La variedad de la uva es muy importante para entender un vino. En España acostumbramos a disfrutar de vinos elaborados con uvas locales, aunque también de algunas de las más famosas variedades foráneas. La Tempranillo, Garnacha o Mencía son algunas de las variedades tintas más sonadas, mientras que las Verdejo y Albariño llenan las botellas de algunos de los vinos blancos más prestigiosos del país. Pero hay otras variedades, menos conocidas, a las que merece la pena seguir la pista.
En el caso de uvas como la Tinto Fragoso, las últimas vides desaparecieron hace años, convirtiéndose así en una variedad extinta durante décadas. No obstante, entidades y bodegas se han embarcado en una suerte de arqueología vitícola para reconstruir y recuperar esta y otras variedades ancestrales que pueden convertirse en las autoras del vino del futuro. En esta empresa se ha embarcado la bodega Finca Río Negro, un negocio familiar que ha apostado por recuperar esta variedad de uva tinta autóctona de la Mancha.
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La familia Fuentes, de la finca Río Negro, lleva más de dos décadas recuperando la tradición vinícola de Cogolludo, un pueblo de la provincia de Guadalajara cuya historia ha estado íntimamente ligada al universo vitivinícola. Este pequeño pueblo de unos 600 habitantes resalta en el mapa casi tanto como antaño lo hizo siendo señorío de los Duques de Medinaceli. Ya Felipe ‘el Hermoso’ y Juana ‘la Loca’ quedaron prendados de la calidad de los vinos de la localidad en su visita al Palacio de los Duques durante su luna de miel, hace más de cinco siglos, cómo ellos mismos reflejaron en su diario de viajes.
Desde la Edad Media hasta principios del siglo XX, el vino fue el motor económico de la región, tal y como lo demuestran numerosos documentos históricos que atestiguan compraventas, herencias y donaciones de los Duques de Medinaceli a diferentes familiares o sirvientes. Con la llegada al pueblo de la filoxera, la plaga más devastadora en la historia de la viticultura mundial, esta tradición se perdió y el pueblo se centró en otros servicios. Ahora la localidad y sus vinos vuelven a destacar gracias a Bodegas Finca Río Negro, un negocio que ha rescatado la tradición vinícola de la zona y que lo ha hecho con un producto único: los vinos de altura.
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En su búsqueda constante por elaborar un vino único, distinto a todos aquellos que ya se elaboran en España, la bodega amplió su viñedo en 2020 con 1,8 hectáreas de Tinto Fragoso, una variedad endémica de Cogolludo única en el mundo y extinta hasta ahora. El hallazgo y recuperación de esta variedad de vid es fruto de una línea de investigación y trabajo constante e ininterrumpido desarrollada en el Instituto de la Vid y el Vino de Castilla-La Mancha desde el año 2000, un logro en el que también ha colaborado la finca caracense.
Así, la variedad Tinto Fragoso fue localizada en 2006 en la localidad de Cogolludo, en un viñedo hoy ya desaparecido, y ha sido cultivada en los campos de ensayo del Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal de Castilla-La Mancha (IRIAF) en Tomelloso, y estudiada en detalle durante el último decenio por el grupo de investigación del IVICAM. Tras este proceso de recuperación, la bodega Río Negro comenzó su plantación y recolección, gracias a la que planean poder sacar sus vinos al mercado en los próximos años, en 2025 como fecha aproximada.
Una uva ancestral ideal para los vinos del futuro
La uva Tinto Fragoso es variedad ancestral, que ya se utilizaba en los siglos en los que Cogolludo era centro vitivinícola de referencia en la zona interior de la Península. Pero, para el vino de hoy, esta variedad tiene otras muchas cosas que ofrecer.
Esta uva cuenta con una personalidad única que aporta estructura, acidez e intensidad aromática a los vinos en los que se emplee. Pero, además, la Tinto Fragoso tiene dos particularidades que la hacen especial para la elaboración de vinos de calidad. Por un lado, cuenta con un ciclo muy largo, un aspecto positivo, ya que, debido al aumento de las temperaturas y la sequía asociadas al cambio climático, la vendimia se lleva a cabo cada vez antes. Además, esta variedad de uva tinta tiene mayor acidez que otras referencias como tempranillo, una característica positiva para elaborar vinos de crianza.
Vinos de altura en ‘la Siberia española’
La bodega Río Negro elabora uno de los vinos más particulares de España, gracias a la altura de sus viñedos en uno de los terruños más elevados desde el centro peninsular hasta el norte de Europa, a 1.000 metros de altura, y su ubicación, junto al Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara, lo que proporciona a sus referencias características organolépticas únicas.
La altitud y las condiciones del suelo de esta zona determinan el vino que la familia Fuentes hace en su finca. “Por la sensibilidad que tiene la vid, siempre muestra el ecosistema donde habita. El terroir, el clima, el suelo, es lo que marca las características organolépticas, olor, sabor de los vinos”, explica Victor Fuentes, director comercial de la bodega, a Infobae España.
Se trata de una bodega aislada, alejada de otros viñedos y Denominaciones de Origen, cuya ubicación desafía los límites tradicionales del cultivo de la vid. En concreto, Finca Río Negro es una de las pocas regiones a nivel mundial donde la viticultura es considerada ‘heroica’, un término que se asocia a aquellas fincas cuyo territorio y climatología imponen condiciones de cultivo extremas. A esta zona se la conoce como la ‘Siberia española’, ya que, en un día de frío, los habitantes de Cogolludo pueden haber llegado a sentir -22 ºC de mínima (se encuentra en la misma latitud que Molina de Aragón). Durante más de 40 días al año, en la bodega miden temperaturas mínimas de bajo cero. Además, su índice de habitantes por kilómetro cuadrado muy similar a Laponia.