Curado, en lonchas, azul o tierno. Hay muchos tipos de queso y la intensidad de su sabor depende de varios factores. Ahora bien, si algo es seguro es que este producto levanta pasiones entre cientos de miles de adeptos.
Así, el queso se puede introducir en la preparación de pastas, ensaladas, tortillas o postres. Aunque lo cierto es que no es necesario elaborar grandes recetas, ya que es un producto que no necesita compañía. Por el contrario, es capaz de conquistar cualquier paladar tan solo con la degustación de uno de sus ejemplares.
Propiedades nutricionales del queso
El queso comparte la mayor parte de sus propiedades nutricionales con la leche. Por tanto, constituye una importante fuente de calcio, proteínas y vitaminas. Por otro lado, su composición nutricional varía según la cantidad de agua utilizada en su elaboración; a menor cantidad de agua, mayor concentración de nutrientes por cada 100 gramos.
Así bien, el queso contiene proteínas de alto valor biológico en cantidad superior a la de la leche, las cuales son esenciales para formar, reparar y mantener los tejidos corporales. El calcio, un mineral crucial para el cuerpo humano, contribuye a la formación y mantenimiento de dientes y huesos sanos y es esencial para el correcto funcionamiento del sistema nervioso y muscular. Además, el queso es rico en vitaminas A y D, que facilitan la absorción del calcio y mantienen la salud ósea y dental. También contiene vitaminas del grupo B, destacando la B12, B9 (ácido fólico), B1 (tiamina) y B2 (riboflavina).
Sin embargo, no todo son alabanzas. Algunos tipos de queso son muy fuertes para el organismo, por lo que digestión es un proceso complejo. Por otro lado, aunque los efectos en el cuerpo humano dependan de cada variedad de queso, lo cierto es que este es un producto que no está indicado para todo el mundo.
Qué personas no deberían comer queso
Las personas alérgicas o intolerantes a la leche o a la lactosa son el principal y más evidente grupo de personas que tienen contraindicado el consumo de queso. Las reacciones a la ingesta pueden variar desde síntomas leves, como picazón y urticaria, hasta situaciones más graves que incluyen la dificultad para respirar o el shock anafiláctico.
Por otro lado, según indica el portal especializado Medical News Today. El queso es uno de los productos que deberían reducir las personas que sufran de una presión arterial alta. Esto se debe al alto porcentaje de sodio del que está compuesto el queso. Ante esto, en casos como el del queso de Burgos, la Fundación Española de Nutrición (FEN), aconseja que las personas hipertensas que consuman este tipo de queso lo hagan en la versión sin sal. Del mismo modo, la reducción del queso de la dieta también se aplica a otras personas que sigan dietas libres de sodio, como diabéticos o pacientes con insuficiencia renal crónica u otras enfermedades graves en el hígado.
Finalmente, debido a las altas cantidades de grasas saturas que lo componen, el queso también está contraindicado para quienes tengan algún tipo de cardiopatía. De no seguir estas recomendaciones, podrían elevarse los niveles de colesterol malo y triglicéridos en las arterias, lo que incrementa el riesgo de sufrir un ataque al corazón.