Dos estudios publicados en el British Medical Journal hallaron que disfrutar de relaciones afectivas satisfactorias con la pareja, la familia, los amigos y los compañeros de trabajo y hacer ejercicio físico de manera regular podría mejorar la salud física y mental en la vejez.
De un tiempo a esta parte, a nivel mundial, la expectativa de vida de las personas es mayor y todos los países del mundo experimentan un crecimiento en el tamaño y el porcentaje de personas mayores en su población.
Así las cosas, se espera que el número de personas de 80 años o más se triplicará para 2050, para llegar a 426 millones en todo el mundo. De allí la importancia de cuidar la calidad de vida y el estado de salud física y mental desde la mediana edad para disfrutar de una buena salud más adelante en la vida.
La importancia de las relaciones satisfactorias
El primer estudio encontró que las relaciones satisfactorias con parejas, familiares, amigos y colegas están relacionadas con un menor riesgo de acumular múltiples afecciones a largo plazo en la vejez, según publicó el diario británico The Guardian.
Al parecer, cuanto menos satisfactorias sean estas relaciones a los 40 y 50 años, mayor será el riesgo de tener varias enfermedades más adelante en la vida -sugirió la investigación-. Cada vez hay más pruebas que indican un vínculo entre las redes sociales sólidas y la buena salud y el bienestar en la vejez, pero hasta ahora no se sabía si estas conexiones podrían reducir el riesgo de múltiples afecciones a largo plazo o multimorbilidad.
El trabajo examinó datos de casi 8.000 mujeres en Australia que estaban libres de 11 afecciones comunes a largo plazo y tenían entre 45 y 50 años cuando comenzó el estudio en 1996. Cada tres años informaron sus niveles de satisfacción con sus parejas, familiares, amigos y colegas de trabajo.
Fueron seguidos durante 20 años para ver si desarrollaban diabetes, hipertensión, enfermedad cardíaca, accidente cerebrovascular, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma, osteoporosis, artritis, cáncer, depresión o ansiedad.
Los investigadores observaron que aquellos que habían informado el nivel más bajo de satisfacción con sus relaciones sociales tenían el doble de riesgo de desarrollar múltiples afecciones en comparación con aquellos que informaron los niveles más altos de satisfacción.
Y si bien el estudio incluyó sólo a mujeres australianas, los hallazgos tuvieron “implicaciones significativas” para la salud, según dijeron los investigadores de la Universidad de Queensland.
Es que los resultados destacaron “los beneficios de iniciar o mantener relaciones sociales diversas y de alta calidad a lo largo de la vejez media o temprana”.
La implicancia de la actividad física en la función cerebral en la vejez
Un segundo estudio encontró que la actividad física regular a cualquier edad está relacionada con una mejor función cerebral en la vejez, y mantener una rutina de ejercicios durante la edad adulta parece ser lo mejor para preservar la agudeza mental y la memoria y evitar enfermedades como la demencia.
Y los especialistas aseguran que incluso comenzar a hacer ejercicio a los 60 años puede ayudar a mejorar la función cognitiva en lugar de no hacer nada.
La buena noticia para personas de todas las edades y niveles de condición física llega de la mano de otro trabajo, cuya investigadora principal Eleanor Watts, del Instituto Nacional del Cáncer de los EEUU en Rockville, Maryland, aseguró que “no es necesario que una persona comience una rutina de correr para mejorar su salud”.
“Incluso si ha sido sedentario durante años, nunca es demasiado tarde para ponerse en movimiento”, sostuvo.
El estudio dirigido por el University College London y publicado en el Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry examinó los datos de 1.417 personas sobre la cantidad de ejercicio que hicieron durante cuatro décadas. Las encuestas se realizaron cinco veces a lo largo de la edad adulta, cuando las personas tenían 36, 43, 53, 60 a 64 y 69 años.
Las pruebas cognitivas, además de las que analizan la velocidad de procesamiento y la memoria, se llevaron a cabo una vez que las personas cumplieron 69 años. Aquellos que estaban físicamente activos al menos de una a cuatro veces al mes en las cinco encuestas separadas obtuvieron los mejores resultados en las pruebas.
La doctora Sarah-Naomi James es la autora principal del trabajo y destacó que “el mayor efecto cognitivo se observó en aquellos que se mantuvieron físicamente activos durante toda su vida”.
Para ella, “el efecto es acumulativo, por lo que cuanto más tiempo esté activo un individuo, más probable es que tenga una función cognitiva más avanzada en el futuro”.
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