Cuando se afirma que dormir es una actividad esencial para la salud y el bienestar de las personas, tal como indica el Ministerio de Salud del Perú (Minsa), se suele hacer referencia a la cantidad de horas de sueño indicadas para los adultos. Pero no se menciona con la misma frecuencia la importancia del sueño en el caso de los niños.
El descanso infantil es una función biológica esencial que, cuando se ve alterada, puede desencadenar problemas físicos, emocionales y cognitivos en los niños. Entre los trastornos del sueño hay 3 que se destacan por ser los más comunes en menores: el insomnio, la apnea del sueño y las parasomnias.
Los 3 problemas de sueño más comunes en los niños
El Dr. Felipe Carrillo Ramos, neurólogo de la Clínica Stella Maris, explica que tanto el insomnio como la apnea del sueño y las parasomnias (pesadillas y terrores nocturnos) son condiciones que pueden estar relacionadas con factores emocionales, cambios respiratorios, el uso excesivo de pantallas y antecedentes familiares.
El insomnio se caracteriza por la dificultad para iniciar y mantener el sueño, o por la sensación de no haber descansado bien, y este trastorno persiste al menos durante un mes. Es uno de los problemas más comunes en los niños y puede ser conductual o por higiene del sueño inadecuada.
- Insomnio conductual: se refiere a la incapacidad del niño para conciliar el sueño si está solo, mostrando resistencia y ansiedad a la hora de ir a la cama. El niño se despierta frecuentemente durante la noche.
- Insomnio por higiene del sueño inadecuada: está relacionado con actividades realizadas durante el día que afectan la calidad del sueño durante la noche, como el consumo de chocolate o cafeína, intensa actividad física o el uso de dispositivos electrónicos como ordenadores, consolas o teléfonos móviles.
Habitualmente, los niños presentan una combinación de ambos tipos de insomnio.
En el caso de la apnea del sueño, se produce cuando los músculos que sostienen los tejidos blandos de la garganta, como la lengua y el paladar, se relajan temporalmente. Cuando estos músculos se relajan, la vía respiratoria se estrecha o se cierra, interrumpiendo brevemente la respiración.
El Dr. Carrillo detalla que, aunque la apnea del sueño suele ser subestimada u obviada por los padres, puede tener consecuencias graves como deterioro cognitivo, problemas de aprendizaje y un mayor riesgo de obesidad infantil.
Por último, las parasomnias como las pesadillas y los terrores nocturnos tienen características particulares:
- Pesadillas: son episodios de sueño largos, complejos y elaborados, con un aumento progresivo de la sensación de miedo o ansiedad. El niño se despierta muy asustado y completamente alerta. Es capaz de describir con detalle un sueño angustioso y aterrador, a menudo creyendo que lo sucedido en el sueño ha ocurrido realmente. A diferencia de los terrores nocturnos, las pesadillas ocurren en la segunda mitad de la noche, con el niño despierto y recordando el contenido del sueño.
- Terrores nocturnos: los terrores nocturnos son trastornos del sueño que ocurren en la primera parte de la noche. Mientras el niño duerme, se incorpora bruscamente en la cama, gritando y llorando, mostrando alteración y agitación.
¿Qué hacer si mi hijo tiene trastornos del sueño?
Otro punto a tener en cuenta respecto a los trastornos del sueño son los problemas emocionales, como ansiedad o depresión, también pueden influir en la calidad del descanso nocturno de los niños. “Es común que los niños con estas alteraciones presenten problemas de concentración, irritabilidad o hiperactividad durante el día, lo que afecta significativamente su desempeño escolar y su bienestar general”, señala el especialista de la Clínica Stella Maris.
Además, el Dr. Carrillo enfatiza que el tratamiento debe comenzar con la corrección de hábitos, como establecer horarios regulares de sueño, limitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir y crear un ambiente tranquilo en el dormitorio. En casos más complejos, se puede requerir el punto de vista de diferentes especialistas, incluyendo la intervención de neurólogos, pediatras, otorrinolaringólogos y psicólogos.
“Es importante que los padres comprendan que el sueño no es solo cerrar los ojos y descansar. Es una función biológica clave para el desarrollo físico y mental de sus hijos. Detectar y tratar cualquier alteración a tiempo puede ser un valor diferencial para el desarrollo de los niños”, finaliza el neurólogo.