La kale, también conocida como col rizada, es una hortaliza de hojas verdes que ha ganado popularidad en los últimos años debido a sus propiedades nutricionales. Pertenece a la familia de las crucíferas, como el brócoli y la coliflor, y destaca por su alto contenido en vitaminas. Su sabor ligeramente amargo y textura fibrosa la hacen ideal para consumir en ensaladas, batidos y snacks.
Además de sus beneficios para la salud, la kale ha sido reconocida por su versatilidad en la cocina. Esta planta es fácil de cultivar y puede adaptarse a diversas preparaciones. En este sentido, y debido a su creciente popularidad, cada vez es más habitual encontrarla en promociones de fruterías y supermercados. Por ello, a continuación te explicamos por qué deberías incluir a este producto en tus preparaciones culinarias.
Cuáles son los beneficios de comer kale
El kale se ha consolidado como uno de los vegetales más destacados de los últimos tiempos, gracias a su perfil nutricional. Expertos en nutrición señalan que el calcio presente en esta verdura se absorbe con mayor eficiencia que el de la leche, y su alto contenido en hierro contribuye a reforzar el sistema inmunitario, favorecer la producción de glóbulos rojos y ayuda a prevenir la anemia. Considerado un “superalimento”, se estima que una porción de kale proporciona cuatro veces más ácido fólico que los huevos.
Perteneciente a la familia de las crucíferas, como el brócoli y la coliflor, el kale se distingue por su capacidad para retener agua y su aporte de vitaminas y minerales esenciales. Entre sus componentes más destacados se encuentran la vitamina C, que además de facilitar la absorción del hierro, protege contra resfriados y virus, y tiene propiedades antiinflamatorias; la vitamina A, importante para la salud de la piel y la vista; y la vitamina K, fundamental para la coagulación sanguínea.
Cómo incorporar la kale a tu dieta
La kale es un ingrediente sumamente versátil que puede incorporarse fácilmente en una amplia variedad de platillos. Gracias a su textura firme y su sabor ligeramente amargo, esta verdura de hoja verde se adapta tanto a preparaciones crudas como cocidas, lo que la convierte en una opción ideal para quienes buscan enriquecer su dieta diaria con más nutrientes.
Una de las formas más sencillas de disfrutarla es en ensaladas frescas, donde su textura resistente soporta bien los aderezos, lo que permite prepararlas con antelación sin que se ablanden. Para mejorar su sabor y suavizar la dureza de las hojas, se recomienda masajearlas previamente con un poco de aceite de oliva y limón. Otra opción saludable son los chips de kale al horno, un snack crujiente y fácil de preparar con solo aceite de oliva y sal, que se hornea durante unos minutos para obtener una textura deliciosa.
Para quienes disfrutan de los batidos, la kale también se puede añadir a batidos verdes. Su sabor se mezcla bien con frutas dulces como el plátano, el mango o la piña, lo que permite contrarrestar su amargor natural. Además, es un ingrediente perfecto para salteados: combinada con otras verduras o proteínas como tofu o pollo, y acompañada de salsa de soja o ajo, puede transformar cualquier cena en una opción más saludable y sabrosa. En platos calientes, la kale también brilla en sopas y guisos Es particularmente adecuada en recetas como sopas de lentejas.