El jengibre es una raíz asiática muy utilizada como condimento para dar sabor a los alimentos, además de una hierba que se ha utilizado durante miles de años con objetivos medicinales para tratar diversas dolencias. Conocido científicamente con el nombre de Zingiber officinale, es una planta cultivada principalmente en regiones cálidas de Jamaica y en otros países como China, India, Tailandia y Nepal, entre otros.
Amelia Platón es una de las nutricionistas que recomienda la ingesta de este producto, especialmente para romper el ayuno a primera hora de la mañana. “Se trata de un antiinflamatorio natural, mejora el dolor de cabeza y muscular, así como enfermedades respiratorias como la tos, el asma y la bronquitis”, asegura la farmacéutica en su libro Amelicious Delicious (2023).
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Una raíz con “propiedades medicinales”
“Es una raíz con muchas propiedades medicinales; actúa como antioxidante y ayuda a reforzar el sistema inmune”, afirma Amelia Platón al hablar del jengibre, que clasifica como “superfood” (’Superalimento’). Según el Ministerio de Agricultura, el jengibre “contiene potasio, calcio, hierro, sodio y fósforo, fibra, ácido ascórbico y en menor cantidad vitamina A, tiamina, niacina y riboflavina. Se utiliza como estimulante de la circulación sanguínea, para enfermedades musculares, respiratorias y reumáticas, trastornos digestivos, antimareo, analgésico, antiinflamatorio (reumatismo), protege de úlceras, antioxidante, etc.”. No es de extrañar que se haya considerado, por muchas culturas, la “medicina universal”
Las investigaciones alrededor de esta raíz explican que el jengibre y sus componentes se acumulan en el tracto gastrointestinal, lo que respalda las numerosas observaciones sobre la eficacia del jengibre como agente contra las náuseas. Es por ello que uno de los usos más comunes de esta raíz es aliviar los vómitos y las náuseas asociados al embarazo, la quimioterapia y otras dolencias.
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El jengibre ha suscitado también un gran interés por sus posibles aplicaciones terapéuticas para la prevención del cáncer. Esta capacidad estaría relacionada con la presencia de numerosas sustancias fitoquímicas dietéticas y medicinales, que lo convierten en un aliado para prevenir el crecimiento de varios tipos de cáncer, como linfoma, de colon, de mama, de piel, hígado y vejiga.
El jengibre presenta, además, propiedades farmacológicas importantes como antioxidante, antiemético, antiviral y antiinflamatorio, lo que lo convierte en un ingrediente útil para combatir los dolores articulares y otros como el producido por las migrañas. Se encuentra, además, entre los componentes que pueden ayudarnos a dar soporte a la respuesta inmunitaria, junto con otros condimentos y hierbas como el orégano, el ajo, el romero, la cúrcuma, entre otros.
Cómo hacer una infusión de jengibre y limón
Entre los beneficios que puede tener consumir esta infusión cuando nos despertamos se encuentran el hidratar el organismo por la mañana, ayudar al tránsito intestinal, estimulando la evacuación, facilitar la digestión y fortalecer el sistema inmunológico.
Para elaborar esta infusión, la nutricionista Amelia Platón sigue una receta muy sencilla a la que también añade limón, una combinación que puede beneficiarnos especialmente si sufrimos resfriados o gripes. El efecto antiinflamatorio del jengibre puede ayudar a abrir nuestras vías respiratorias, mientras que el limón, por la vitamina C que contiene, también se recomienda en procesos gripales y catarrales. Aunque no tienen poder curativo, estas infusiones pueden ayudar a aliviar los síntomas.
Ingredientes:
- 1 vaso de agua mineral
- Zumo de limón
- Canela
- Jengibre
Elaboración:
- Ponemos a hervir 1 litro de agua mineral.
- Cortamos dos rodajas de jengibre y las añadimos al cazo con el agua.
- Cuando comience a hervir, apagamos el fuego y añadimos un poco de zumo de limón recién exprimido y una pizca de canela.
Cómo cocinar con jengibre
Además de esta infusión, el jengibre combina a la perfección con todo tipo de platos dulces y salados. Aunque comerlo fresco es la mejor forma de aprovechar sus beneficios, en su formato en polvo también nos ayudará a darle un toque de sabor a muchos de nuestros platos.
El jengibre puede ser un toque final perfecto para un plato de carne o pescado, en los que la combinación de jengibre con limón aportará un extra de frescura y picante. También se puede añadir crudo o rallado a una ensalada o una sopa, o utilizarlo para hacer una buena salsa de inspiración asiática mezclando, por ejemplo, salsa de soja, agua y jengibre licuado. Las verduras a la plancha también agradecen un poco de ralladura de jengibre, una forma de darle un toque más oriental a nuestro salteado de hortalizas y que combina genial con semillas de sésamo y un poco de salsa de soja.
Pero, además, el jengibre es perfecto para aromatizar postres dulces elaborados con fruta, pasteles, tartas, galletas, bizcochos y un sinfín de productos de repostería.
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