Cómo ganar masa muscular después de una lesión

Las lesiones deportivas pueden ser desmotivadoras, pero siguiendo una estrategia adecuada que combine una buena nutrición, entrenamiento adaptado y hábitos saludables, se podrá mantener la masa muscular, la salud y la motivación durante todo el proceso de recuperación

Una persona que sufre dolor en la rodilla. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Las lesiones pueden ser un verdadero obstáculo para aquellas personas que consideran el deporte una parte esencial de su vida. La interrupción de los entrenamientos puede ser desalentadora y frustrante, ya que muchos deportistas temen perder los avances conseguidos tras semanas, meses o incluso años de esfuerzo. Sin embargo, existen estrategias efectivas para mantener la masa muscular, preservar la motivación y minimizar el impacto negativo durante el período de recuperación.

Una lesión muscular es una anomalía dolorosa que afecta el tejido muscular y suele ser provocada por un esfuerzo excesivo o un golpe extremo. La gravedad de estas lesiones varía, y según el portal web especializado en deporte HSN, la magnitud de la lesión determinará el tiempo necesario para la recuperación, lo que puede afectar directamente la masa muscular acumulada. Es importante recordar que una lesión no significa necesariamente el fin de los progresos. Con el enfoque adecuado, es posible minimizar la pérdida muscular y continuar avanzando en el proceso de mejora física.

Controlar la ingesta de calorías, proteínas y nutrientes

Una de las estrategias más recomendadas para minimizar la pérdida de masa muscular durante la recuperación, y para el entrenamiento posterior a la lesión, es ajustar la ingesta calórica. Si la lesión es de corta duración, una buena táctica es mantener un ligero superávit calórico, es decir, consumir un poco más de calorías de las que el cuerpo necesita para su mantenimiento. Esto permite seguir aportando nutrientes a los músculos sin sobrealimentar el cuerpo y evitando ganar grasa innecesaria. En caso de que la lesión se prolongue, es aconsejable mantener un nivel calórico de mantenimiento, lo que significa consumir exactamente las calorías necesarias para mantener el peso corporal actual. Esta estrategia ayuda a evitar el incremento de grasa corporal mientras se preserva la musculatura tanto como sea posible.

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Además de controlar la ingesta calórica, mantener una alta ingesta de proteínas es fundamental para conservar la masa muscular durante el periodo de inactividad. Consumir una cantidad considerable de proteína a diario ayuda a mitigar la pérdida de músculo, ya que las proteínas son relevantes para la reparación y mantenimiento de los tejidos musculares. Los expertos sugieren que una ingesta de 1,6 a 2,2 gramos de proteína por kilogramo de peso corporal es ideal para aquellos que desean minimizar la pérdida muscular durante el reposo por lesión.

Una alternativa útil durante el proceso de recuperación es realizar entrenamientos adaptados que no involucren la zona lesionada. Por ejemplo, si la lesión afecta al torso, se pueden llevar a cabo ejercicios centrados en el tren inferior. Si el problema se localiza en los tobillos, se pueden hacer ejercicios para el tren superior o realizar movimientos controlados como el curl femoral o la extensión de cuádriceps, que no sobrecarguen las áreas afectadas. La clave está en seguir estimulando los músculos, siempre respetando la lesión y evitando cualquier actividad que pueda agravar la situación. Para después de la recuperación, lo más importante es mantenerse activo y realizar una rutina de ejercicios acorde a nuestras capacidades, y teniendo en cuenta las limitaciones que nos haya podido ocasionar la lesión.

De igual manera, la fisioterapia se ha convertido en una herramienta esencial para la recuperación de lesiones y para la prevención de futuras complicaciones. Las sesiones de fisioterapia son recomendadas para completar el entrenamiento físico, acompañadas con una serie de estiramientos que se pueden incorporar a la rutina de ejercicios.

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Los errores más comunes: no forzar la lesión y no dejar la recuperación antes de tiempo

Asimismo, se deben evitar dos errores comunes entre los deportistas: no parar a tiempo y regresar demasiado pronto al entrenamiento. Conocer la lesión y detenerse antes de que empeore es crucial para evitar consecuencias mayores. Igualmente, es esencial tener paciencia y esperar a estar completamente recuperado antes de retomar la actividad física habitual. Apresurarse a volver al entrenamiento puede conducir a una recaída o una lesión aún más grave.

Además, durante el periodo de recuperación, es importante mantener hábitos saludables. Esto incluye descansar lo necesario, beber suficiente agua, seguir una dieta equilibrada rica en nutrientes, y consumir ácidos grasos esenciales. Estos hábitos no solo aceleran el proceso de recuperación, sino que también preparan al cuerpo para regresar más fuerte y resistente al entrenamiento.

Un aspecto positivo a tener en cuenta es la memoria muscular, que juega un papel importante en el proceso de recuperación. Los músculos tienen la capacidad de “recordar” el trabajo previo, lo que facilita la vuelta al nivel de rendimiento anterior una vez que se reanuda el entrenamiento. Esto significa que aunque se pierda algo de masa muscular durante la lesión, los progresos previos no se pierden por completo y se puede volver al estado anterior más rápidamente de lo que se podría pensar.

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