Los productos integrales se caracterizan por conservar el grano entero del cereal, es decir, las tres partes que lo componen y que corresponden a la parte nutritiva. Esto aumenta su valor nutricional en comparación con los alimentos elaborados con granos refinados.
Pasta, panes o bollería, la oferta es amplia. Así, es innegable que los productos integrales forman parte de una dieta saludable. No obstante, su reciente apogeo ha hecho que aumenten también los engaños con respecto ellos. Además, hay que tener presente que este tipo de productos también tienen sus contraindicaciones.
Cómo saber si un producto es integral
Para saber si un producto es verdaderamente integral, es esencial revisar la etiqueta y los ingredientes. El primer ingrediente debe ser “harina integral” o algún “grano integral” como trigo, avena o cebada. Si se menciona simplemente “harina” o “harina refinada”, no se trata de un producto integral.
Algunos productos cuentan con un sello o certificación que garantiza que son 100% integrales. Además, ciertos artículos especifican el porcentaje de contenido integral, siendo lo ideal que esté cercano al 100%. Es importante tener en cuenta que el color oscuro no es un indicador fiable de que un producto sea integral, ya que en ocasiones se añade melaza u otros ingredientes para dar esa apariencia.
Estas son las contraindicaciones de comer demasiados productos integrales
La nutricionista María Ángeles García García, conocida en redes sociales como Boticaria García, quiso explicar cómo afectan los alimentos ricos en fibra al organismo de las personas. A pesar de la creencia generalizada de que los alimentos ricos en fibra o integrales son más efectivos que aquellos que no los contienen, la especialista quiso desmentir esta idea. Y es que a pesar de que estos productos tienen importantes beneficios para el organismo, lo cierto es que “los cereales integrales y la avena se digieren de manera menos eficiente de lo que podríamis pensar”, asegura.
Ante esta afirmación, la experta se apoyó en un estudio científico en el que se dividió a la muestra en dos grandes grupos. A uno de ellos se le administró una dieta con 30 gramos de fibra al día y al segundo una con la mitad de fibra. En el primer grupo, se observó una mayor pérdida de calorías, tanto a través de las deposiciones como en el metabolismo. Según los resultados, esto podría traducirse en una reducción de casi 100 kilocalorías por día, lo que, a largo plazo, podría tener un impacto significativo en el peso. Además, según la experta los cereales integrales también son más vaciantes. Así, estos alimentos forman un gel alrededor de sus componentes, lo que ralentiza la absorción de los azúcares en el organismo. “Son el pasto de la microbiota, el alpiste de las bacterias buenas”.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que un consumo excesivo de fibra puede causar molestias digestivas como flatulencias, hinchazón, gases, dolores abdominales e incluso diarrea. Además, los alimentos ricos en fibra contienen fitatos, compuestos que pueden dificultar la absorción de minerales como el calcio, el hierro o el zinc. Ante esto, la Fundación Española del Corazón señala que lo ideal es consumir 50 gramos de cereales integrales al día.