En planes de expansión, las franquicias fitness apuestan a una modalidad de las más arraigadas en las últimas épocas: centros de entrenamiento disponibles al público las 24 horas durante los 365 días del año, una propuesta que a medida que se acerca la temporada estival aparece en el horizonte como opción potable para evitar el calor agobiante.
Los gimnasios "24 horas" son establecimientos que proponen un concepto de entrenamiento diferente: brindan la posibilidad de ejercitarse en cualquier momento de la madrugada, en períodos muy alejados de los habituales. Impuestos en Estados Unidos y luego exportados al mundo, estos formatos de espacio fueron desarrollados para un tipo de cliente específico: personas con horarios ajustados, que no disponen del tiempo necesario durante la jornada o que viven al contrario de lo convencional.
"Es un horario de gente que sale de trabajar. Vienen muchos bailarines, vedettes, personal de restaurantes. A muchos les queda cómodo, les hemos solucionado esa parte de su vida", comentó a Infobae el instructor físico Daniel Duran, quien es uno de los encargados de Fitness King, un complejo porteño que ofrece el servicio.
Aunque –de acuerdo a los expertos– las primeras horas de la mañana reúnen los mayores beneficios, cada franja horaria tiene sus pros y contras. Y una de las dudas más frecuentes en torno a la propuesta nocturna pasa por saber cómo influyen los horarios no tradicionales en el cuerpo, en conocer si su repuesta será la misma a la medianoche o la madrugada que en la mañana o a la tarde cuando cae el sol, por mencionar los tramos de mayor concurrencia.
El médico deportólogo y cardiólogo Jorge Franchella explicó que el rendimiento estará sujeto al ritmo circadiano. Este es el reloj biológico encargado de la secreción de hormonas y responsable de distintos procesos orgánicos que suceden en determinados momentos del día. Por ejemplo, hace que por la noche predomine la melatonina, la hormona inductora del sueño. O que la temperatura corporal más baja ocurra entre las 5 y 7 de la mañana (35 grados), mientras que la más alta (37 grados) suceda en el lapso de las 7 y 9 de la noche.
"Los gimnasios que trabajen de noche van a poder hacerlo normalmente con quienes estén habituados al horario, que tengan un ritmo circadiano tal que sean capaces de mantenerse activos durante la noche. Una persona que no está adaptada va a notar la diferencia y tener un rendimiento menor", apuntó a Infobae el especialista.
El profesor de educación física y personal trainer Francisco Ozores abonó la teoría e indicó que los réditos dependerán en gran parte del biorritmo de cada individuo, del grado de acostumbramiento para entrenar. "Hay personas que están más predispuestas a efectuar cualquier tipo de actividad -no solo física sino también cognitiva- a la mañana, mientras que otros, en cambio, a la noche".
No obstante, Ozores señaló la importancia de activar ciertas hormonas que incidirán en el rendimiento físico, como por ejemplo la testosterona, que se reproduce junto con la hormona del crecimiento (STH) en las horas de sueño, y la melatonina.
A esto último adhirió Magalí Almada, médica especialista en deporte del Hospital Universitario Austral: "La mayor parte de la testosterona se libera durante el sueño. Esta hormona, la más importante en el comportamiento sexual masculino, favorece también al acondicionamiento y la fuerza muscular e impacta en la habilidad de la toma de decisiones, y en el bienestar general. Cuando se duerme menos de 5 horas por noche por más de 5 días consecutivos, sus niveles bajan entre un 10 y 15 por ciento, comparable a aumentar 10 años de edad".
Dormir es entonces fundamental para no padecer el cambio horario. La profesora de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral puntualiza que la falta de sueño produce muchas consecuencias sobre la salud (depresión, hipertensión arterial, diabetes tipo II, obesidad, aumento de la mortalidad, depresión del sistema inmune, disminución del rendimiento cognitivo), muchas de las que impactan directamente en la performance, como la velocidad de reacción, de la capacidad de concentración y de la toma de decisiones, entre otras.
No cualquiera puede dar un rotundo cambio y exponer al cuerpo a una rutina disruptiva con el estilo al que se está acostumbrado. Es esencial una aclimatación previa. "Normalmente hay un tiempo para adaptar la biología del cuerpo. Por cada uso horario se va a necesitar un día. Por ejemplo, cuando viajamos a Europa necesitamos cinco días", mencionó Franchella.
En definitiva, el consenso entre especialistas es que no habrá diferencias adaptándose de la manera correcta. "Siempre y cuando comas bien y duermas las 7 u 8 horas diarias, el cuerpo responde igual que ocurre en el día. Funciona entrenando de día y de noche", acotó Duran. Y confesó: "Competí en fisicoculturismo durante 10 años, fui ocho veces campeón argentino y entrené siempre entre la medianoche y las 3".
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