No es un placebo: practicar la meditación alivia la sensación de dolor

Un estudio demuestra que la meditación consciente reduce los patrones de actividad cerebral asociados con el dolor

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Una mujer medita sobre una
Una mujer medita sobre una esterilla de yoga (Shutterstock España)

La ciencia es capaz de medir los niveles de azúcar en sangre, el colesterol e incluso la reserva ovárica de la mujer. Como cantidades cuantificables, no es demasiado difícil establecer un sistema de medición. Pero, ¿cómo se mide el dolor? ¿Cómo podemos colocar en una escala el dolor que experimenta una persona? Aunque se han desarrollado varias técnicas, no cabe duda de que se trata de una sensación muy compleja y multifacética. Prueba de ello son los placebos, que sin tener ningún tipo de capacidad farmacológica, pueden ofrecer un alivio.

Hace décadas que los expertos han considerado la meditación como un placebo, aunque una reciente investigación lo ha desmentido: meditar alivia la sensación de dolor. El estudio, publicado en la revista Biological Psychiatry, lo ha llevado a cabo la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) y se ha servido de avanzadas tecnologías de imágenes cerebrales para comparar los efectos de la meditación consciente en la reducción del dolor.

Esta práctica no solo aminoró la intensidad del dolor de los pacientes, sino que también redujo los patrones de actividad cerebral asociados con el dolor y las emociones negativas. “La mente es extremadamente poderosa y todavía estamos trabajando para entender cómo se puede aprovechar para el manejo del dolor“, explica el doctor Fadel Zeidan, profesor de anestesiología de la Universidad de California en San Diego. “Al separar el dolor del yo y renunciar al juicio evaluativo, la meditación consciente puede modificar directamente la forma en que experimentamos el dolor de una manera que no requiere medicamentos, no cuesta nada y se puede practicar en cualquier lugar”.

El estudio contó con la participación de 115 personas (algunas de ellas sanas) en cuatro intervenciones: una meditación de atención plena guiada, una meditación de atención plena simulada de respiración profunda, una crema placebo (vaselina) con la que se les hizo creer que reducía el dolor y, como control, un grupo escuchó un audiolibro.

Reducir la actividad de las neuronas del dolor

Mediante el análisis de patrones multivariados (MVPA), los investigadores observaron los patrones de actividad cerebral de los participantes durante las distintas intervenciones. Con diferencia, la meditación plena fue la técnica más efectiva para reducir el dolor, que también reducía la sincronización entre las áreas cerebrales involucradas en la introspección, la autoconciencia y la regulación emocional. Estas regiones del cerebro forman lo que se conoce como la señal neuronal del dolor (NPS), que es la estructura que está preparada para recibir el estímulo doloroso.

Por su parte, la crema placebo y la meditación de atención plena simulada no mostraron ningún cambio reseñable en la NPS en comparación con los controles. Lo que hicieron fue activar algunos mecanismos cerebrales completamente separados con poca superposición.

“Durante mucho tiempo se ha asumido que el efecto placebo se superpone con los mecanismos cerebrales desencadenados por tratamientos activos, pero estos resultados sugieren que, en lo que respecta al dolor, esto puede no ser así”, explica el doctor Zeidan. “En cambio, estas dos respuestas cerebrales son completamente distintas, lo que respalda el uso de la meditación consciente como una intervención directa para el dolor crónico, en lugar de como una forma de aprovechar el efecto placebo”.

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