El coco es un alimento altamente nutritivo. Posee abundante grasa natural que provee energía, además de proteínas, fibra y minerales como calcio, magnesio y potasio. Se caracteriza por su versatilidad, ya que se puede utilizar integralmente. Desde su carne, que se consume en trozos o rallada; la leche derivada de sus componentes; su cáscara, usada en la fabricación de fibra de coco para mejorar sustratos, hasta su líquido.
Es común confundir el agua de coco con la leche de coco, aunque son diferentes. La leche de coco se obtiene triturando y mezclando la pulpa del coco con agua, mientras que el agua de coco es el líquido presente naturalmente en el interior del fruto, accesible sin necesidad de procesar, a excepción del envasado para su conservación.
Conforme a Medline Plus, servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU., “el agua de coco es el líquido claro que se halla en los cocos jóvenes (Cocos nucifera). A medida que el coco envejece, este líquido se convierte en la pulpa de coco”. Por lo tanto, generalmente se extrae de cocos verdes jóvenes que usan este líquido para su nutrición hasta alcanzar su madurez. Beber este agua proporciona los mismos nutrientes al organismo.
¿Cuáles son los beneficios del agua de coco?
La principal contribución del agua de coco al bienestar físico es la hidratación. Según un estudio difundido en la NLM, “en el ámbito clínico, el agua de coco puede servir como un recurso para la rehidratación oral, reponiendo los fluidos perdidos del tracto gastrointestinal en individuos afectados por deshidratación severa a causa de la diarrea”. Esta utilidad se puede extender para el uso cotidiano, independientemente de padecer o no esta condición.
También provee electrolitos, que son minerales esenciales para la regulación del volumen de agua en el cuerpo, para el correcto funcionamiento muscular y para equilibrar los niveles de pH en la sangre.
Elementos como el potasio y el magnesio ayudan a reducir los impactos negativos del sodio en individuos propensos a la hipertensión arterial, favorecen el soporte del sistema inmunológico y promueven la producción de orina para la eliminación de residuos, lo cual influye en el control de la presión arterial.
Estos mismos minerales son componentes comunes de diversas bebidas deportivas, ya que los electrolitos se pierden mediante el sudor durante la actividad física, o en entornos de alta temperatura. Por esta razón, el agua de coco puede considerarse una excelente opción frente a estos productos que generalmente contienen ingredientes como “fructosa y/o maltodextrina, aromatizantes y edulcorantes artificiales y electrolitos añadidos”, de acuerdo con especialistas.
Los antioxidantes presentes ofrecen protección contra el daño causado por el estrés oxidativo. Este fenómeno adverso afecta de manera significativa a los ácidos nucleicos, proteínas y grasas que constituyen los tejidos, lo que puede provocar un envejecimiento celular acelerado.
Los antioxidantes desempeñan un papel crucial en la disminución de inflamaciones y en la neutralización de los “radicales libres”, responsables de esta oxidación. Estos últimos son descritos por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos como “un tipo de molécula inestable generada durante el metabolismo normal de las células (procesos químicos que suceden en una célula). En ocasiones, los radicales libres se acumulan en las células y provocan daños en otras moléculas, como el ADN, las grasas y las proteínas. Este deterioro podría incrementar el riesgo de cáncer y otras enfermedades”.
¿Qué nutrientes aporta el agua de coco?
Como se indicó previamente, el agua de coco es una fuente considerable de electrolitos. Contiene aproximadamente 404mg de potasio, 17mg de calcio y 15mg de magnesio por cada taza del líquido (250 mililitros).
Además, aporta fósforo en una cantidad de 12mg por cada 250 mililitros, fundamental para la salud y la estabilidad de huesos, dientes y diversos tejidos mediante la síntesis de proteínas. Provee 44 kcal, lo que constituye una contribución energética notable, y solo 10mg de azúcares naturales que suministran glucosa al sistema circulatorio.
Respecto a las vitaminas, proporciona 5mg de vitamina C por taza, siendo este el principal elemento con función antioxidante en el organismo.
¿Cuánta agua de coco se puede tomar por día?
La ingesta diaria recomendada de agua de coco varía según una serie de factores, entre ellos, las condiciones médicas existentes como la diabetes, hipertensión arterial o enfermedades renales, y los ingredientes adicionales presentes en la versión embotellada del producto.
En individuos con afecciones renales, el elevado contenido de potasio del agua de coco puede acumularse en el cuerpo, dado que los riñones podrían no lograr excretar el exceso eficientemente. Un nivel excesivo de potasio en la sangre puede provocar complicaciones cardíacas por su impacto en el funcionamiento muscular del corazón.
En aquellos que sufren de hipertensión o diabetes, los componentes presentes en el agua de coco pueden influir de forma imprevista en los niveles de glucosa y presión arterial, lo que podría resultar perjudicial en caso de un consumo excesivo.
El agua de coco comercial puede incluir aditivos como azúcares y sustancias químicas adicionales. Por ello, se aconseja revisar la información nutricional en el envase antes de su consumo.
Los especialistas sugieren limitar la ingesta a un máximo de 3 tazas de agua de coco al día y, para aquellos con alguna de las condiciones mencionadas, se recomienda no superar la 1 taza diaria.
¿Cómo consumir agua de coco para adquirir sus beneficios?
Es posible beber el agua directamente de un coco fresco. Sin embargo, en su defecto, existen opciones empaquetadas sin azúcares añadidos ni conservantes que representan una alternativa saludable.
Además de su consumo puro, se puede incorporar en zumos, batidos, bebidas mixtas o como ingrediente principal en la elaboración de helados caseros para aprovechar aún más sus propiedades. Es crucial evitar endulzarla adicionalmente, ya que naturalmente posee una dulzura y un exceso de azúcar podría resultar perjudicial.
El agua de coco también se puede utilizar en la cocina. Por ejemplo, añadiéndola a un arroz con leche para proporcionar un toque único, o reemplazando el agua regular por agua de coco en recetas de curry.
Aunque el agua de coco es rica en nutrientes, no se debe considerar como sustituto del agua potable habitual, ya que su consumo excesivo puede tener efectos adversos.