El sueño es una actividad tan relevante para los seres humanos como comer o respirar. Dormir constituye el proceso de reparación más importante que realiza cada noche nuestro organismo y, en particular, el cerebro.
El buen descanso nocturno está íntimamente ligado a la expectativa de vida de una persona porque impacta en todos los sistemas del organismo y es esencial para la regeneración celular, para el buen funcionamiento del sistema inmune y para que nuestro reloj biológico interno, gobernado por los ciclos circadianos de sueño y vigilia, se mantenga en equilibrio.
La mala noticia es que los hábitos y la vorágine de la vida moderna parecen haberse empecinado en atentar contra este bienestar: las cifras muestran que el 40% de la población global duerme mal, según estimaciones la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Ante este escenario global, Infobae brindó a sus lectores de Iberoamérica —junto con la Fundación Argentina del Sueño (FAS) y la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR)— una serie de notas acompañadas por un cuestionario médico con el objetivo de identificar el estatus de sueño de la población de la región.
Los resultados de la primera encuesta sobre calidad del sueño en América Latina mostraron una radiografía del sueño iberoamericano: el 45% de los participantes mostraron indicadores asociados a un riesgo moderado a alto de padecer apneas, uno de los trastorno de sueño más habituales y subdiagnosticados, ya que se estima que cerca del 70% de las personas afectadas no conoce su condición.
Se trató de una iniciativa pionera, que mostró el alcance de la sinergia entre el periodismo científico y los expertos dedicados a los trastornos de sueño. Los resultados del relevamiento, que Infobae publica hoy en exclusiva, fueron presentados en el último Congreso Mundial del Sueño, que reunió a los máximos referentes de la especialidad provenientes de 73 países en Río de Janeiro, Brasil.
¿Cómo dormimos? ¿Tenemos un descanso reparador? ¿Nos sentimos somnolientos a pesar de haber dormido el tiempo suficiente? ¿Qué riesgo tenemos de sufrir apneas del sueño?
Estos y otros interrogantes fueron abordados en una serie de notas publicadas en Infobae por el doctor Daniel Pérez Chada (MN 47.085), presidente de la Fundación Argentina del Sueño y consultor del servicio de Neumonología y director de la Clínica del Sueño del Hospital Universitario Austral. Esos ocho artículos fueron acompañados por un cuestionario médico que los lectores mayores de 18 años completaron para evaluar su riesgo de padecer apneas.
Un relevamiento sobre el sueño iberoamericano
Las preguntas clave de la encuesta fueron diseñadas por especialistas y son utilizadas por los expertos en Medicina del Sueño de todo el mundo como un recurso efectivo para identificar pacientes con riesgo de apnea obstructiva de sueño, una afección muy frecuente que no suele detectarse en la mayoría de los casos ya que ocurre mientras las personas duermen.
Los textos fueron publicadas entre el 17 de marzo —en la fecha que se celebra el Día Mundial del Sueño— y el 8 de mayo de este año. Durante ese tiempo, los lectores pudieron completar el Cuestionario STOP-Bang (S: ronquidos, T: cansancio, O: apnea observada, P: presión arterial alta, B: IMC, a: edad, n: circunferencia del cuello, g: género masculino), que indagó sobre datos clave de salud y hábitos de sueño.
El cuestionario médico fue respondido por 5.968 lectores de la región y, gracias a sus respuestas, se pudo construir un primer panorama general de cómo dormimos en América Latina.
¿Qué es la apnea del sueño?
La apnea obstructiva del sueño (AOS) es un trastorno que provoca interrupciones repetidas en la respiración durante el descanso nocturno. Las pausas al respirar puede durar 10 segundos o más, y reiterarse hasta 30 veces por hora en algunas personas.
Esto afecta la calidad del sueño y genera consecuencias para la salud que se asocian no solo con somnolencia diurna y dificultades de concentración, sino también con el aumento del riesgos de desarrollar enfermedades cardiovasculares, cognitivas, inmunológicas, así como afecciones asociadas al metabolismo (obesidad y diabetes tipo 2).
Estas pausas respiratorias al dormir afectan los niveles de oxígeno en el torrente sanguíneo, la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
Además, la fragmentación del sueño resultante de los repetidos despertares cerebrales breves deriva en un descanso insuficiente y de mala calidad.
Si bien uno de los síntomas más comunes incluyen ronquidos fuertes y habituales, los efectos globales de la enfermedad son mucho más complejos e involucran la calidad general del descanso y funciones fisiológicas clave.
Un estudio publicado en la revista The Lancet en 2019, estimó que unos 936 millones de personas entre 30 y 69 años sufren de apnea obstructiva severa en el mundo y 425 millones la padecen en grados moderados a severos. Aunque se observa una prevalencia significativa de la apnea del sueño en hombres de mediana edad y personas con obesidad, las cifras también indican un incremento en su incidencia en mujeres después de la menopausia.
El informe presentado en el Congreso Mundial del Sueño celebrado en Río de Janeiro fue liderado por el doctor Perez Chada junto con un grupo de especialistas en trastornos del sueño, ellos son el doctor Sergio Arias del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias “Emilio Coni de Santa Fe; el doctor Daniel Schönfeld del Centro de Diagnóstico San Jorge de Puerto Madryn; el doctor Daniel Vigo, coordinador del Laboratorio de Cronofisiología de la Universidad Católica Argentina; y el doctor Mikel Azpiazu de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario de Araba, en Vitoria-Gasteiz, España.
El dato más significativo de este relevamiento entre los lectores de Infobae mostró que el 45% de los participantes encuestados tenían un riesgo de moderado a alto de apnea obstructiva del sueño.
Este cifra contundente coincide con la evidencia científica citada por los expertos, ya que “en estudios poblacionales, la prevalencia de la apena obstructiva del sueño de moderada a grave —definida como un índice de apnea-hipopnea (IAH) mayor a 15 eventos horas— es hasta el 50%”.
La edad media de los participantes fue de 44,9 años y según los datos de salud informados, el 35,3% presentaba un IMC (Índice de Masa Corporal) saludable, el 35,8% tenía sobrepeso y el 24,6% tenía un IMC superior a 30, por lo que padecía obesidad. El 54,9% de las respuestas correspondieron a hombres, y el 45,1% a mujeres.
En cuanto a los grupos etarios que completaron la encuesta, el 50,4% tenía entre 40 y 59 años, el 36,3% de los participantes tenía entre 20 y 39 años, y el 11,3% entre 60 y 74 años.
Los investigadores que participaron de la presentación en el Congreso Mundial del Sueño destacaron en el informe que “a pesar de esta alta prevalencia, se estima que hasta el 90% de las personas participantes en estudios poblacionales no recibieron un diagnóstico médico previo de su apnea de sueño”.
El relevamiento realizado en 5.968 lectores de Infobae es una muestra de cómo se duerme en la región y el alto riesgo de padecer apnea. Sin embargo, vale destacar las limitaciones del estudio marcada por los autores en cuanto al “sesgo de selección con datos recopilados que se limitaron a un solo cuestionario (STOP-Bang)” y la falta de una confirmación posterior del diagnóstico de apnea.
No obstante, los datos relevados muestran que casi la mitad de la población presenta síntomas y rasgos clínicos que aumentan su riesgo de padecer este trastorno del sueño.
¿Qué factores impulsan el riesgo de padecer apnea?
Los cambios en el estilo de vida de la vida moderna, especialmente vinculados al estrés en el entorno laboral y las diversas formas de entretenimiento a través de dispositivos digitales antes de acostarnos, generan un impacto negativo en los patrones de sueño. Desde 1960, la duración promedio del sueño global ha disminuido en un 25%, lo que significa que las personas duermen dos horas menos en comparación con hace cuatro décadas, según relevamientos de la Fundación Nacional del Sueño de EEUU.
La apnea obstructiva del sueño está asociada con una variedad de síntomas y, entre ellos, los ronquidos fuertes y habituales son los más comunes. La apnea se presenta cuando las vías respiratorias en la parte trasera de la garganta se estrechan o cierran durante el sueño, por eso quienes padecen este trastorno suelen roncar debido a la obstrucción del flujo de aire. Cuando se produce esta interrupción en la respiración, generalmente la persona se despierta, contrae los músculos de la garganta y realiza varias inhalaciones profundas, a menudo acompañadas de sonidos como resoplidos o sensación de ahogo.
Los principales factores de riesgo de la apnea obstructiva del sueño están relacionados con la edad, el sexo, el peso corporal y ciertas características anatómicas del área de la cabeza y el cuello.
Los hallazgos de este relevamiento entre los lectores de Infobae mostró que los indicadores de mayor predicción para padecer apneas durante el sueño fueron el ronquido habitual, la referencia de apneas observadas por el acompañante nocturno, tener una circunferencia del cuello aumentada y padecer hipertensión arterial.
“Según los resultados de este estudio, al comparar personas con riesgo bajo de apnea obstructiva del sueño en relación a aquellos con riesgo medio o alto, la referencia de cansancio, sexo masculino, tener un IMC mayor de 35 kg/m² o tener más de 50 años, fue de menor valor predictivo de riesgo que el de presentar ronquidos, hacer referencia a apneas presenciadas, padecer hipertensión arterial o tener una circunferencia del cuello mayor de 43 centímetros”, señaló a Infobae el doctor Pérez Chada.
¿Cuáles son los síntomas de apnea?
Los síntomas de la apnea del sueño incluyen los efectos de una respiración anormal durante la noche, así como los efectos diurnos de una calidad reducida del sueño. Muchos pacientes desconocen que padecen apnea, ya que los señales físicas solo se presentan durante el sueño. Las personas cercanas, como familiares o compañeros de habitación, suelen ser los primeros en notar las señales, como los ronquidos y pausas en la respiración. La Fundación del Sueño de EEUU detalla que las señales frecuentes de la apnea obstructiva del sueño incluyen:
- Somnolencia diurna excesiva
- Ronquidos fuertes que a menudo van acompañados de jadeos o sonidos de asfixia.
- Dolores de cabeza por la mañana que pueden persistir durante varias horas después de despertarse.
- Boca seca al despertar
- Sueño inquieto con períodos de vigilia durante la noche
Conocer los síntomas y realizar la consulta médica es esencial para el diagnóstico y tratamiento temprano de la apnea, ya que este trastorno del sueño, como dijimos, puede derivar en complicaciones severas de salud que van desde accidentes automovilísticos relacionados con la somnolencia al volante y problemas cardiovasculares, como hipertensión arterial, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y arritmias.