Aunque la primavera dio sus primeros pasos y el termómetro ya pasó en alguna oportunidad los 30 grados, el frío aún no quiere perder terreno. Es que este momento es el indicado para poder dormir de una forma que, a medida que transcurran los días, será más difícil. La hora de ir a la cama es uno de los instantes más esperados del día, sobre todo cuando la rutina nos desgasta con su vorágine. Las horas de sueño, en ese marco, deben ser más que provechosas para poder afrontar las actividades cotidianas con lucidez y con energía. Sin embargo, no todo el mundo puede conciliar su tiempo de descanso de la mejor forma; incluso, hay quienes padecen serios trastornos como el insomnio. Ahora, un estudio científico mostró que usar mantas pesadas podría ayudarnos a pernoctar mejor.
La investigación fue realizada por expertos de la Universidad de Uppsala, en Suecia, quienes observaron que usar acolchados con el 12% del peso corporal de la persona puede generar más melatonina. Esta hormona está relacionada a la calma, al bienestar y a la disminución del miedo.
Para arribar a estos resultados, los científicos suecos recolectaron la saliva de 26 jóvenes mientras dormían con mantas pesadas y con otras más livianas. Allí, estudiaron no sólo los niveles de melatonina sino también los de oxitocina, una hormona que aparece en momentos de placer para contrarrestar el estrés. “Usar una manta con peso aumentó las concentraciones de melatonina en la saliva en aproximadamente un 30%. Sin embargo, no se observaron diferencias en la oxitocina”, detalló Elisa Meth, una de las autoras del estudio.
¿Por qué el peso de la manta influye en el sueño?
El médico especializado en sueño Facundo Nogueira (MN 84970) analizó las conclusiones del estudio junto a Infobae. “Lo que se ve es que los pacientes que utilizan una manta pesada tienen un sueño de más calidad porque mejoran ciertos síntomas de angustia, de ansiedad e incluso de estados depresivos. Si es el 12% del peso corporal, una persona de 70 kilos debería taparse con un acolchado de casi 9 kilos”, consideró.
Asimismo, el profesional aclaró que aún “no se sabe muy bien por qué ocurre esto, aunque una de las posibilidades es que sea una cuestión psicológica”. ¿Por qué? “Porque estar tapado tiene que ver con la sensación de que estás arropado o más contenido físicamente hablando. De hecho, hay estudios que indican que dormir acompañado es mejor por el efecto de sentirse protegido”.
En ese sentido, los expertos de la Universidad de Uppsala indicaron que una explicación posible de estos resultados podría estar en la presión ejercida por las mantas en nuestro cuerpo, algo que activaría “procesos sensoriales cutáneos, que transportan información sensorial a través de la médula espinal. Este impacto en otras redes cerebrales podría promover la calma y el bienestar y disminuir el miedo”.
Para contextualizar y dimensionar, Nogueira explicó que la melatonina, el foco de este estudio, es producida por la glándula pineal, que está en la base inferior del cerebro y se encuentra conectada al hipotálamo. “Cuando la luz del día empieza a bajar, ingresa menos estimulación lumínica y eso hace que el hipotálamo promueva la producción de melatonina, que genera y le da pie a todo el mecanismo del sueño”. A su vez, otra de las funciones importantes de esta hormona es la articulación del ritmo circadiano, un proceso de producción de sustancias y de funcionamiento de los órganos que está sincronizado con la luz solar.
Cuál es la importancia del entorno en el descanso
Según datos de la Fundación Ineco, entre un 30 y un 40% de la población adulta de Argentina padece de insomnio. Las consecuencias de este trastorno son variadas y pueden afectar profundamente nuestra cotidianidad con, por ejemplo, cambios en el estado de ánimo, irritabilidad, disminución del rendimiento y mayor probabilidad de accidentes. Los especialistas coinciden en que un entorno adecuado puede prevenir este problema y colaborar con la profundidad del sueño.
“El entorno está asociado a la calidad del colchón y de la almohada; a la ambientación de la habitación y al aislamiento sonoro y lumínico”, dijo Nogueira. En el ámbito científico estos parámetros se consideran medioambientales y han sido motivo de investigación. En 2022, un estudio realizado por especialistas de la Universidad de Chicago encontró que estos factores se relacionan con las características genéticas de cada persona y, de esa manera, pueden tener influencia directa en algunos casos de problemas neuropsiquiátricos como el trastorno del sueño.
Pablo López (MN 36163), psicólogo y especialista en sueño de INECO, le explicó a Infobae: “En términos generales estos factores medioambientales generan cambios en nuestro organismo que pueden predisponernos mejor al sueño. ¿Un ejemplo? El ruido y la temperatura agradable de la habitación o que el colchón sea de calidad. Todo lo que hacemos y los ambientes en los que estamos cambian de alguna manera nuestro sistema nervioso. Este estudio sobre las mantas nos podría estar abriendo la puerta de una nueva condición ambiental que favorecería el descanso, aunque aún hay que seguir testeando”.
Como vimos, el simple acto de taparnos con una manta pesada puede cambiar radicalmente la calidad de nuestro sueño e incluso prevenir problemas de salud más graves. Por lo tanto, Nogueira llamó a " hacer foco en las condiciones en las que nos acostamos”, ya que a veces “los pacientes pretenden una pastilla para dormir, pero hay que ver las conductas que tenemos y cómo nos ayudamos a descansar mejor”.
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