Otoño es la estación preferida del año para los amantes de las setas, aunque ya queda poco de la temporada para recolectar estos hongos; que suelen aparecer durante los meses de septiembre, octubre y noviembre, cuando los bosques se llenan gracias a las lluvias y las temperaturas suaves. Pero el frío ya empieza a notarse.
Boletus, níscalos, o champiñones son algunas de las especies de setas, trufas y hongos comestibles que podemos encontrar en nuestros bosques. Aunque algunas de ellas están disponibles en los supermercados el resto del año, el mejor momento para consumirlas es este, porque se pueden conseguir ‘de temporada’ y se pueden buscar en el bosque, aunque no es recomendable para aquellos que no estén acostumbrados porque puede resultar peligroso.
Todas las setas comestibles pueden confundirse con otras más peligrosas, que pueden llegar, incluso, a producir la muerte. En caso de malestar debe de acudirse a un centro médico, incluso aunque haya mejoría al día siguiente, ya que en algunas intoxicaciones este hecho suele retrasar el inicio del tratamiento y aumenta el riesgo de complicaciones
Cómo saber que estás sufriendo una intoxicación
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) detalla que los síntomas de una intoxicación varían según la especie causante. Suelen aparecer a los pocos minutos de su ingesta o transcurridas varias horas pero, en ocasiones, los síntomas llegan días después de su ingestión. La mayoría de las intoxicaciones producen cuadros gastrointestinales, relativamente leves (vómitos, diarrea, dolor abdominal). No obstante, también puede aparecer sudoración, mareo, vértigo, agitación, alucinaciones, lagrimeo o enrojecimiento de la piel.
Los niños no deben comer setas
Pierre-Arthur Moreau, profesor de la Facultad de Farmacia de Lille, explica en el diario francés La Voz du Nord, que “hay que ser consciente de que los hongos no son un alimento muy digerible para los humanos”. Esto se debe a que los componentes principales del hongo son muy poco digeribles. Por ello, señala que hasta que los niños no tengan un sistema digestivo maduro, les será difícil digerirlos. Además, desde la AESAN recomiendan consumirlas con moderación, ya que debido a su alto contenido en fibra, pueden ser indigestas.
“También hay un aspecto de prevención; si se le da a un niño un hongo tóxico, resistirá mucho menos que un adulto. Se dice clásicamente que no se le deben dar champiñones a los niños menores de 12 años, hasta que puedan asimilarlos y gestionar una posible intoxicación”, añade el micólogo. Esto se debe a un componente llamado quitina o micosina, que resulta difícil de digerir antes de los 12 años, conforme detalla el portal Mi bebé y yo.
De hecho, la AESAN recomienda que siempre que se vaya a probar por primera vez una especie, se debe comer solo una pequeña cantidad. “Puede haber riesgo de que te provoque una reacción alérgica o intolerancia alimentaria. Como cualquier otro alimento, a algunas personas les sientan mal ciertas especies de setas, sin que por ello sean tóxicas. Es mejor no consumir mezclas de varias especies, pues si te sienta mal, no sabrás de cuál se trata, sobre todo si alguna de ellas la consumes por primera vez”, indican.