La barbacoa, con un arraigo profundo en las costumbres culinarias prehispánicas, se caracteriza por su técnica de cocción única que involucra la preparación de alimentos bajo tierra. Originaria de las culturas prehispánicas, este método consistía en crear un pozo terrestre, calentarlo con carbones y piedras, y sobre estas cocinar las carnes envueltas en hojas, habitualmente de plátano o maguey, dependiendo de la región.
Con la llegada de los españoles y la introducción de nuevos animales como el ganado ovino, bovino y porcino, la barbacoa incorporó nuevos sabores, manteniendo su esencia original.
Existe una vasta historia detrás de la palabra “barbacoa”, que fue documentada por primera vez en 1518 en la “Colección de documentos inéditos del Archivo de Indias”. Se plantean dos teorías principales respecto al origen de este término: una propone que proviene del maya “Baalbak’Kaab” (carne tapada con tierra), mientras que otra sugiere que deriva del taíno caribeño “Barabicu” (carne cocinada sobre andamios de madera).
Ambas teorías refuerzan la importancia de la barbacoa no solo como un método de cocción, sino como un elemento significativo del patrimonio cultural de México.
Este platillo, que ha trascendido generaciones, continúa siendo un pilar en las mesas mexicanas, simbolizando la unión de tradiciones, sabores e historias.
El poder en un solo taco
La barbacoa no sólo es apreciada por su complejo proceso de elaboración y su rico sabor, sino también por su capacidad de conectar al comensal con los métodos culinarios ancestrales y la rica diversidad gastronómica del país.
Un taco de barbacoa de borrego aporta aproximadamente 212 calorías, dividiéndose en un 49% de carbohidratos, un 34% de grasas y un 17% de proteínas. Para eliminar estas calorías se requieren 32 minutos de bicicleta o 21 minutos de carrera.
Por su parte, el taco ha alcanzado reconocimiento internacional debido a su versatilidad y sabor único. Consiste en una tortilla, comúnmente de maíz, rellena de una amplia variedad de ingredientes y acompañada de diversas salsas y verduras.
La tortilla, de forma fina y redonda, puede ser elaborada tanto con masa de maíz como de harina de trigo, e incluso de nopal en casos menos comunes. Su tamaño oscila entre los 12 y 25 cm de diámetro, adaptándose a las preferencias locales y regionales.
El relleno del taco abarca una amplia gama de alimentos que incluyen carnes, casquería, embutidos y opciones vegetarianas como nopales.
La elección del relleno y su preparación determinan la variedad de tacos, como los populares tacos de cochinita o los tacos dorados, también conocidos como tacos fritos o flautas.
Las salsas juegan un papel fundamental en la experiencia del taco, ofreciendo una variedad de sabores y niveles de picante. Las más comunes son las salsas rojas y verdes, así como la salsa de aguacate picante, la salsa de chile de árbol, la salsa macha y el pico de gallo, entre otras.
Además de las salsas, los tacos suelen acompañarse de ingredientes adicionales como queso, crema, limón, rábanos y una mezcla de cilantro y cebolla picados, que complementan y realzan los sabores del plato.