Cada vez más, se sabe que la salud mental constituye un pilar fundamental de un buen estado de salud integral de las personas. Y en ese sentido, de un tiempo a esta parte se tomó conciencia que su atención y cuidado son prioritarios.
En ese marco, una reciente encuesta global arrojó que Argentina experimenta un deterioro en los indicadores de percepción de salud y encabeza el ranking de padecimiento de estrés, junto con Perú.
Con motivo del Día Mundial de la Salud, que se conmemora este domingo 7 de abril, el relevamiento indagó desde diciembre de 2023 a febrero de 2024 a 33.866 individuos de 39 países sobre diversos aspectos relacionados con la salud, como el estado físico, el peso, el estrés y el sueño. Y halló que Argentina y Perú son los países en donde peor se evalúa el estrés.
“Sólo un 35% de los argentinos encuestados y un 40% de peruanos califica su estrés como bastante bueno + muy bueno, versus el 66% a nivel global”, concluyó el estudio global de opinión pública realizado en conjunto por Voices! y WIN International, asociación mundial líder en investigación de mercados y opinión pública.
A nivel global, el 66% de los encuestados considera su nivel de estrés como “bastante bueno + muy bueno”, versus el 32% que lo califica como “bastante malo + muy malo”. En la calificación global de este aspecto de la salud se registra una mejora significativa desde la edición anterior del estudio, a partir de la que creció nueve puntos la evaluación positiva del estrés, que pasó de 57% a 66%.
Al observar resultados globales por segmentos, se ve que el patrón se repite: las mujeres son más críticas al evaluar su nivel de estrés que los hombres. Y también se registra una mejor evaluación del estrés entre los mayores de edad (el 77% de los encuestados de 65 años y más califica su estrés como muy bueno + bastante bueno, versus el 62% de los jóvenes de 18 a 24 años y el 63% de los de 25 a 34). Es decir que el estrés parece afectar más gravemente a las mujeres, y a los más jóvenes.
Constanza Cilley es la directora ejecutiva de Voices! y analizó: “Venimos siguiendo la autoevaluación que hace la población de casi 40 países en distintos ámbitos de su salud desde 2018. Vemos que la Argentina tiende a evaluar peor que el promedio global casi todos los aspectos medidos. Del análisis retrospectivo se desprende que en nuestro país se degradan año a año todos estos indicadores de forma muy marcada, lo que evidencia en que hoy la gente duerme peor, tiene un peor estado físico, más estrés y un deterioro percibido en su salud general”.
Y tras observar que “tanto en Argentina como en el mundo las mujeres tienden a ser más críticas en todos los aspectos”, la experta evaluó que “un fenómeno preocupante que se da en Argentina, pero no se verifica a nivel global es que los jóvenes también son muy críticos. Esto debe ser atendido con urgencia”.
Qué nos estresa
Además de pedirle a los encuestados que evaluaran su estrés, en esta edición del estudio se incluyó una pregunta sobre la frecuencia de este padecimiento en la vida diaria. Los resultados muestran que el 29% de los encuestados a nivel global señala que sufre estrés en su vida diaria “con bastante + mucha frecuencia”, mientras que un 49% dice que lo padece “a veces” y un 21% que no lo sufre “nunca + casi nunca”.
Las mujeres a nivel global son también quienes declaran padecer estrés con mayor frecuencia: el porcentaje de encuestados que señala que sufre estrés con bastante + mucha frecuencia crece a 34% entre las mujeres (vs. 29% en el total), mientras que entre los hombres es un 25%. Y también crece entre los adultos de 25 a 34 años (34% de menciones) y los de 35 a 44 (33%), versus los de mayor edad, que se perciben menos estresados en el día a día (16% entre los de 65 años y más).
Ahora bien, con el objetivo de entender mejor cuáles son los motivos de estrés de la población, se le pidió a los encuestados que pensaran en la última vez que habían estado realmente estresados e indicaran qué los había estresado, entre estas opciones: el trabajo, la falta de trabajo, la falta de dinero, la familia, la salud, los cambios en la vida (como una mudanza o un cambio de trabajo), los desastres ambientales o las guerras en el mundo.
El 24% de los encuestados a nivel global señala que su trabajo fue lo último que realmente lo estresó, destacándose este aspecto como el mayor generador de estrés, seguido por la falta de dinero, mencionado por un 21% de encuestados. En tercer lugar, aparece la familia, con 19% de menciones. Y bastante más abajo la salud, con 9% de menciones, la falta de empleo con 7% y los cambios en la vida con 6%. Las guerras alrededor del mundo y los desastres ambientales aparecen últimos en la lista, con 4% y 2% de menciones, respectivamente.
Geográficamente, la falta de dinero es la causa de estrés más compartida, con un 26% en África y un 25% en América y Asia Pacífico. Europa está más preocupada por la salud y los cambios vitales, mientras que el 14% de la región de Medio Oriente y el Norte de África está estresado por las guerras en todo el mundo, y el 12% por sus familias.
En el país, se vio que cuatro de cada diez argentinos (36%) evalúan su estrés como “muy + bastante bueno”, frente a más de la mitad (54%) que lo hace de forma negativa, como “muy + bastante malo”.
Cómo se auto percibe la salud en general
El 74% de los encuestados a nivel global se auto percibe como “saludable + muy saludable”, en línea con la medición anterior del estudio, donde se registró un 76% de menciones en este sentido. En cambio, un 25% se considera hoy “poco + nada saludable”.
Los resultados del estudio demuestran que existen diferencias en cómo las mujeres y los hombres perciben su salud, ya que mientras el 20% de los hombres a nivel global se considera “muy saludable”, sólo el 14% de las mujeres evalúan de ese modo su estado de salud.
Con respecto a las diferencias por regiones, el trabajo determinó que los ciudadanos de países africanos son los que se auto perciben “poco o nada saludables” en mayor medida, con 40% de encuestados que así lo señalan. En cambio, en los países de América y Europa son tres de cada diez los encuestados que tienen esa percepción sobre su propia salud, mientras que en la región de Asia Pacífico sólo el 17% de los encuestados se considera poco o nada saludable.
Puntualmente, entre los países de América Latina son México y Paraguay los que más arriba se encuentran en el ranking de países con mejor auto percepción de salud. Algo más abajo, aunque en línea con la media global, aparecen Brasil (74%), Ecuador (73%) y Argentina (72%). Y con valores por debajo del promedio se encuentran Perú (63%) y Chile (56%).
Respecto a las ediciones anteriores, la autopercepción de los argentinos respecto a su salud viene en declive, ya que siete de cada diez encuestados (72%) se auto percibe como saludable + muy saludable, frente al 86% que evaluaba positivamente su salud en 2018.
Qué dicen las personas sobre su estado físico
Siete de cada diez encuestados a nivel global (66%) evaluaron su estado físico de forma positiva (bastante bueno + muy bueno), en línea con la cifra registrada en la medición anterior. En cambio, tres de cada diez evalúa este aspecto de su salud de forma negativa (bastante malo + muy malo).
Las diferencias por género son también notorias en este caso: el 69% de los hombres a nivel global califica de forma positiva su estado físico, versus el 62% de las mujeres.
De los países latinoamericanos, lidera México a los que mejor evaluación de este aspecto de la salud tienen, con un 83%, mientras que Brasil (69%) y Ecuador (66%) registran menciones en línea con la media. Por debajo del promedio aparecen Argentina (61%), Chile (58%) y más abajo aún Perú (46%).
En Argentina, al igual que sucede con la evaluación de la salud en general, la evaluación positiva que hacen los argentinos de su estado físico bajó desde las ediciones anteriores del estudio.
Cuál es la opinión de las personas de su propio peso
Asociado al punto anterior -estado físico- se le pidió a los encuestados que evaluaran uno de los aspectos que lo componen: el peso.
A nivel global, lo que se vio es que cerca de siete de diez (66%) de los encuestados calificaron su propio peso como “bastante bueno + muy bueno”, mientras que tres de cada diez manifestaron una opinión crítica al respecto.
La diferencia por género se mantiene: las mujeres tienen una opinión más exigente que los hombres respecto a su peso. El porcentaje de menciones positivas crece a 69% entre los hombres (vs. 66% en el total), mientras que disminuye a 63% entre las mujeres.
Y al observar las opiniones de los ciudadanos de los distintos países encuestados, se observó que en Latinoamérica, Paraguay y México se destacan, seguidos por Brasil y Ecuador con porcentajes en línea con la media, y más abajo aparecen Argentina y Chile por debajo del promedio. Por último, se encuentra Perú como el país de la región que peor evalúa su peso.
Y si bien en Argentina, según los resultados del estudio, la evaluación de los argentinos respecto de su propio peso es, en términos generales, positiva, con 59% que lo evalúa como “bastante bueno + muy bueno”, este también es un indicador que viene empeorando desde las mediciones anteriores del estudio. Concretamente, la evaluación positiva de los argentinos respecto a su peso disminuyó 10 puntos desde 2018, cuando se ubicaba en el 69%.
Cómo dicen que duermen las personas
Siete de cada diez encuestados a nivel global (68%) evalúa positivamente su sueño (70% entre los hombres vs. 66% entre mujeres). En cambio, tres de cada diez lo califica como malo + bastante malo.
Indonesia, Vietnam y Paraguay ocupan el top tres de países con mejor evaluación de su sueño: lo califican como bastante + muy bueno. En el otro extremo, Japón, Perú y Nigeria son los tres que registraron menciones más bajas en esta percepción.
En Argentina, el 60% de los encuestados tienen una opinión positiva respecto de su propio sueño, evaluándose como un aspecto bueno + bastante bueno de su salud. En cambio, 36% lo evalúa de forma negativa.
La evaluación positiva del sueño crece entre los hombres argentinos (65% vs. 55% en mujeres), a mayor edad de los encuestados (52% en jóvenes de 18 a 24 años, 59% en adultos de 25 a 49 años, 64% entre los de 50 a 64 y alcanza a 68% de los de 65 años y más).