El ejercicio aeróbico, también llamado cardiovascular, incluye una variedad de actividades que activan las áreas musculares más grandes del cuerpo. Este tipo de actividad física hace que el corazón y los pulmones trabajen más arduamente para oxigenar a los músculos, una dinámica que no solo contribuye a la quema de calorías, sino que también mejora la salud cardiovascular y la función pulmonar. Esto se debe a que el corazón late más rápido y con más potencia, lo cual, a su vez, aumenta la tasa de respiración y mejora la oxigenación general del cuerpo.
Según las últimas directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), “se recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes”.
Para el organismo sanitario, “la actividad física regular es fundamental para prevenir y ayudar a manejar las cardiopatías, la diabetes de tipo 2 y el cáncer, así como para reducir los síntomas de la depresión y la ansiedad, disminuir el deterioro cognitivo, mejorar la memoria y potenciar la salud cerebral”.
En tanto, la OMS “aconseja a los adultos de edad avanzada (65 años o más) que añadan actividades destinadas a reforzar el equilibrio y la coordinación, así como el fortalecimiento de los músculos, para ayudar a prevenir las caídas y mejorar la salud”. Cabe recordar que algunos ejemplos de ejercicio aeróbico son andar en bicicleta, nadar y correr.
En ese sentido, recientemente, los científicos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos descubrieron que el ejercicio aeróbico regular (conocido popularmente como entrenamiento cardio), como trotar, nadar o andar en bicicleta, podría reducir el riesgo de morir a causa de la infección por influenza, y hacer ejercicio en el gimnasio también podría ayudar.
Las personas que cumplieron con las pautas de actividad física aeróbica y actividad de fortalecimiento muscular tuvieron un riesgo 48% menor de muerte por neumonía e influenza durante un promedio de 9,2 años de seguimiento en comparación con quienes no hicieron ninguna, según informó un equipo de trabajo liderado por Bryant Webber, especialista de la División de Nutrición, Actividad Física y Obesidad de los CDC en Atlanta, en Estados Unidos.
“Teniendo en cuenta los mecanismos biológicos plausibles y la consistencia con estudios previos, esta asociación protectora puede justificar esfuerzos clínicos y de salud pública adicionales para disminuir la prevalencia de la inactividad aeróbica y de fortalecimiento muscular inadecuada”, afirmó Webber.
Cómo beneficia el ejercicio cardiovascular
Los investigadores también encontraron un beneficio con la actividad aeróbica en niveles por debajo de las recomendaciones de las pautas. Los adultos que realizaban de 10 a 149 minutos de actividad física de moderada a vigorosa a la semana experimentaron un riesgo significativamente 21% menor de muerte por neumonía e influenza en comparación con las personas que no realizaban actividad física.
Este beneficio alcanzó su punto máximo con una reducción del riesgo del 50% para aquellos con 301 a 600 minutos de actividad semanal, sin una reducción adicional del riesgo para aquellos que realizan más de 600 minutos de actividad.
Anteriormente, en diálogo con Infobae, el médico clínico Luis Cámera (MN 51995) repasó algunos de los beneficios del ejercicio aeróbico: “Cuidar la salud vascular es una de las cosas más importantes y, en ese sentido, los ejercicios aeróbicos como caminar prolongan la expectativa de vida y retrasan la aparición de la discapacidad. Esto, de todos modos, también debe estar complementado con asociado con no fumar, con no beber en exceso y no comer muchos hidratos carbono”.
Según Cámera, estos factores “ayudan a llevar una vida saludable. Entonces, el ejercicio aeróbico moderado es uno de los elementos más importantes para retrasar el envejecimiento y para prevenir enfermedades cardiovasculares y la aparición de la demencia”.
Por su parte, el médico cardiólogo y deportólogo Norberto Debbag (MN 51320) le dijo a Infobae en un reportaje anterior: “Los humanos tenemos un aparato cardiovascular que con los años tiene cierto deterioro que puede estar dado por la hipertensión y combinado con la diabetes, con enfermedades del colesterol, tabaquismo, sedentarismo, etcétera. Estos son factores que nosotros los podemos mejorar y acondicionar”.
“Haciendo deporte, además, vamos a cuidar la estructura ósea que está dentro del hueso y vamos a reforzarla. Por supuesto, necesitamos complementar esto con vitamina D que proviene del sol, así que si las actividades se hacen al aire libre es mucho mejor incluso psicológicamente hablando”, consideró Debbag.
Y sumó: “Al ejercitarse mejora muchísimo la movilidad para trasladarse de un lugar a otro con cierta facilidad”, por lo que sugirió actividades como aquagym o bicicleta fija”.