La hora de ir a la cama y conciliar el sueño es uno de los momentos más esperados del día, sobre todo cuando la rutina nos desgasta con su vorágine.
Las horas de sueño, en ese marco, deben ser más que provechosas para poder afrontar las actividades cotidianas con lucidez y con energía. Sin embargo, no todas las personas pueden conciliar su tiempo de descanso de la mejor forma y el hacerlo plantea todo un desafío, ya que el estrés, la iluminación y el uso prolongado de pantallas atentan contra la relajación que supone entrar en la fase del sueño reparador.
Incluso, según estimaciones de la Fundación Nacional del Sueño de EEUU, entre el 10 y el 30% de los adultos en el mundo viven con insomnio.
Y es que justamente, cuando en ese momento del final del día en el que las funciones del cuerpo necesitan descansar, una hormona que produce el cerebro se despierta. Se trata de la melatonina y sirve para regular los ciclos del día y la noche, y por ende, de sueño-vigilia.
“La melatonina es una sustancia que desencadena el proceso natural biológico del sueño en el cuerpo. Nace en el sistema nervioso central y automáticamente cuando se pone el sol y oscurece, nuestro organismo comienza a segregarla para inducir el sueño. No es una sustancia hipnótica, pero es un mediador que en el cuerpo dispara los mecanismos fisiológicos del sueño”, explicó a Infobae el doctor Facundo Nogueira, jefe de sección medicina del sueño del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Nogueira explicó que la melatonina es producida por la glándula pineal, que está en la base inferior del cerebro y se encuentra conectada al hipotálamo. “Cuando la luz del día empieza a bajar, ingresa menos estimulación lumínica y eso hace que el hipotálamo promueva la producción de melatonina, que genera y le da pie a todo el mecanismo del sueño”. A su vez, otra de las funciones importantes de esta hormona es la articulación del ritmo circadiano, un proceso de producción de sustancias y de funcionamiento de los órganos que está sincronizado con la luz solar.
Pero también esa hormona se produce de forma sintética y se venden en forma de pastilla y se adquiere en forma de venta libre en las farmacias.
“Cuando uno lo consume para dormir, a veces las dosis que dispensan la venta libre puede no ser suficiente. Y se recurre a tomar más. Si bien es un medicamento que no necesita ser recetado, siempre es conveniente hacer una consulta médica antes de tomarlo, ya que la automedicación, aunque sea con melatonina, no es aconsejable. Uno puede tener un trastorno del sueño específico, que tomando melatonina en cantidad no se va a resolver. El insomnio, por ejemplo, está relacionado con la depresión. Las apneas de sueño o los movimientos durante el sueño son otros trastornos que deben ser atendidos por el médico especialista”.
Según destaca la Academia Americana de Medicina del Sueño, hay seis trastornos principales del sueño: el insomnio; los trastornos respiratorios (ronquidos, apneas y asfixias); las hipersomnias (dormirse durante el día); las alteraciones de los ritmos cicardianos (como el jet lag), las parasomnias (sonambulismo, terrores nocturnos y pesadillas); y los movimientos anormales durante el sueño (calambres, bruxismo y síndrome de piernas inquietas, entre otros).
Un importante estudio científico realizado en Estados Unidos durante casi 20 años intentó aportar más datos sobre el uso continuo de melatonina en adultos. Los autores analizaron datos provenientes de encuestas de 55.000 estadounidenses, y examinaron los cambios en el uso informado de suplementos de melatonina entre 1999 y 2018.
La información provino de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES, por sus siglas en inglés), y las personas encuestadas relataron el consumo de melatonia en los últimos 30 días y la dosis que tomaron. Uno de los hallazgos que realizaron fue que el uso de melatonina estaba aumentando entre la población general.
En concreto, el uso de melatonina aumentó de 0.4 % entre 1999 y 2000 a 2.1 % entre 2017 y 2018. Y ese año justo aumentó cinco veces la cantidad de personas que tomaron melatonina en comparación con el año 2000. “El uso de dosis altas de melatonina fue extremadamente bajo, pero se triplicó de 0.08 % entre 2005 y 2006 a 0.28 % entre 2017 y 2018″, sostienen los autores.
“La suplementación exógena de melatonina, una de las hormonas clave que rigen el ritmo circadiano, está indicada para el tratamiento de los trastornos del sueño del ritmo circadiano y, a pesar de la evidencia insuficiente, se usa ampliamente como una ayuda para dormir de venta libre. La evidencia de las propiedades antioxidantes y antiinflamatorias de la melatonina ha impulsado la investigación de su valor terapéutico en múltiples enfermedades. Aunque la melatonina generalmente se considera segura, se han informado efectos adversos y los datos sobre el uso a largo plazo y en dosis altas son escasos. La heterogeneidad en las formulaciones de venta libre apoya aún más la necesidad de una comprensión más amplia del consumo de melatonina exógena en la población”, fueron las conclusiones del importante estudio científico publicado en la prestigiosa revista médica Jama Network.
Además, alertaron que el contenido real de melatonina en los suplementos comercializados en Estados Unidos “puede ser hasta un 478 % más alto que el contenido etiquetado” y destacan que la evidencia que respalda el uso de melatonina para los trastornos del sueño es débil, sobre todo en dosis altas y a largo plazo.
Por otro lado, expertos en sueño afirman que la melatonina no es adictiva. No hay evidencia de que se adquiera dependencia física y por lo general no desarrolla síntomas de abstinencia si uno deja de tomarla. Pero si estás convencido de que tomar melatonina es indispensable para dormir, dicen los expertos, puedes tener dificultades para deshacerte del hábito. “Puedes volverte dependiente psicológicamente a caramelos si crees que los necesitas”, dijo Philip Gehrman, psicólogo clínico del Centro de Sueño Penn en la Universidad de Pennsylvania.
“Una persona que recurre a la melatonina puede tener preocupación de que sin ella no podrá dormir, una ansiedad que en sí misma hace que dormir sea más difícil”, agregó Jennifer Martin, presidenta del directorio de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño y profesora de medicina en la Facultad David Geffen de Medicina de la UCLA. Ella ha observado ese patrón en varios pacientes. “La gente dice ‘intento e intento e intento y luego me rindo y tomo algo’. Pero el rendirse es lo que les hace quedarse dormidos, no el tomar algo”, enfatizó la experta.
Según Nogueira, “al tratarse de una sustancia natural que el cuerpo genera, está habituado y la necesita su consumo extra para favorecer el sueño no implica un riesgo. Tiene un perfil de seguridad muy bueno con un amplio rango terapéutico, que además de inducir al sueño, retrasa el envejecimiento e influye positivamente en el sistema inmunológico. Estudios científicos también le atribuyen potentes efectos antioxidantes, antiinflamatorios y antiobesogénicos”.
Algunos estudios han mostrado que la melatonina puede ayudar a quedarse dormido más rápido y durante más tiempo. Pero en varios ensayos clínicos los suplementos fueron tan efectivos como un placebo, dijo Martin, lo que sugiere que su potencia como ayuda para dormir podría ser parcialmente psicológica.
“Por lo general, la melatonina es segura para el uso a corto plazo. A diferencia de lo que sucede con muchos medicamentos para dormir, con la melatonina es poco probable que te vuelvas dependiente, que tu respuesta disminuya después del uso repetido (habituación) o que experimentes un efecto de resaca.
Los efectos secundarios más frecuentes de la melatonina incluyen los siguientes: dolor de cabeza, mareos, náuseas y somnolencia”, explica la prestigiosa Clínica Mayo de Estados Unidos.
“Otros efectos secundarios menos frecuentes de la melatonina podrían ser los sentimientos depresivos de corta duración, los temblores leves, la ansiedad leve, los cólicos, la irritabilidad, la reducción del estado de alerta, la confusión o la desorientación, y la presión arterial anormalmente baja (hipotensión). La melatonina puede provocar somnolencia durante el día.
¿Cuál es la dosis adecuada de melatonina?
Según Michael Grandner, director del Programa de Investigación del Sueño y la Salud de la Universidad de Arizona, “la melatonina es muy segura si se toma en dosis normales”, que se encuentra entre 0,5 mg y 5 mg.
El mes pasado, la Fundación del Sueño de EEUU, publicó un artículo del psiquiatra Alex Dimitriu, quien integra el panel de revisión médica de la fundación, sobre los efectos de la melatonina: “No hay consenso sobre la dosis óptima de melatonina para adultos, aunque la mayoría de los expertos aconsejan evitar dosis extremadamente altas. Una dosis típica en suplementos para adultos es de entre 1 y 5 miligramos, pero si esto es apropiado para una persona específica depende de factores como su edad y problemas para dormir. Algunos suplementos de melatonina enumeran las dosis en microgramos (1000 microgramos equivalen a 1 miligramo)”, explicó Dimitriu.
“Algunas personas experimentan somnolencia diurna cuando usan melatonina como ayuda para dormir. Si experimenta esto, podría ser que su dosis sea demasiado alta. Es recomendable comenzar con la dosis más baja posible y aumentar gradualmente bajo la supervisión de su médico”, apuntó el especialista de la Fundación del Sueño de EEUU.
Al igual que recomendó el doctor Nogueira, el consenso médico es que las personas con problemas para dormir deben consultar sobre la toma de suplementos de melatonina con su médico personal antes de consumirla.
Si bien algunas investigaciones han encontrado que la melatonina puede ayudar a tratar la hiperglucemia en personas con diabetes, por ejemplo, otro estudio publicado en Science Direct ha demostrado que, en pacientes diabéticos que portan ciertos rasgos genéticos, la melatonina puede interferir con la regulación de la glucosa. Son este tipo de hallazgos contradictorios los que hacen que los expertos se detengan cuando se trata de emitir un respaldo total a la melatonina.
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