El colágeno es la proteína estructural más abundante del cuerpo y ayuda a fortalecer las articulaciones, los huesos, los músculos y la piel. Como se forma de manera natural en nuestros cuerpos, su producción comienza a disminuir a medida que nos vamos haciendo mayores. Otros factores, como la exposición al sol, el tabaquismo o el consumo de azúcar, también contribuyen a su pérdida.
Cuando la síntesis de esta proteína disminuye, comienzan a aparecer los problemas óseos, los dolores articulares y la pérdida de elasticidad en la piel. Por ello, a veces es necesario un aporte extra para estimular los procesos de renovación celular y activar su producción y evitar la flacidez. Hay diversos suplementos de colágeno que nos pueden ayudar, aunque, sin duda, es mejor seguir una alimentación que pueda conseguir estos efectos.
Hasta hace poco considerada una fruta exótica, el kiwi destaca, entre otros muchos alimentos, por ser una fuente de vitamina C (duplica la cantidad que tienen las fresas o naranjas) y colágeno. Además, tiene un elevado contenido en vitamina E, K, folatos, carotenoides, potasio, fibra y otros fitoquímicos que proporcionan beneficios tanto nutricionales como sanitarios.
Orígenes del kiwi
El kiwi es una fruta de forma ovalada con una característica fina piel de color marrón recubierta de pelo. Es tierno y jugoso y tiene un refrescante sabor. Su historia se remonta miles de años atrás a China, donde crecía de forma silvestre y se conocía con el nombre de yang-tao (fruta del río Yang). Fue hace aproximadamente 300 años cuando los chinos decidieron empezar a cultivarlo. A principios de 1900, su semilla se trasladó a Nueva Zelanda, donde se desarrollaron técnicas para producirlo tal y como lo conocemos ahora. Fue ahí donde lo rebautizaron como kiwi, por su parecido con el ave con este mismo homónimo. A mediados de los 40, se fue haciendo un hueco en el mercado gourmet como una especialidad gourmet. Ya en 1960 comenzó a cultivarse en California.
Cuáles son los beneficios del kiwi
El consumo regular de kiwi, en un contexto de una dieta equilibrada, tiene efectos beneficiosos sobre la función inmune y defensa antioxidante. Además, en la función gastrointestinal ayuda mejorar la digestión proteica y el estreñimiento (claro lo tenía Emilio en Aquí no hay quien viva). En cuanto a su composición, cabe destacar la elevada cantidad de vitamina C. Con el consumo de un kiwi de tamaño medio, se cubre el 85% de las ingestas diarias recomendadas para este nutriente. Sus efectos positivos para la salud están relacionados con sus propiedades antioxidantes, que puede reforzar las defensas naturales y reducir el cansancio y la fatiga. Otros de sus beneficios:
- Rico en potasio: un mineral que necesitamos para que el cuerpo funcione normalmente. Ayuda a la función de los nervios, a la contracción de los músculos y a que el ritmo cardiaco se mantenga constante.
- Repleto de fibra: es una fuente natural de fibra, cuyo efecto prebiótico ayuda a mantener sanas las bacterias intestinales beneficiosas, lo que mejor el bienestar general.
- Repleto de vitaminas y cereales: el kiwi contiene hasta 16 vitaminas y minerales esenciales, con lo que es una de las frutas más nutritivas que se pueden comer.
- Contiene actinidina: una enzima que ayuda al organismo a descomponer los alimentos y que facilita la digestión. Cuando esta se combina con los altos niveles de fibra, obtenemos un superalimento que favorece el bienestar digestivo y nutre las bacterias intestinales.
- Bajo índice glucémico: afecta menos a los niveles de azúcar en sangre después de las comidas. La glucosa que contienen se libera más lentamente en el torrente sanguíneo, prolongando así la sensación de saciedad.
- Fuente de antioxidantes: los antioxidantes ayudan a defender las células del organismo contra posibles daños.