A lo largo de la vida, uno de los sentidos más básicos, el olfato, suele ser subestimado en comparación con la vista o el oído. Sin embargo, investigaciones revelaron una sorprendente conexión entre el sentido olfativo y la longevidad, sugiriendo que la pérdida de este sentido podría ser una señal de alerta temprana sobre la salud general de una persona. Estos hallazgos, obtenidos en estudios realizados en Suecia y Estados Unidos, podrían transformar la manera en que se percibe la importancia de la capacidad olfativa, especialmente en adultos mayores.
Relación entre el sentido del olfato y la longevidad
Varios estudios recientes sugieren que una buena capacidad olfativa podría estar vinculada a una mayor esperanza de vida. Uno de estos estudios, realizado en la Universidad de Estocolmo en Suecia y publicado en la Journal of the American Geriatrics Society, siguió durante diez años a 1.774 adultos de entre 40 y 90 años. Los resultados revelaron que aquellos participantes que perdieron su capacidad olfativa tenían una tasa de mortalidad más alta que aquellos que mantuvieron un buen sentido del olfato. En concreto, por cada aroma que los participantes no lograban identificar en la prueba inicial, el riesgo de mortalidad aumentaba en un 8%.
Un estudio estadounidense realizado por Michigan State University siguió un enfoque similar al examinar los efectos de la pérdida olfativa en una cohorte de 2.289 adultos de 71 a 82 años. En esta investigación, los participantes debían identificar 12 olores comunes y, tras una evaluación inicial, fueron monitoreados durante 13 años. Aquellos con una baja puntuación en la prueba olfativa mostraron un 46% más de probabilidades de morir en los primeros diez años en comparación con los que lograron identificar bien los olores. Este riesgo se mantuvo elevado incluso después de 13 años de seguimiento.
Las investigaciones realizadas en Suecia y Estados Unidos analizaron diferentes poblaciones, lo que proporciona una visión comparativa del impacto del sentido del olfato en diversas circunstancias y entornos. El estudio sueco, llevado a cabo en una población más amplia de personas entre los 40 y 90 años, sugiere que la relación entre la pérdida olfativa y la mortalidad puede extenderse a la mediana edad, y no solo a adultos mayores. Por otro lado, el estudio en Michigan se enfocó en adultos mayores, de entre 71 y 82 años, y halló que la pérdida olfativa en este grupo etario era un indicador de mayor riesgo de muerte especialmente en aquellos que reportaron un buen estado de salud al inicio del estudio.
Impacto de la salud general en los resultados
Un aspecto revelador del estudio en Michigan fue la diferencia en el impacto de la pérdida olfativa según el estado de salud inicial de los participantes. Los resultados indicaron que la relación entre la pérdida del sentido del olfato y el riesgo de mortalidad era notablemente más fuerte en personas que declararon gozar de una salud excelente o buena al comienzo del estudio. Estas personas tuvieron un 62% más de probabilidades de fallecer en un periodo de 10 años si experimentaban pérdida olfativa, en comparación con aquellos con un sentido olfativo normal.
Por otro lado, para los participantes que reportaron una salud inicial de moderada a pobre, el sentido del olfato no pareció afectar significativamente las tasas de mortalidad. Este hallazgo sugiere que el deterioro olfativo podría ser una señal temprana de un deterioro subyacente en la salud, antes de que surjan síntomas evidentes o clínicamente reconocibles.
Posibles causas del deterioro del sentido del olfato
Aunque la investigación ha vinculado la pérdida olfativa con un aumento de la mortalidad, la causa exacta de esta relación sigue siendo en gran medida desconocida. Algunas investigaciones previas han asociado el deterioro del sentido olfativo con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Los estudios indican que el desarrollo de placas en el cerebro, características de la enfermedad de Alzheimer, daña los nervios olfativos, lo cual dificulta la identificación de olores comunes como el limón o la menta.
En el estudio realizado en Estados Unidos, los investigadores estimaron que el Alzheimer y el Parkinson solo explican aproximadamente el 22% del riesgo de muerte asociado a la pérdida olfativa, mientras que el deterioro nutricional explica apenas el 6%. Esto deja más del 70% de la relación entre la pérdida de olfato y la mortalidad sin una explicación definitiva, sugiriendo que otros procesos fisiológicos aún no comprendidos podrían estar involucrados.
Utilidad clínica de los estudios olfativos
La creciente evidencia de que la pérdida del sentido del olfato puede ser un marcador temprano de problemas de salud sugiere posibles aplicaciones clínicas. Vidyulata Kamath, de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, señaló que un examen rutinario del sentido olfativo en adultos mayores podría ayudar a identificar individuos en riesgo de sufrir enfermedades y deterioros de salud que aún no han sido detectados. Kamath destaca que este tipo de evaluación podría ayudar a orientar investigaciones o intervenciones clínicas más tempranas en personas con mayor probabilidad de enfrentar problemas de salud graves.
Además, según Dr. Honglei Chen, autor principal del estudio de Michigan, un sentido del olfato deficiente puede ser un importante marcador de salud que va más allá de los diagnósticos actuales, proporcionando una señal temprana y sensible del deterioro de la salud antes de que sea clínicamente reconocible. La posibilidad de que un simple test olfativo pueda actuar como herramienta preventiva abre nuevas perspectivas en el monitoreo de salud de adultos mayores.