Caminar es, probablemente, el ejercicio físico más accesible para buena parte de la población y uno de los más agradables, porque mientras te ejercitas puedes observar el paisaje elegido. Ya sea por las calles, en un parque o por el campo, se trata de una buena alternativa para aquellos que no quieren o no pueden practicar deportes de mayor impacto, pero quieren llevar un estilo de vida saludable. En este sentido, la Universidad de Milán ha realizado un estudio que puede ayudar a aquellos que practican este ejercicio a consumir más energía.
Contra la lógica común que podríamos seguir al pensar en la mejor forma de hacer más provechosos los paseos es una caminata sin interrupciones, el estudio Muévete menos, gasta más: las demandas metabólicas de las sesiones cortas de caminata ha demostrado que es justo al contrario: las pausas durante el paseo ayudan a gastar más energía. Cuando las personas caminan durante 10 o 30 segundos, necesitan mucha más energía química para caminar cada metro que la que se necesita si caminan durante períodos más largos.
El descubrimiento es el resultado de dos experimentos llevados a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Milán. El estudio, cuyo primer firmante es Francesco Luciano, investigador del Departamento de Fisiopatología Médico-Quirúrgica y Trasplante junto con Luca Ruggiero, Alberto E. Minetti y Gaspare Pavei, ha sido publicado en la revista Proceedings of the Royal Society, donde se detallan todos los procesos que realiza el cuerpo humano tanto en las largas caminatas como en las que incluyen muchas pausas.
Menos pasos y más consumo
Durante los experimentos, se utilizó un instrumento llamado metabolímetro, que permite medir el consumo de oxígeno y la producción de dióxido de carbono tanto durante el descanso como durante la caminata. De este modo, se analizó el volumen total de oxígeno consumido en cada caminata.”Cuando comienzas a caminar después de estar sentado, el consumo de oxígeno aumenta con el tiempo, hasta que alcanza un valor estable después de unos minutos. Con el metabolímetro, también estudiamos la rapidez con la que aumentaba el consumo de oxígeno en los participantes, una medida que nos permitió calcular cuánta energía química utilizaba cada persona por cada metro recorrido”, explica Luciano.
En el primer experimento, se pidió a 10 personas que se sentaran durante 3 minutos y luego, a la hora indicada por los investigadores, comenzaran a caminar en una cinta de correr diseñada para simular subir escaleras. La duración de la caminata puede variar entre 10 segundos, 30 segundos, 60 segundos, 90 segundos o 4 minutos. Cada participante caminó en las cinco condiciones, en orden aleatorio. Al final de cada episodio, se le pidió al participante que permaneciera sentado durante 7 minutos. En el segundo experimento, 10 personas repitieron las sesiones de caminata, pero en una cinta de correr regular. Tras analizar los resultados del experimento, vieron que durante estos breves episodios de caminata, la energía química se convierte en trabajo mecánico muscular de una manera menos eficiente. Esto significa que, para generar el mismo movimiento, los músculos requieren más energía química.