Gustan a niños y mayores y el consumo de esta fruta es uno de los más extendidos en todo el mundo, especialmente en invierno. Las mandarinas cuentan con un impresionante perfil nutricional que las convierten en una opción ideal para incluir en la dieta diaria cuando están en época, pues este cítrico está cargado de vitamina C, ácidos orgánicos y flavonoides que cuidan nuestra salud y nos protegen frente a diversas enfermedades.
La Fundación Española de Nutrición (FEN) recoge en sus informes la composición nutricional de la mandarina, así como su contenido calórico. Esta fruta contiene 43 calorías por cada 100 gramos, lo que la convierte en un alimento con un bajo contenido calórico. Esto la hace ideal para aquellas personas que buscan cuidar su salud y controlar su ingesta calórica, pues esta fruta ligera se adapta bien a dietas de control de peso o simplemente como parte de una alimentación equilibrada. Este bajo aporte calórico se debe a su alto contenido de agua y fibra, lo que proporciona saciedad sin una ingesta significativa de calorías.
Beneficios para la salud del consumo de mandarinas
El consumo regular de mandarinas puede proporcionar numerosos beneficios para la salud, que van más allá de su delicioso sabor y su aporte energético relativamente bajo. Su principal componente vitamínico es la vitamina C, un nutriente clave para fortalecer el sistema inmunológico. La vitamina C actúa como antioxidante, ayudando a proteger las células contra el daño causado por los radicales libres, compuestos inestables que pueden dañar las células y contribuir al desarrollo de enfermedades.
Además, esta vitamina promueve la producción de glóbulos blancos, que son fundamentales en la defensa del cuerpo contra infecciones. Un consumo adecuado de vitamina C también puede acortar la duración de los resfriados comunes, y es eficaz en la prevención de enfermedades respiratorias, especialmente en climas fríos donde suelen aumentar las infecciones. Por esta razón, las mandarinas se vuelven muy populares durante el invierno.
Las mandarinas son también una excelente fuente de fibra dietética, que es fundamental para el correcto funcionamiento del sistema digestivo. Cada mandarina contiene aproximadamente 2 gramos de fibra, lo que ayuda a mantener el tránsito intestinal fluido, evitando el estreñimiento y promoviendo una digestión saludable. Al ser soluble en gran parte, actúa como una especie de gel en el sistema digestivo, lo que ralentiza la absorción de azúcares en la sangre y contribuye a una liberación más controlada de glucosa. Esto es especialmente beneficioso para las personas que necesitan regular sus niveles de azúcar en sangre, como aquellas con diabetes.
Uno de los efectos más visibles del consumo regular de mandarinas está en la salud de la piel por ese aporte de vitamina C, que es crucial para la producción de colágeno, una proteína que proporciona estructura y firmeza a la piel. El colágeno es esencial para la cicatrización de heridas y el mantenimiento de una piel elástica y sin arrugas. A medida que envejecemos, la producción de colágeno disminuye, lo que contribuye a la aparición de líneas finas y arrugas.
El consumo de mandarinas también puede contribuir a la salud del corazón gracias a su contenido en potasio, un mineral que desempeña un papel importante en la regulación de la presión arterial. El potasio ayuda a contrarrestar los efectos del sodio, lo que significa que puede reducir la presión arterial en personas que consumen demasiado sodio en su dieta.