(HealthDay News) - Las mujeres posmenopáusicas que están estresadas, deprimidas o tienen problemas para dormir pueden enfrentar un mayor riesgo de padecer un trastorno común del ritmo cardíaco, de acuerdo con una nueva investigación. El estudio, de casi 84,000 mujeres mayores de 50 años, encontró que ciertos factores psicológicos estaban vinculados al riesgo de desarrollar fibrilación auricular (FA), una arritmia cardíaca que puede causar problemas graves con el tiempo.
Cuanto más alto era el puntaje de las mujeres en dos medidas de “estrés” y “tensión”, mayor era su riesgo de desarrollar FA en los siguientes 10 años. Dos factores específicos, eventos estresantes de la vida e insomnio, mostraron la conexión más fuerte con la condición cardíaca. Los hallazgos destacan el papel del bienestar mental en la salud física, según un experto no involucrado en el estudio.
”No dejes que te digan que es ’solo’ estrés”, dijo la Dra. Nieca Goldberg, cardióloga y profesora clínica asociada en la escuela de Medicina NYU Grossman en la ciudad de Nueva York. “Nuestra salud psicológica impacta nuestra salud física”, agregó.
El estudio, publicado en la revista Journal of the American Heart Association, no demuestra que el estrés y la tensión contribuyan directamente a la fibrilación auricular. Pero hay razones para creer que pueden, según Goldberg, quien también es una experta voluntaria de la American Heart Association. ”Los eventos estresantes de la vida elevan las hormonas del estrés como la epinefrina y la norepinefrina, y los niveles altos pueden desencadenar arritmias como la fibrilación auricular”, explicó Goldberg.
De manera similar, agregó, el insomnio y otros trastornos del sueño pueden afectar el cuerpo, elevando la presión arterial, por ejemplo, y los estudios los han relacionado con un mayor riesgo de arritmias cardíacas. La fibrilación auricular ocurre cuando las cámaras superiores del corazón comienzan a temblar caóticamente en lugar de contraerse de manera eficaz. Esta arritmia no representa un riesgo inminente de muerte, pero tampoco es benigna: si persiste con el tiempo, puede llevar a complicaciones como accidente vascular cerebral o insuficiencia cardíaca.
La FA es común y va en aumento: los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los EEUU proyectan que 12 millones de estadounidenses tendrán la condición para 2030. Hay factores de riesgo físicos bien conocidos para la FA, incluyendo la edad avanzada, la presión arterial alta, la obesidad y la diabetes. Pero ahí no termina la historia, dijo la primera autora del estudio, la Dra. Susan Zhao, subdirectora de cardiología en el Santa Clara Valley Medical Center en San José, California.
En su práctica médica, dijo Zhao, ve pacientes femeninas mayores que gozan un “estado de salud perfecto” y luego desarrollan FA. Lo que suelen tener en común, según Zhao, es lo que ella llama una “personalidad FA”. Es decir, a menudo siguen dándole vueltas al mismo tema, se preocupan por perder el control, tienen problemas para dormir y generalmente están “muy tensas”.
Pero ha habido poca investigación sobre el papel de los factores psicológicos en el desenlace de la fibrilación auricular, por lo que Zhao y sus colegas decidieron investigar. Se sumergieron en los datos de un estudio del gobierno de EE. UU. llamado Iniciativa de Salud de las Mujeres que comenzó en la década de 1990 e involucró a miles de mujeres de 50 a 79 años de edad.
Los investigadores se centraron en más de 83,700 participantes que estaban libres de FA cuando ingresaron al estudio. En ese momento, se les hizo preguntas a las mujeres sobre su salud, estilo de vida y bienestar psicológico. Durante la siguiente década, alrededor de una cuarta parte de esas participantes desarrollaron FA. Y el equipo de Zhao encontró que dos “grupos” distintos de factores psicológicos estaban relacionados con el riesgo de un nuevo diagnóstico de FA, incluso después de tener en cuenta las condiciones de salud física.
Los grupos fueron llamados “estrés” y “tensión”, y por cada punto adicional que las mujeres sumaron en esos grupos, su riesgo promedio de FA aumentó en un 3% a 7%. Al profundizar, los investigadores descubrieron que los eventos estresantes de la vida y el insomnio eran los dos factores más estrechamente vinculados a la FA. Esos eventos de la vida incluyeron experiencias como problemas financieros importantes, divorcio, pérdida de empleo, conflictos familiares graves y muerte del cónyuge. Zhao dijo que espera que los hallazgos eleven la conciencia sobre el impacto del bienestar psicológico en la salud cardíaca de las mujeres.
El “mensaje clave”, agregó, es que la salud mental merece la misma atención que la salud física. Goldberg estuvo de acuerdo, diciendo que el estrés crónico, los problemas de sueño y los síntomas de depresión son todos “problemas de salud importantes” que las mujeres deberían abordar con su médico. El sueño deficiente o la somnolencia diurna, señaló Goldberg, pueden estar relacionados con un trastorno subyacente como la apnea del sueño. Entonces, las mujeres pueden pedir a su médico que las evalúe para dichas condiciones. La buena noticia, dijo Goldberg, es que los trastornos del sueño, la depresión y el estrés crónico se pueden abordar, ya sea a través de cambios en el estilo de vida, terapia de conversación u otros tratamientos.
* Liamar Healthcare and Amy Norton HealthDay Reporters. Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com
FUENTES: Susan Zhao, MD, Jefa Asociada del Departamento de Cardiología del Centro Médico del Valle de Santa Clara, San Jose, Calif.; Nieca Goldberg, MD, Profesora Asociada clínica, Escuela de Medicina Grossman de la Universidad de Nueva York en la Ciudad de Nueva York y voluntaria experta de la Asociación Americana del Corazón; Journal of the American Heart Association, Aug. 30, 2023, en línea.