El sobre entrenamiento es un fenómeno que acecha a todos los deportistas activos, desde aficionados hasta atletas profesionales. Mientras que en su forma más leve los síntomas suelen desaparecer rápidamente, las consecuencias de este fenómeno pueden ser devastadoras, afectando tanto la salud física como mental de quien lo padece.
Este síndrome, que se produce cuando el cuerpo no tiene tiempo suficiente para recuperarse de la actividad física intensa, puede dejar a los deportistas fuera de juego durante semanas o incluso meses.
El ciclo suele comenzar con una gran motivación. Muchos deportistas se embarcan en nuevas rutinas de entrenamiento con la esperanza de mejorar su condición física. Sin embargo, la promesa de entrenar cinco o más veces a la semana puede rápidamente volverse insostenible.
Después de las primeras semanas, empiezan a sentirse agotados, con una falta de energía que va más allá del simple cansancio muscular. De repente, las actividades cotidianas se vuelven difíciles de realizar, y la idea de ir al gimnasio se convierte en una tarea ardua. Si, a pesar de todo, logran ir, su rendimiento es notablemente inferior al habitual. Al final, la fatiga se convierte en una barrera psicológica y física que, en algunos casos, solo puede resolverse con un descanso prolongado.
Los síntomas van más allá de la fatiga física, afectando el rendimiento cognitivo y emocional. La fatiga extrema se convierte en un mal persistente, con una disminución inexplicable de la capacidad de rendimiento, incluso después de haber descansado.
Para comprender mejor este fenómeno, científicos de diversas universidades han investigado cómo el esfuerzo físico extremo afecta no solo al cuerpo, sino también al cerebro. En un estudio reciente, 19 atletas de resistencia fueron sometidos a un programa de sobrecarga física durante nueve semanas. Durante este tiempo, aumentaron la duración de sus entrenamientos (correr, nadar, andar en bicicleta) en un 40%.
Los resultados fueron reveladores: además de experimentar una sensación aumentada de fatiga, los atletas mostraron una disminución en sus funciones cognitivas, que persistió durante 24 horas tras cada entrenamiento excesivo. Este tipo de fatiga física, según los investigadores, sugiere que el estrés físico puede tener un impacto neurocognitivo comparable al agotamiento mental provocado por el trabajo excesivo.
La investigación subraya la importancia de gestionar el entrenamiento de manera inteligente y sostenible. El sobre entrenamiento puede tener consecuencias negativas duraderas si no se toma en cuenta la necesidad de descanso y recuperación.
Los expertos recomiendan un enfoque periodizado para evitar el agotamiento físico y mental. Esto implica alternar entre fases de mayor intensidad y otras de recuperación o “descarga”, donde la carga de trabajo disminuye, permitiendo al cuerpo y la mente recuperarse. Esta estrategia facilita la mejora continua al superar los estancamientos en el rendimiento.
Si el daño ya está hecho y se comienza a notar el sobre entrenamiento, los especialistas sugieren tomar un descanso total de una o dos semanas para permitir que el cuerpo recupere su equilibrio. El estudio mencionado indica que, en la mayoría de los casos leves, este período de descanso es suficiente para una recuperación completa.