La gula y la lujuria explican, en parte, el gran éxito que ha tenido Instagram desde su aparición en 2010. También Twitter, en menor medida, que junto a la red social de las fotografías y los likes se presentan como plataformas perfectas para combinar el mundo real junto a la fantasía.
Esto sucede con un fenómeno que exhibe la espectacularidad en los platos. La utilización de hashtags (etiquetas), es una forma de marcar una publicación para que los usuarios identifiquen con rapidez de qué se trata. En el mundo alimenticio, la excentricidad de los platos o lo suculentos que estos se presentan generó el #FoodPorn, una manera de describir tal comida relacionándola con la pornografía.
Se basa en mostrar alimentos como hamburguesas, postres y demás que tengan un contenido calórico elevado. De esta forma se convierte en algo irresistible, que podría reemplazar (o compararse) las sensaciones de una relación sexual por medio de una estimulación visual.
El término fue mencionado por primera vez por Rosalind Coward, una escritora feminista que, en su libro Deseo Femenino de 1984 aseguró que "los alimentos que tienen una buena presentación, están hechos explícitamente para que se vuelvan cautivadores".
Moist Chocolate Cake pic.twitter.com/xM22z5AwrG
— FoodPorn (@ItsFoodPorn) August 10, 2017
"Específicamente, el 'food porn' no esta bueno, ya que promociona algo no saludable, más allá de que incida o no en el exceso del consumo de tal plato", le dijo a Infobae la nutricionista Denise Ferrero.
Muchos seguidores se ven atraídos con este tipo de publicaciones, al punto de que se han creado cuentas -en Instagram y Twitter- en donde se postean éstos alimentos, generando un grado de excitación inexplicable.
"No sé si puede incidir realmente en el aumento del consumo, pero definitivamente no es una buena práctica. Se le da un lugar a la comida que no debería tenerlo. Distinto es si se postea una foto de un plato 'adecuado'. No es bueno caer en el exceso o como la palabra lo dice 'la pornografia alimentaria'", concluyó Ferrero.
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