Además de ser una estación ideal para relajarse y divertirse, el verano también trae consigo diversas enfermedades que afectan la salud física y mental de los peruanos.
Por eso, durante la temporada veraniega, cuando el sol brilla con fuerza y las actividades al aire libre son más frecuentes, es esencial asegurarse de que el cuerpo reciba las vitaminas necesarias para mantenerse saludable y aprovechar al máximo el verano.
Las vitaminas juegan un papel crucial en la regulación de diversas funciones corporales y, en verano, algunas son especialmente importantes para proteger la piel, el sistema inmunológico y la energía general del cuerpo. Estas son las 5 vitaminas que debes usar durante el verano: A, B, C, D y E.
<b>Vitamina A: piel y vista</b>
La vitamina A es fundamental para la salud de la piel, especialmente durante el verano, cuando la exposición al sol puede aumentar el riesgo de daño cutáneo. Esta vitamina actúa como un antioxidante que ayuda a prevenir los efectos del envejecimiento prematuro y a mantener la piel saludable porque protege contra los efectos dañinos de los radicales libres generados por la exposición al sol. También promueve la regeneración celular, mejora la elasticidad de la piel y reduce el riesgo de quemaduras solares.
Además, la vitamina A es crucial para la salud ocular, ayudando a proteger la vista, especialmente en condiciones de luz intensa, como las que se encuentran durante el verano.
La vitamina A se puede encontrar en alimentos como zanahorias, camote, espinacas, kale, y en alimentos de origen animal como el hígado y los lácteos.
<b>Vitamina B: energía y metabolismo</b>
Las vitaminas del complejo B son esenciales para mantener altos niveles de energía durante el verano, cuando las personas tienden a estar más activas. Estas vitaminas, que incluyen B1 (tiamina), B2 (riboflavina), B3 (niacina), B6 (piridoxina), B12 (cobalamina), ácido fólico (B9) y biotina (B7), son fundamentales para el metabolismo de los alimentos y la producción de energía. Además, ayudan a reducir el estrés y la fatiga, problemas comunes durante las altas temperaturas y con las demandas de actividades físicas veraniegas.
Además, las vitaminas del complejo B mejoran la conversión de carbohidratos, grasas y proteínas en energía, apoyan la función cerebral y nerviosa, y ayudan a la formación de glóbulos rojos.
La vitamina B se encuentra en alimentos como cereales integrales, legumbres, carnes magras, huevos, lácteos, y vegetales de hojas verdes.
<b>Vitamina C: sistema inmunológico</b>
La vitamina C es conocida por sus propiedades antioxidantes y su papel fundamental en el fortalecimiento del sistema inmunológico. Durante el verano, cuando el cuerpo está más expuesto a la radiación ultravioleta del sol, esta vitamina ayuda a proteger las células de los daños ocasionados por los radicales libres.
Además, la vitamina C es esencial para la producción de colágeno, lo que contribuye a mantener la piel firme y elástica y puede ser útil para prevenir arrugas y otros signos del envejecimiento.
Esta vitamina se encuentra en frutas cítricas como naranjas, limones y toronjas, así como en fresas, kiwis, pimientos, brócoli y tomates.
<b>Vitamina D: calcio y salud ósea</b>
La vitamina D es vital para la salud ósea, ya que facilita la absorción de calcio en el cuerpo. Durante el verano, la exposición al sol aumenta la producción de vitamina D de manera natural, ya que la luz solar es una fuente importante para la síntesis de esta vitamina. Sin embargo, muchas personas no obtienen suficiente sol directo durante todo el día, por lo que es importante asegurarse de consumirla a través de la dieta o suplementos.
Esta vitamina ayuda también en la absorción de fósforo, promoviendo la salud ósea y dental. Se puede obtener a través de la exposición solar, y se encuentra en alimentos como pescados grasos (salmón, atún, sardinas), huevos, productos lácteos fortificados y algunos cereales.
<b>Vitamina E: protección antioxidante</b>
La vitamina E es otro antioxidante clave que protege las células del daño celular y el envejecimiento prematuro causado por la exposición al sol. Durante el verano, la piel está más vulnerable a los efectos de la radiación ultravioleta, y la vitamina E actúa como un protector que combate los radicales libres generados por el sol. Además, la vitamina E es importante para la salud cardiovascular y la circulación sanguínea.
Esta vitamina se encuentra en alimentos como almendras, semillas de girasol, aceites vegetales (como el de girasol y oliva), espinacas y paltas.