Los ronquidos son un sonido molesto que se genera cuando el aire pasa por los tejidos relajados de la garganta durante la respiración. Aunque a menudo se consideran una simple molestia, pueden afectar seriamente la calidad del sueño y la vida cotidiana, tanto para quien ronca como para su pareja. En muchos casos, van más allá de ser solo un ruido nocturno, ya que están asociados a problemas de salud importantes, como la apnea obstructiva del sueño (AOS).
Este trastorno, que se caracteriza por la interrupción repetida de la respiración durante el sueño, ha sido vinculado con afecciones cardiovasculares, deterioro cognitivo y un mayor riesgo de enfermedades como el cáncer y el COVID-19 persistente.
Ronquidos y su relación con la salud
Los ronquidos pueden indicar problemas serios, particularmente cuando son consecuencia de la AOS. Esto ocurre cuando los músculos de la garganta se relajan en exceso, bloqueando parcial o totalmente las vías respiratorias y provocando episodios repetidos de interrupción de la respiración durante el sueño.
Si bien no todas las personas que roncan tienen AOS, este trastorno es más común de lo que se piensa: un estudio francés liderado por Pauline Balagny, de la Universidad de Paris-Cité, sugiere que 1 de cada 5 personas podría sufrirla, aunque solo el 3,5% está tratada por esta condición. Además, está relacionada con problemas como hipertensión, diabetes tipo 2, accidente cerebrovascular (ACV) y enfermedad cardíaca.
Factores de riesgo y causas de los ronquidos
Los elementos que pueden desencadenar los ronquidos son diversos. Uno de los principales es la anatomía de la boca y las vías respiratorias. Un paladar blando grueso, amígdalas grandes o un tabique nasal desviado pueden estrechar la vía aérea y generar ronquidos. El consumo de alcohol también desempeña un papel importante, ya que relaja los músculos de la garganta y aumenta el riesgo de obstrucción.
Otros factores incluyen la congestión nasal crónica, la falta de sueño y la posición al dormir. En este aspecto, los ronquidos tienden a ser más frecuentes y fuertes cuando se duerme boca arriba, ya que la gravedad afecta la garganta y la vía aérea.
A su vez, las personas con sobrepeso tienen más probabilidades de desarrollar ronquidos debido a la presencia de tejidos adicionales en la garganta que pueden obstruir el flujo de aire.
Síntomas relacionados con la apnea obstructiva del sueño
Identificar si los ronquidos son un síntoma de AOS es crucial para recibir el tratamiento adecuado. Los signos de alerta incluyen pausas de respiración durante el sueño, somnolencia excesiva durante el día, dificultades para concentrarse, dolor de cabeza por la mañana, dolor de garganta al despertar, sueño intranquilo, y jadeo o ahogo por la noche.
Lejos de ser solo una molestia nocturna, los ronquidos habituales, sobre todo si están asociados con la AOS, pueden acarrear complicaciones de salud significativas. La somnolencia diurna es una de las consecuencias más comunes, lo que afecta la concentración y puede aumentar el riesgo de accidentes. Las personas con AOS también tienen un mayor riesgo de desarrollar hipertensión, enfermedades cardíacas y ACV.
Asimismo, un reciente estudio publicado en la revista Neurology encontró que la apnea obstructiva y el sueño con ondas lentas están relacionados con un mayor riesgo de problemas cognitivos, demencia y Alzheimer.
Tratamientos y cambios en el estilo de vida
Aunque los ronquidos pueden tener múltiples causas y variaciones, existen métodos efectivos para su tratamiento. En muchos casos, un cambio en el estilo de vida puede marcar la diferencia: perder peso, evitar el alcohol antes de dormir y cambiar la posición al dormir (preferiblemente de lado) son pasos importantes para reducir los ronquidos.
Además, para aquellos que padecen apnea obstructiva del sueño, se recomienda el uso de la máscara CPAP (presión positiva continua en las vías respiratorias), que mantiene abierta la vía aérea y elimina los ronquidos. Otras alternativas incluyen dispositivos orales y, en casos más graves, procedimientos quirúrgicos para corregir obstrucciones anatómicas.