Cuánto tiempo aguanta el cuerpo humano sin comer

La ausencia de alimentos impacta la salud y puede desencadenar serios problemas a mediano plazo

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La duración exacta de la supervivencia sin alimentos puede variar según varios factores, como la cantidad de reservas de grasa y músculo que tenga una persona. (Getty)
La duración exacta de la supervivencia sin alimentos puede variar según varios factores, como la cantidad de reservas de grasa y músculo que tenga una persona. (Getty)

En circunstancias extremas, como desastres naturales o situaciones de supervivencia, la capacidad del cuerpo humano para resistir sin alimento se convierte en una cuestión de vida o muerte. Históricamente, hay numerosos ejemplos que muestran la asombrosa resistencia del cuerpo humano frente a la inanición. Sin embargo, esta resistencia tiene un límite claro: según expertos, el cuerpo humano puede sobrevivir sin comer durante aproximadamente ocho semanas antes de enfrentar un desenlace fatal.

La duración exacta de la supervivencia sin alimentos puede variar según varios factores, como la cantidad de reservas de grasa y músculo que tenga una persona. Aquellos con mayores reservas corporales pueden soportar períodos más largos de inanición, mientras que aquellos con menor masa corporal sucumbirán más rápidamente. Sin embargo, aunque el cuerpo puede aguantar hasta dos meses sin comida, sin agua la situación es mucho más crítica, y la muerte puede ocurrir en tan solo unos días debido a la rápida deshidratación y el consecuente fallo de los órganos.

El cuerpo humano, compuesto en su mayoría por agua, depende de este elemento vital para mantener todas sus funciones esenciales. Si bien es cierto que una persona puede sobrevivir sin alimentos durante varias semanas, la falta de agua acorta drásticamente este tiempo de supervivencia. Según explicó a EFE el experto José Pablo Suárez Llanos, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), la supervivencia sin ingerir líquidos es extremadamente limitada, y la muerte puede ocurrir entre tres y cinco días.

La razón detrás de esta rápida descompensación es la deshidratación. Sin agua, el cuerpo no puede mantener el volumen sanguíneo adecuado, regular la temperatura corporal ni eliminar desechos. La falta de agua lleva a la deshidratación severa, que provoca un fallo orgánico, empezando generalmente por los riñones y el corazón, lo que eventualmente conduce a la muerte. Por lo tanto, en situaciones de supervivencia, garantizar una fuente de agua es prioritario sobre la búsqueda de alimentos.

Cuando el cuerpo humano deja de recibir alimentos, entra en un proceso de adaptación para intentar sobrevivir el mayor tiempo posible. En las primeras fases de desnutrición, el cuerpo recurre a sus reservas de glucógeno, que es la forma en la que se almacena la glucosa. Estas reservas, sin embargo, son limitadas y se agotan en un corto período de tiempo, generalmente entre 24 y 48 horas.

Una vez agotado el glucógeno, el cuerpo comienza a utilizar la grasa almacenada como su principal fuente de energía. Esta fase, conocida como cetosis, puede sostener al organismo por un tiempo más prolongado, dependiendo de la cantidad de grasa disponible. Sin embargo, cuando las reservas de grasa también se agotan, el cuerpo entra en una fase crítica: comienza a descomponer el músculo para obtener los aminoácidos necesarios para producir energía.

Este proceso de catabolismo muscular conlleva a una pérdida significativa de masa muscular, lo que no solo debilita el cuerpo, sino que también deteriora las funciones básicas necesarias para la supervivencia. A medida que el cuerpo continúa utilizando el músculo para mantenerse, se produce una debilidad generalizada y un deterioro de los sistemas vitales, incluyendo el sistema digestivo y el sistema inmunológico, lo que hace que el cuerpo sea más susceptible a infecciones y otras complicaciones graves.

Los primeros sistemas en verse gravemente afectados son el sistema digestivo y el sistema inmunológico.
Los primeros sistemas en verse gravemente afectados son el sistema digestivo y el sistema inmunológico.

Cuando la desnutrición se prolonga, no solo el músculo se ve comprometido; los órganos vitales y los sistemas principales del cuerpo también comienzan a deteriorarse. Los primeros sistemas en verse gravemente afectados son el sistema digestivo y el sistema inmunológico.

El sistema digestivo, que depende de un suministro constante de nutrientes para funcionar correctamente, se ve rápidamente comprometido en un estado de desnutrición. La falta de nutrientes reduce la capacidad del cuerpo para absorber y digerir los alimentos de manera eficiente, lo que agrava aún más la situación. La mucosa intestinal puede dañarse, y el tránsito intestinal se ralentiza, provocando estreñimiento y, en casos graves, parálisis intestinal.

Simultáneamente, el sistema inmunológico se debilita debido a la falta de proteínas y otros nutrientes esenciales que son necesarios para la producción y funcionamiento de las células inmunitarias. Un sistema inmunológico debilitado deja al cuerpo extremadamente vulnerable a infecciones que, en condiciones normales, podría combatir fácilmente. Este aumento en la susceptibilidad a infecciones es una de las principales causas de muerte en personas desnutridas.

Si la desnutrición continúa sin tratamiento, órganos vitales como el corazón, los riñones y el hígado también comienzan a sufrir daños irreversibles. El corazón, al perder masa muscular, se vuelve menos eficiente, lo que puede llevar a insuficiencia cardíaca. Los riñones, responsables de filtrar los desechos del cuerpo, pueden fallar debido a la falta de nutrientes, y el hígado, crucial para el metabolismo, puede experimentar insuficiencia hepática.

Estos daños no solo afectan la supervivencia inmediata, sino que pueden dejar secuelas permanentes, incluso si se reintroducen los nutrientes a tiempo. Por lo tanto, la desnutrición prolongada es un estado médico grave que requiere atención inmediata para evitar un desenlace fatal.

Síntomas y signos iniciales de la desnutrición: las primeras señales de alerta

El cuerpo humano comienza a mostrar signos claros de falta de nutrientes a los pocos días de no recibir una alimentación adecuada.
El cuerpo humano comienza a mostrar signos claros de falta de nutrientes a los pocos días de no recibir una alimentación adecuada.

La desnutrición no se manifiesta de inmediato, pero el cuerpo comienza a mostrar signos claros de falta de nutrientes a los pocos días de no recibir una alimentación adecuada. Estos síntomas iniciales son señales de que el cuerpo está comenzando a entrar en un estado de déficit nutricional que, si no se aborda, puede llevar a complicaciones graves.

Uno de los primeros síntomas es la fatiga extrema. La falta de glucosa, que es la principal fuente de energía del cuerpo, provoca una disminución significativa de la energía disponible, lo que hace que las personas se sientan cansadas y débiles constantemente. Esta fatiga puede estar acompañada de irritabilidad y dificultad para concentrarse, ya que el cerebro también depende de la glucosa para funcionar correctamente.

Con el tiempo, a medida que el cuerpo continúa utilizando sus reservas de grasa y comienza a descomponer el músculo, estos síntomas iniciales se intensifican. La pérdida de masa muscular contribuye a una sensación general de debilidad y puede hacer que actividades diarias comunes, como caminar o levantar objetos, se vuelvan cada vez más difíciles.

Además de la fatiga y la debilidad, la desnutrición también puede causar mareos y desmayos debido a la reducción en la presión arterial y los niveles de glucosa en sangre. Estos síntomas son particularmente peligrosos porque aumentan el riesgo de caídas y otras lesiones accidentales.

La irritabilidad y la confusión mental también pueden intensificarse, afectando la capacidad de tomar decisiones y manejar situaciones cotidianas. Estos cambios en el comportamiento son a menudo signos de que el cuerpo está entrando en una fase más crítica de desnutrición, donde los órganos vitales comienzan a verse afectados.

Detectar y reconocer estos síntomas tempranos es crucial para intervenir a tiempo y evitar que la desnutrición progrese a etapas más avanzadas, donde el daño al cuerpo puede ser irreversible.

Proceso de recuperación de la desnutrición: un camino delicado hacia la salud

La recuperación de la desnutrición debe ser gradual y cuidadosamente supervisada por profesionales de la salud.
La recuperación de la desnutrición debe ser gradual y cuidadosamente supervisada por profesionales de la salud.

La recuperación de la desnutrición no es simplemente una cuestión de volver a comer. Este proceso debe ser gradual y cuidadosamente supervisado por profesionales de la salud para evitar complicaciones que pueden poner en riesgo la vida del paciente. Según el experto José Pablo Suárez Llanos, miembro del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), reintroducir alimentos de manera inapropiada puede llevar a consecuencias graves, como el síndrome de realimentación.

El primer paso en la recuperación es comenzar con alimentos fáciles de digerir y que sean ricos en nutrientes esenciales. Sopas, caldos y purés de frutas y verduras son altamente recomendados, ya que proporcionan nutrientes necesarios sin sobrecargar el sistema digestivo, que ha estado comprometido por la falta de alimento. Estos alimentos permiten al cuerpo comenzar a absorber los nutrientes que necesita para funcionar correctamente sin causar un estrés adicional al sistema.

A medida que el cuerpo comienza a recuperarse, se pueden introducir progresivamente proteínas magras como pollo o pescado, así como otros alimentos ricos en nutrientes. La incorporación de suplementos nutricionales también es importante para corregir deficiencias que se hayan desarrollado durante el período de desnutrición.

Uno de los riesgos más graves durante la fase de recuperación es el síndrome de realimentación. Este síndrome ocurre cuando los alimentos son reintroducidos demasiado rápido en una persona desnutrida, lo que puede causar desequilibrios electrolíticos severos y potencialmente mortales. Los síntomas del síndrome de realimentación incluyen disfunción hepática, arritmia cardíaca y problemas respiratorios, neurológicos y otros. Es por ello que la reintroducción de alimentos debe hacerse con extrema precaución y bajo estricta vigilancia médica.

Finalmente, es importante reconocer que la recuperación total de la desnutrición puede ser un proceso largo y que algunos daños, especialmente aquellos causados por la desnutrición severa y prolongada, pueden ser permanentes. La rehabilitación nutricional es crucial no solo para restaurar el peso corporal, sino también para recuperar la función de los órganos y sistemas afectados.

(Con información de EFE)

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