Este es el error común que comete la gente y que daña su cerebro, según un neurólogo

Recientes estudios han encontrado una relación sólida entre el cerebro y la movilidad muscular

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Una mujer realizando una caminata (Shutterstock España)
Una mujer realizando una caminata (Shutterstock España)

Puede pasar desapercibida para la sociedad, pero la relación entre la salud de los músculos y la salud del cerebro es mucho más fuerte de lo que se cree. Muchas personas se sienten frustradas por su falta de movilidad, aunque tampoco hacen ningún tipo de ejercicio. Quizá la mayoría tampoco sabe el verdadero impacto que tiene la inactividad en nuestro cerebro y que se acentúa a medida que envejecemos.

La doctora Kim Johnson Hatchett, neuróloga en Kansas City (Missouri, Estados Unidos), ha observado que muchos de sus pacientes no se ejercitan. El trabajo, los hijos, los estudios y la tentación de un ocio pasivo (como ver una serie en Netflix) impiden que se lleve una vida más activa. Según la neuróloga, “no están invirtiendo en su fuerza y, en última instancia, en su mente”.

La relación ejercicio-mente se debe a que, cuando nos ejercitamos, secretamos un factor de crecimiento nervioso (NGF), que es un péptido involucrado en la regulación de las neuronas en el cerebro. También sirve de apoyo a la mielina, que MedlinePlus describe como una “capa aislante, o vaina, que se forma alrededor de los nervios, incluso los que se encuentran en el cerebro y la médula espinal”. Esta vaina actúa como un neuroprotector y puede degenerarse con la edad.

El ejercicio cardiovascular aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, mejorando al cognición y reduciendo el riesgo de padecer Alzheimer u otro tipo de demencia en el futuro. En España, la enfermedad de Alzheimer afecta aproximadamente a 800.000 personas, según los últimos datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN). Es la forma más común de demencia, representando entre el 60% y el 70% de todos los casos de esta condición en nuestro país.

En este sentido, aprender un nuevo deporte también ayuda a crear nuevas conexiones en el cerebro, y a fortalecerlas si se sigue practicando. Ese aporte diario de NGF puede mantener la movilidad y es una inversión a futuro para el correcto funcionamiento de nuestra mente.

La neuróloga Miriam Emil Ortíz ha redactado un curso con una serie de pautas para retrasar la enfermedad del Alzheimer

La edad y la degeneración de los músculos

La doctora Kim Johnson Hatchett explica que, a partir de los 50 años, nuestra masa muscular disminuye a un ritmo de entre el 1 y el 2% durante el año; una cifra que aumenta hasta el 3% anual tras cumplir los 60. A pesar de que hay quienes asocian esa debilidad muscular a personas muy ancianas que sufren caídas, lo cierto es que dicho debilitamiento de los músculos puede comenzar a notarse años antes.

Lo que la neuróloga recomienda es adelantarnos a estos cambios propios de la edad, preferiblemente cuanto más jóvenes mejor. Sin embargo, entre los 30 y los 40 años ya sería ideal realizar algún tipo de actividad física. Por ejemplo, un ejercicio cardiovascular que dure entre 25 a 30 minutos todos los días y otro de fuerza durante 30 minutos tres o cuatro veces por semana.

La neuróloga aconseja a sus pacientes comenzar con flexiones de bíceps básicas usando pesas de mano de dos kilos o simplemente con sentadillas. Tras incorporar el ejercicio a la rutina, sus pacientes aseguran sentirse mentalmente más rápidos y con una vitalidad renovada.

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