Pasar más tiempo al sol podría protegerle contra la demencia, según sugiere un estudio. La exposición a la luz solar hace que el cuerpo produzca vitamina D, que se ha relacionado con niveles más bajos de inflamación y huesos más fuertes en la vejez.
Ahora, un estudio pionero demostró que las personas con altos niveles de esta vitamina en el cerebro tienen un 33% menos de probabilidades de desarrollar demencia.
En el último trabajo, los investigadores examinaron muestras de tejido cerebral de 290 personas del Proyecto Rush de Memoria y Envejecimiento, un estudio a largo plazo sobre la enfermedad de Alzheimer que comenzó en 1997.
Se evaluó anualmente la cognición de los participantes mediante una serie de pruebas hasta su fallecimiento, tras lo cual los voluntarios donaron sus cerebros, médulas espinales y músculos.
Los investigadores también revisaron los resultados de su última evaluación cognitiva antes de morir. Ningún participante tenía demencia cuando se incorporó al estudio, pero cuando fallecieron a 113 se les había diagnosticado, mientras que 68 presentaban deterioro cognitivo leve.
Asimismo, se analizaron tejidos de cuatro regiones cerebrales en busca de niveles de vitamina D y signos de demencia. Dos de las regiones estaban relacionadas con cambios vinculados al Alzheimer, una con formas de demencia relacionadas con el flujo sanguíneo y una región de la que no se conocía ninguna asociación. Los médicos que realizaron el análisis no sabían qué participantes tenían demencia o alteraciones cognitivas. Las respuestas se compararon con la evaluación clínica final de la cognición antes de la muerte.
Los resultados de la investigación, publicada en la revista Alzheimer’s and Dementia: The Journal of the Alzheimer’s Association, mostraron que las personas con niveles más altos de vitamina D en el cerebro tenían entre un 25 y un 33% menos de probabilidades de ser diagnosticadas de demencia. Pero estos individuos no tenían menos probabilidades de presentar cúmulos de proteínas en el cerebro relacionados con la enfermedad.
Se trataba de placas amiloides, cuerpos de Lewy o evidencias crónicas o microscópicas de ictus. Los científicos descubrieron que la vitamina D estaba presente en el tejido cerebral, y que unos niveles elevados de esta sustancia en las cuatro regiones del cerebro se correlacionaban con una mejor función cognitiva.
Sin embargo, los niveles de vitamina D en el cerebro no se asociaban con ninguno de los marcadores fisiológicos asociados a la enfermedad de Alzheimer en el cerebro estudiado. Entre ellos se incluían la acumulación de placa amiloide, la enfermedad de cuerpos de Lewy o la evidencia de accidentes cerebrovasculares crónicos o microscópicos. Esto significa que aún no está claro cómo puede afectar exactamente la vitamina D a la función cerebral.
La doctora Sarah Booth, nutricionista clínica de la Universidad Rush que dirigió la investigación, afirmó: “Ahora sabemos que la vitamina D está presente en cantidades razonables en el cerebro humano, y parece estar correlacionada con un menor deterioro de la función cognitiva. Pero tenemos que seguir investigando para identificar la neuropatología cerebral relacionada con la vitamina D antes de empezar a diseñar futuras intervenciones”.
Y añadió: “Esta investigación refuerza la importancia de estudiar cómo la alimentación y los nutrientes crean resiliencia para proteger el cerebro envejecido contra enfermedades como el Alzheimer y otras demencias relacionadas”.
La mayoría de las personas necesitan unas 600 unidades internacionales (UI) de vitamina D al día, según los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos (NIH, por sus siglas en inglés). Pero los mayores de 70 años necesitan ingerir hasta 800 UI. Esto puede conseguirse pasando tiempo al aire libre o siguiendo una dieta equilibrada con alimentos ricos en vitamina D. Un filete de salmón contiene toda la vitamina D necesaria para un día.
¿La vitamina D puede proteger contra el COVID-19?
A dos años y medio de declarada la pandemia de COVID-19, nuevos estudios buscan más evidencia acerca de la relación entre ese nutriente y la prevención de la infección por SARS-CoV-2. Es que desde hace tiempo se sabe que los metabolitos de la vitamina D favorecen la respuesta inmunitaria innata frente a los virus y las bacterias respiratorias, por lo que el nutriente fue el centro de atención por su posible papel en la prevención y el tratamiento del COVID-19.
La mayoría de los estudios publicados hasta ahora son observacionales y mostraron resultados contradictorios. Ahora, dos nuevos estudios aleatorizados vinculados agregaron evidencia muy necesaria. Según los trabajos publicados en The BMJ (British Medical Journal), “el aumento de los niveles de vitamina D en adultos durante la pandemia de SARS-CoV-2 no se asoció con la protección contra las infecciones del tracto respiratorio o el COVID-19″.
En la publicación de sus conclusiones, los autores señalaron que “entre las personas con una alta prevalencia inicial de niveles subóptimos de vitamina D, la administración de suplementos de vitamina D no se asoció con una reducción en el riesgo de infección aguda de las vías respiratorias por todas las causas o COVID-19″.
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