La palabra dieta ha sido injustamente demonizada a lo largo del tiempo. Históricamente, al escuchar “estoy a dieta” o “tengo que hacer dieta”, solemos pensar en restricciones severas para perder peso. Sin embargo, esto no debería ser así.
La palabra “dieta” no tiene sinónimos exactos. Según el diccionario, el término más cercano es “régimen alimentario”, pero esto no es una sola palabra, sino una composición de varias. El único término que describe lo que comemos habitualmente es “dieta”. Todos tenemos una dieta, que puede ser buena, mala o regular. No deberíamos demonizarla ni asociarla con restricciones.
Etimológicamente, dieta proviene del griego “diaita”, que significa “modo de vida”.
Nuestra dieta debe ser razonable, no perfecta, ya que lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Hipócrates, el padre de la medicina, dijo sabiamente: “Que la comida sea tu alimento y el alimento tu medicina”. La comida es todo lo que ingerimos; el alimento, en cambio, es el nutriente esencial que debemos elegir cuidadosamente para mantenernos saludables.
Para mejorar su dieta, no hace falta hacer cambios drásticos. Si no acostumbra a comer frutas, es conveniente empezar por incorporar dos porciones al día, en el almuerzo y la cena, y elegir distintas variedades. Si no consume ensaladas, intente incluirlas en al menos dos platos diarios. Con estos pequeños ajustes, ya estará mejorando significativamente su estilo de vida en términos de dieta.
No se trata de ser perfecto o mejor que otros, sino de ser mejor que ayer.
Cuáles son los beneficios de la dieta mediterránea
Ya he comentado los beneficios de la dieta mediterránea como uno de los mejores planes de alimentación para la salud cardiovascular. Ayuda a bajar el azúcar en sangre, reduce el colesterol, los triglicéridos y otros lípidos. Además, disminuye la posibilidad de desarrollar diversas patologías, desde cáncer y enfermedades articulares hasta dolor crónico.
Entre sus ventajas se incluyen una menor probabilidad de infarto agudo de miocardio y menos accidentes cerebrovasculares, así como un mejor control del peso.
La base de esta dieta radica en un gran consumo de frutas, verduras y legumbres, y un consumo moderado de alimentos de origen animal. Originada en países alrededor del mar Mediterráneo como España, Italia, Grecia, Portugal y Francia, este tipo de alimentación se destaca por la calidad y el sabor de cada plato, respetando la estacionalidad de las frutas y verduras.
Los pescados de aguas profundas, la palta, los frutos secos y el aceite de oliva son fundamentales como fuentes de omega-3. Es clave evitar carnes rojas, dulces y alimentos refinados, optando por integrales. Reducir al máximo los productos ultraprocesados es esencial para una dieta saludable.
La dieta mediterránea, respetuosa de la elaboración cuidadosa y la producción estacional, es un plan de alimentación que beneficiará su salud en el corto, mediano y largo plazo.
* El doctor Daniel López Rosetti es médico (MN 62540) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Presidente de la Sección de Estrés de la World Federation for Mental Health (WFMH). Y es autor de libros como: “Emoción y sentimientos” (Ed. Planeta, 2017), “Equilibrio. Cómo pensamos, cómo sentimos, cómo decidimos. Manual del usuario.” (Ed. Planeta, 2019), entre otros.