Bruce Lipton eligió vivir siempre en la estación del verano. Una parte del año reside en Santa Cruz, el estado de California, Estados Unidos. Pero también pasa unos cinco meses con el tiempo cálido en Nueva Zelanda. Es el modo de vida que encontró para su propio bienestar.
Entrevistado por Infobae, contó por qué cree que si los humanos controlaran mejor el estrés, podrían vivir hasta 150 años.
El sábado 30 de noviembre Lipton dará una conferencia en el auditorio de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires, sobre “Salud física, mental y espiritual: un nuevo paradigma”.
Su interés en la vida humana viene desde su juventud. En 1966, se graduó biólogo celular en la Universidad de Long Island, y luego se doctoró en biología del desarrollo en la Universidad de Virginia en 1971 y es autor y conferencista.
Desde 1973 hasta 1982, enseñó anatomía en la Facultad de Medicina de la Universidad de Wisconsin, antes de incorporarse a la Facultad de Medicina de la Universidad de St. George como profesor de anatomía durante tres años en Estados Unidos. Publicó varios libros, entre los que se destacan La Biología de la Creencia, La biología de la transformación y El efecto luna de miel.
En relación a cómo llegó a la idea que lo llevó a hablar de “biología de las creencias, sostuvo que muchos años atrás, cuando estaba en el laboratorio de la universidad, se enseñaba a los alumnos que los genes controlan la vida. “Sin embargo, al considerar a las células madre que se dividen y dan lugar a miles de células, observé que todas eran idénticas. Las dividí en grupos según un medio de cultivo diferente y pasaron a ser diversas. Una pasó a ser célula muscular. Otra pasó a ser una célula ósea y el tercer grupo se convirtió en células grasas. El ambiente estaba controlando eso y no los genes”, explicó a Infobae.
Lipton considera que los seres humanos somos como un “medio de cultivo”, con una química que va influyendo en lo que hacemos. El cerebro traduce cada imagen que una persona tiene en la mente en una química complementaria. Por eso, según él, hay una química del miedo, una química del amor, una química del enojo. Entonces, al cambiar la conciencia, se modifica la química y la genética.
- Usted tiene 80 años. ¿Qué sugiere para vivir más tiempo?
- En el ADN, hay estructuras como los telómeros. Evitan que los cromosomas se deterioren o fusionen entre sí. Están relacionadas con el envejecimiento. Cada vez que una célula se divide, los telómeros se acortan ligeramente. La científica Elizabeth Blackburn, que ganó el Premio Nobel de Medicina en 2009, descubrió la telomerasa, que es la enzima relacionada con los procesos de envejecimiento celular.
Desde el punto de vista de Lipton, los pensamientos que cada persona tiene influyen en el envejecimiento también. “Si se ama la vida que se tiene y se tiene un plan, uno se está diciendo a sí mismo “necesito vivir más”. En cambio, si uno se lamenta del trabajo, que se tiene que levantar por la mañana y otras quejas, se vive menos porque ya se está diciendo ‘ya estoy hecho’. Por ejemplo, mi padre trabajó toda la vida. Cuando se jubiló, no tenía nada que hacer y murió pronto. Mi madre siempre tenía alguna actividad para hacer y su vida fue distinta”, agregó.
- ¿Propone entonces que una vida activa es la clave para la longevidad?
- Hoy, gran parte de los seres humanos sufren estrés, que los predispone a enfermedades. Mi consejo es salir afuera y hacer algo que le guste. Si uno se despierta todos los días y se enfoca en algo que le guste, puede vivir más tiempo. Los humanos podrían vivir hasta 150 años si no tuvieran estrés. El placebo es una muestra del pensamiento positivo. Las personas participan en estudios y a veces reciben un placebo. Pero consiguen un efecto positivo porque creen que les hará bien. Esa situación es un ejemplo de que los pensamientos nos condicionan en nuestro bienestar y nuestra salud. Mi enfoque se alinea con la epigenética, un campo que estudia cómo los factores externos pueden modificar la expresión génica sin alterar la secuencia del ADN en sí. Nuestras percepciones y creencias pueden influir en el entorno celular.
- ¿Cómo hizo en su propia vida para seguir ese concepto?
- Una vez estaba en el laboratorio y estaba descontento en la década de 1980. Me dí cuenta que no podía continuar así y me fui al cine a ver a una película. Hice algo que me gustaba y dejé de quejarme. Desde entonces, mi vida empezó a cambiar. Hace 30 años me casé con mi esposa. Hoy disfruto de mi vida a los 80 años. Cada uno tiene que encontrar qué le gusta hacer cada día y prevenir el estrés.
- ¿Hace meditación?
- Sí. Pero no medito en un modo convencional. Concentrarse en actividades simples como lavar los platos y sin pensar en otros temas es una manera de meditar.
- ¿La comida que se ingiere puede influir también en cómo se envejece?
- Sí. Algunos alimentos que pueden aumentar la producción de radicales libres en el organismo. Son moléculas que se acumulan en las células y pueden generar daño. Por eso, cuanto más comida se consume, más radicales libres se tiene. Entonces, mi recomendación es consumir porciones pequeñas.
- ¿Cuál es el principal mensaje que quiere compartir en sus conferencias?
- Mi principal mensaje es que somos creadores. No tenemos que ponernos en el lugar de víctimas. La vida es cooperación. Si vivimos en armonía, estamos en paz. Deberíamos pensar que nuestro planeta es como un jardín para cuidar, pero lo estamos contaminando y destruyendo. Tenemos muchísimos problemas. Pero nos tenemos que mover hacia adelante hacia un mundo más sustentable. Me gustaría que las personas se sientan parte de ese jardín. El subconsciente, que controla gran parte de nuestras acciones y pensamientos automáticos, es mucho más influyente que la mente consciente. Desde la infancia, se aprenden muchísimas reglas para convivir con la familia y con la comunidad.
Lipton sostiene que, a menudo, las creencias que mantenemos inconscientemente desde la niñez pueden regir nuestro comportamiento y salud en la vida adulta. “Por ejemplo, si nos dijeron que no merecíamos algo. Si cambiamos esas creencias subconscientes, puede tener profundos efectos en nuestra vida. La mente consciente puede decidir distintas actividades para hacer afuera. Pero también puede ir dentro de sí misma y generar pensamientos y planificar”, cierra.
Información de la Conferencia de Bruce Lipton en Argentina, aquí