El estrés es una reacción habitual que tienen los seres humanos y que ocurre cuando percibimos amenazas o desafíos para nuestro bienestar y ante estas situaciones de tensión respondemos con cambios físicos, mentales y emocionales, de acuerdo con la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Cómo se manifiesta el estrés en el cuerpo
El Dr. Daniel Lopez Rosetti explicó en su columna en Infobae que cuando sufrimos de estrés agudo, es decir cuando nos enojamos mucho con alguien o tenemos una discusión fuerte, esto afecta a nuestro cerebro.
Según detalló, el lóbulo frontal es el que está vinculado a lo racional, y adentro está el cerebro olímpico, donde encontramos todo lo relacionado con lo emocional. Estas dos partes funcionan en articulación. Entonces, cuando mentalmente por una relación entre la razón y la emoción, nos estresamos, que puede ocurrir por un enojo intenso o un ataque de ira, nuestro cuerpo reacciona frente a lo que denominamos estrés agudo.
En esos casos el cuerpo se va a preparar para dos condiciones: para luchar o pelear con el otro. Huir del otro metafóricamente, el cuerpo tiene que “gastar” mucha energía, y en ese momento es cuando se desarrolla la reacción física de estrés agudo.
Frente a ese evento intenso, como sentimos que tenemos que correr o huir, el corazón va a ir más rápido porque va a necesitar más sangre para los músculos. La presión arterial va a subir porque va a necesitar más presión para irrigar a los músculos para luchar o para huir. También, explica el experto, se altera el azúcar en sangre, que es un combustible, y los niveles de azúcar se elevan porque necesitamos más combustible para los músculos.
Cuáles son las consecuencias de sufrir estrés en el cuerpo
El estrés crónico puede tener múltiples consecuencias en el cuerpo, afectando tanto a nivel físico como mental. Algunas de las principales consecuencias incluyen:
- Problemas cardiovasculares: el estrés puede aumentar la presión arterial y el ritmo cardíaco, lo que puede llevar a un mayor riesgo de hipertensión, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
- Debilitamiento del sistema inmunológico: el estrés prolongado puede debilitar el sistema inmunológico, haciendo que el cuerpo sea más susceptible a infecciones y enfermedades.
- Problemas digestivos: el estrés puede causar o empeorar problemas digestivos como el síndrome del intestino irritable (SII), la acidez estomacal, la indigestión y las úlceras gástricas.
- Tensión muscular y dolor: la tensión muscular es una respuesta común al estrés, lo que puede provocar dolores de cabeza, migrañas y dolor en la espalda o el cuello.
- Problemas de sueño: el estrés puede causar insomnio o dificultades para mantener un sueño reparador, lo que a su vez puede agravar otros problemas de salud.
- Aumento de peso o pérdida de peso: el estrés puede alterar los hábitos alimenticios, llevando a un aumento de peso (debido a comer en exceso o preferir alimentos altos en grasas y azúcares) o a una pérdida de peso (debido a la falta de apetito).
- Problemas de salud mental: el estrés crónico está vinculado a la ansiedad, la depresión y otros trastornos del estado de ánimo. También puede afectar la capacidad de concentración y la memoria.
¿Cómo saber si tengo estrés o ansiedad?
Identificar si estás experimentando estrés o ansiedad puede ser complicado, ya que ambos comparten síntomas similares, pero hay algunas diferencias clave que pueden ayudar a distinguirlos:
Señales de estrés
- Causa identificable: el estrés suele estar relacionado con una causa externa específica, como problemas laborales, responsabilidades familiares, o situaciones de cambio.
- Fatiga: sensación de cansancio constante, incluso después de descansar.
- Irritabilidad: te sienteís más irritable o de mal humor.
- Dificultad para dormir: problemas para conciliar el sueño o mantenerlo.
- Dolores físicos: dolores de cabeza, tensiones musculares, o malestar general.
- Problemas digestivos: indigestión, diarrea, o malestar estomacal.
- Dificultad para concentrarse: tenésproblemas para enfocarte o completar tareas.
Síntomas comunes de ansiedad
- Preocupación constante: sensación de preocupación o miedo persistente que no está necesariamente vinculada a una causa específica.
- Pensamientos obsesivos: pensamientos repetitivos y negativos, a menudo difíciles de controlar.
- Sensación de peligro inminente: sensación de que algo malo va a suceder, incluso cuando no hay un peligro real.
- Palpitaciones: latidos rápidos o irregulares del corazón.
- Respiración acelerada: sensación de falta de aire o respiración rápida.
- Sudoración excesiva: sudoración en situaciones donde no es usual, como en reposo o en ambientes fríos.
- Inquietud: sensación de estar nervioso todo el tiempo.
- Mareos o sensación de desmayo: sensación de inestabilidad o que podrías desmayarte.
- Problemas digestivos: al igual que el estrés, la ansiedad puede causar problemas digestivos.
¿Qué partes del cuerpo duelen o molestan cuando se tiene estrés?
El estrés puede manifestarse en el cuerpo de diversas maneras, y algunas partes del cuerpo son más susceptibles a experimentar dolor o malestar debido a la tensión acumulada. Aquí tienes algunas de las áreas más comúnmente afectadas:
- Dolores de cabeza y migrañas: el estrés es una causa común de dolores de cabeza por tensión, que suelen sentirse como una banda apretada alrededor de la cabeza. También puede desencadenar o empeorar migrañas.
- Tensión muscular: el estrés puede provocar una acumulación de tensión en los músculos del cuello y los hombros, lo que lleva a rigidez, dolor o sensación de pesadez en esta área.
- Dolor de espalda: la tensión y el estrés pueden concentrarse en la parte superior o inferior de la espalda, provocando dolor crónico o agudo.
- Opresión en el pecho: el estrés puede causar una sensación de opresión o presión en el pecho, que a veces se confunde con problemas cardíacos. Esto puede estar relacionado con la ansiedad o la hiperventilación.
- Dolor abdominal y problemas digestivos: el estrés puede afectar el sistema digestivo, causando síntomas como dolor abdominal, acidez estomacal, diarrea, o síndrome del intestino irritable (SII).
- Bruxismo: el estrés puede llevar a apretar o rechinar los dientes, especialmente durante la noche, lo que puede causar dolor en la mandíbula y desgaste dental.
- Entumecimiento o hormigueo: el estrés puede contribuir a problemas de circulación o tensión nerviosa, causando entumecimiento o hormigueo en las manos y los brazos.
- Sensación de pesadez o calambres: algunas personas experimentan una sensación de pesadez en las piernas o calambres debido a la tensión acumulada.
- Erupciones cutáneas o picazón: el estrés puede desencadenar problemas en la piel, como erupciones, picazón o exacerbación de condiciones preexistentes como el eczema o la psoriasis.
- Palpitaciones: el estrés puede causar palpitaciones, una sensación de que el corazón late más rápido o de manera irregular.
¿Qué puedo hacer para quitar el estrés?
Para reducir el estrés, es importante adoptar una combinación de estrategias que te ayuden a manejar tanto las causas como los síntomas del estrés. La Organización Mundial de la Salud establece una serie de recomendaciones:
- Actividad física: el ejercicio es una de las formas más efectivas de reducir el estrés. Ayuda a liberar endorfinas, que son hormonas que mejoran el estado de ánimo y actúan como analgésicos naturales. Puede ser cualquier actividad que disfrutes, como caminar, correr, nadar, practicar yoga o hacer ejercicios de fuerza.
- Respiración profunda: tomarte unos minutos para practicar respiración profunda puede calmar el sistema nervioso. Intenta inhalar lentamente por la nariz, mantener el aire unos segundos y exhalar por la boca.
- Meditación: la meditación, especialmente la meditación mindfulness, puede ayudarte a centrarte en el presente y reducir la rumiación y la preocupación.
- Yoga y Tai Chi: estas prácticas combinan el movimiento suave con la respiración controlada y la meditación, ayudando a reducir el estrés y mejorar la flexibilidad y el equilibrio.
- Dieta equilibrada: comer bien puede mejorar tu capacidad para manejar el estrés. Evita el exceso de cafeína, azúcar y alimentos ultraprocesados, ya que pueden aumentar los niveles de estrés. Opta por alimentos ricos en nutrientes, como frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros.
- Descanso suficiente: el sueño es crucial para la salud mental y física. Trata de dormir entre 7 y 9 horas cada noche y establece una rutina de sueño regular.
- Habla con alguien: compartir tus preocupaciones con amigos, familiares o un terapeuta puede aliviar el estrés. A veces, solo hablar con alguien en quien confías puede ser suficiente para sentirte mejor.
- Participa en actividades sociales: pasar tiempo con seres queridos y participar en actividades sociales puede proporcionar una red de apoyo y aliviar el estrés.