Aseem Malhotra, cardiólogo de profesión, se dirigía a la habitación del hombre al que, la noche anterior, le había salvado la vida. El paciente, de unos cincuenta años, acudió de emergencia necesitando una angioplastia para desbloquear un arteria del corazón. El médico vio que el hombre estaba a punto de almorzar hamburguesa con papas fritas y le preguntó: "¿Cómo esperas curarte cuando sigues ingiriendo el tipo de comida que te ha traído hasta aquí?".
El doctor, de 39 años, ejerce la medicina en Harefield Hospital de Londres, Reino Unido. En su último libro –The Pioppi diet– explicó las razones que llevaron a que la humanidad, en el último siglo, cayera en métodos y rutinas que le traen consecuencias negativas a sus vidas.
Malhotra dedicó su tiempo a escribir un plan que se llama 'La dieta Pioppi', centrado en dejar de temerle a las grasas saturadas y el colesterol, como también abandonar la idea de contar las calorías, considerando sí al azúcar como el enemigo público número uno. El profesor David Haslam, presidente del Foro Nacional de Obesidad de Reino Unido, elogió este plan de cero azúcares por haberlo realizado "sin miedo" a cuestionar las pautas nutricionales arraigadas, y apuñalando la epidemia de la obesidad de las últimas décadas.
La dieta Pioppi
El nombre proviene de un pequeño pueblo italiano en la provincia de Salerno, lugar en que la gente -300 mil habitantes- no solo tiende a vivir más tiempo sino a hacerlo con calidad, donde el promedio de vida de un hombre ronda los 90 años, sin contraer las enfermedades crónicas del envejecimiento como la demencia o la diabetes tipo 2.
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En 2015, Malhotra visitó Pioppi y adquirió la lección más importante: "la palabra dieta tiene una mala interpretación y que realmente significa estilo de vida. Comer pescado fresco y aceite de oliva era solo una parte importante de algo más amplio. Hacer ejercicio diario, falta de estrés, una buena calidad del sueño y una sociedad alegre", contó el médico, quien agregó: "Ingieren pastas en pequeñas cantidades y rara vez toman azúcar. Sólo comen postre los domingos y pizza una o dos veces al mes. Se toman el tiempo necesario para almorzar y, aunque no tienen gimnasio, están en movimiento constante".
"Al recomendar cambios alimenticios y de estilo de vida como reducir el azúcar y los carbohidratos refinados, los pacientes necesitan 21 días para lograr un resultado rápido", dijo el doctor
Su padre, médico generalista, le enseñó a cocinar mientra éste estudiaba en la Universidad de Edimburgo: "Yo no aprecié lo importante que es la comida para la salud hasta más tarde. Y de eso no aprendimos nada en la facultad. Siempre comía postre y chocolate", subrayó. Malhotra explicó que "la dieta es la cuestión número uno. Más que la inactividad física, el tabaquismo y el alcohol, que contribuyen a más enfermedades y muertes. El mensaje para los médicos es: la comida es la medicina".
La dieta mediterránea
Ellie Krieger, nutricionista y autora de una columna de alimentación saludable en The Washington Post, contó que en un viaje a Roma con su familia un guía turístico le dijo: "No hay una palabra para definir a un 'foodie' en italiano, porque los alimentos son esenciales en la vida de todo el mundo aquí. Es normal ocuparse profundamente de la comida".
La calidad y el sabor de cada comida se llevan a cabo con un alto nivel en Italia y en todo el Mediterráneo. Hay un gran respeto por el arte de la producción de alimentos. Aunque los platos se preparan de manera simple, una excelente materia prima siempre es valorada y los "atajos" culinarios para preparar más rápido que comprometan la calidad son rechazados. Es un reconocimiento a los alimentos de buena calidad y un recordatorio de que hay que evitar los productos híper procesados, cargados de aditivos insalubres, sodio y azúcar.
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