieta, ya que son ricas en antioxidantes y vitamina K, lo que contribuye a la salud cerebral. Se sugiere consumir al menos seis porciones a la semana. Además de las verduras de hoja verde, se recomienda incluir una variedad de otras verduras no almidonadas en la dieta diaria. Vegetales como el brócoli, los pimientos y los tomates son opciones ideales debido a su bajo contenido calórico y alta densidad de nutrientes.

Los frutos secos, como las nueces, almendras y avellanas, también son parte clave de la dieta MIND, ya que son ricos en grasas saludables, antioxidantes y vitamina E, nutrientes que protegen las células cerebrales del daño oxidativo. Se recomienda consumir frutos secos al menos cinco veces por semana para obtener sus beneficios neuroprotectores.

Por otra parte, legumbres como las lentejas, garbanzos y habichuelas, son ricas en proteínas vegetales y fibra, lo que ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en la sangre, un factor importante para la salud cerebral. Se aconseja consumir legumbres al menos tres veces por semana como parte de una dieta equilibrada.

El pescado, especialmente los grasos como el salmón, sardinas y caballa, aporta ácidos grasos omega-3, que tienen propiedades antiinflamatorias y neuroprotectoras. Consumir pescado al menos una vez por semana es esencial para aprovechar estos beneficios.

Las carnes magras de aves, como el pollo y el pavo, son una fuente saludable de proteínas recomendadas en la dieta MIND, con un consumo sugerido de al menos dos veces por semana. Además, el aceite de oliva, especialmente el aceite de oliva virgen extra, es la principal fuente de grasa recomendada, ya que es rico en grasas monoinsaturadas que benefician tanto al corazón como al cerebro.

El vino tinto también se incluye en la dieta MIND de manera moderada. Se permite una copa al día debido a su contenido en resveratrol, un antioxidante que puede tener propiedades protectoras para el cerebro. Sin embargo, el consumo de alcohol no es esencial en esta dieta y debe hacerse con moderación.

La neuróloga Miriam Emil Ortíz ha redactado un curso con una serie de pautas para retrasar la enfermedad del Alzheimer

Alimentos a evitar en la dieta MIND

Por otro lado, la dieta MIND recomienda limitar ciertos alimentos, como la mantequilla, la margarina y el queso, que deben ser restringidos a menos de una cucharada al día debido a su contenido en grasas saturadas, que pueden aumentar el riesgo de deterioro cognitivo.

Las carnes rojas, como el cerdo, cordero y carne de res, deben limitarse a menos de cuatro porciones por semana, porque son ricas en grasas saturadas que se han relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cerebrales. Asimismo, se recomienda evitar los alimentos fritos y la comida rápida, así como los dulces y pasteles también deben ser consumidos con moderación debido al alto contenido de azúcar, que puede contribuir al deterioro cognitivo.

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