La hipertensión, una afección caracterizada por la elevada presión sanguínea en los vasos sanguíneos, representa un riesgo significativo para la salud si no es regulada de manera adecuada. A menudo, esta condición no presenta síntomas evidentes y solo puede ser detectada mediante mediciones directas con un tensiómetro.
Factores de riesgo y datos relevantes
Según la Organización Mundial de la Salud, los factores que aumentan el riesgo de desarrollar hipertensión incluyen la edad avanzada, la genética, el sobrepeso u obesidad, la falta de actividad física, el consumo excesivo de sal y el consumo elevado de alcohol. Mónica Acha, dietista, nutricionista y tecnóloga de los alimentos, destaca en Women´s Health que el excesivo consumo de carbohidratos de absorción rápida y de alimentos ultraprocesados son causas comunes de hipertensión debido al mal control de la glucosa en la sangre.
Una medida fundamental para controlar la hipertensión es la reducción de la sal en la dieta. “Reducir la sal de la dieta es fundamental, aunque no hace falta que se elimine del todo”, explica Acha. Además, es importante eliminar alimentos procesados y ultraprocesados que descontrolan la cantidad de sal en la dieta.
La dieta cetogénica como herramienta de control
Una de las dietas recomendadas por los expertos para controlar la hipertensión es la dieta cetogénica o dieta keto, la que se basa en una reducción máxima de carbohidratos, permitiendo la inclusión de frutas y verduras bajas en carbohidratos. “Si hacemos una dieta cetogénica, controlamos mejor la insulina y, por lo tanto, se puede tener un mejor control de la hipertensión”, asegura Acha. No obstante, no es necesario seguir esta dieta de forma estricta, con solo reducir la cantidad de carbohidratos, ya se obtienen beneficios significativos para la regulación de la hipertensión arterial.
Una investigación realizada con ratas y publicada en PubMed, demuestra que una dieta cetogénica baja en carbohidratos tiene efectos cardioprotectores. El estudio observó la recuperación de la reperfusión del flujo coronario en ratas alimentadas con esta dieta tras sufrir una lesión isquémica global, en comparación con ratas alimentadas con una dieta alta en carbohidratos y una dieta normal. Los resultados mostraron una recuperación más rápida y significativa del flujo coronario en el grupo de la dieta cetogénica baja en carbohidratos.
El estudio también reveló una notable tolerancia a la isquemia y una mayor recuperación de la función cardíaca en las ratas alimentadas con una dieta cetogénica baja en carbohidratos. “La recuperación inicial de la reperfusión de la presión desarrollada en el ventrículo izquierdo, Pmax, fue similar en todos los grupos. Sin embargo, después de 15 minutos, el impulso para una recuperación más rápida se mantuvo significativamente en el grupo de dieta cetogénica baja en carbohidratos”, según se detalla en el estudio.
Observaciones ultraestructurales
La microscopía electrónica mostró una disminución en la cantidad de mitocondrias en ratas alimentadas con dietas altas en carbohidratos, mientras que en aquellas alimentadas con una dieta cetogénica baja en carbohidratos se observó un aumento en la cantidad de mitocondrias, en comparación con el grupo de dieta normal. Estos resultados sugieren que la dieta cetogénica baja en carbohidratos proporciona una función cardioprotectora efectiva.
El estudio es significativo, ya que muestra variaciones ultraestructurales en el músculo cardíaco y su relación con la protección cardiaca en ratas alimentadas con dietas diferentes. Sin embargo, es necesario profundizar en los mecanismos subyacentes del efecto cardioprotector de la dieta cetogénica baja en carbohidratos para corroborar estos hallazgos en seres humanos y establecer guías nutricionales precisas para el control de la hipertensión mediante la alimentación.