El alimento común que usamos para dar sabor a las comidas y que potencia la producción de colágeno

Es un alimento muy usado en la dieta mediterránea que encierra una gran variedad de beneficios para la salud

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Un chef cocinando en una sartén (Shutterstock España)
Un chef cocinando en una sartén (Shutterstock España)

Existe un alimento común en nuestra dieta mediterránea que cada vez está siendo más valorado por sus propiedades medicinales. A pesar de su fuerte olor y su sabor, el ajo es una verdadera joya nutricional que puede aportar múltiples beneficios para la salud, como recoge tanto la Fundación Española de Nutrición (FEN).

Previene la descomposición del colágeno

Uno de los principales beneficios del ajo se deriva de su alto contenido en compuestos de azufre, como la alicina, que es responsable tanto de su característico olor como de muchas de sus propiedades medicinales. Estos compuestos juegan un papel crucial en la prevención de la descomposición del colágeno en el cuerpo. El colágeno es una proteína fundamental que proporciona estructura y elasticidad a la piel, los tejidos y los huesos. Con el tiempo, la producción de colágeno disminuye, lo que conduce al envejecimiento de la piel y la aparición de arrugas.

El ajo, al inhibir la descomposición del colágeno, puede contribuir a mantener la piel más joven y firme durante más tiempo. Además, el azufre de este alimento también tiene propiedades antiinflamatorias y puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedades relacionadas con la inflamación crónica, como la artritis.

Ajo (Imagen Ilustrativa Infobae)
Ajo (Imagen Ilustrativa Infobae)

Fuente de minerales esenciales

El ajo es una excelente fuente de minerales esenciales que son vitales para el correcto funcionamiento del cuerpo; entre ellos, se destacan el yodo, el fósforo y el potasio. El yodo es crucial para la salud de la glándula tiroides, que regula el metabolismo y la producción de hormonas, por lo que su consumo a través de alimentos como el ajo puede ayudar a prevenir problemas tiroideos, como el hipotiroidismo y el bocio.

Por su parte, el fósforo es fundamental para la formación de huesos y dientes fuertes, y también juega un papel importante en la producción de energía y en la reparación celular. Incorporar ajo en la dieta puede contribuir a mantener una salud ósea óptima y a mejorar la recuperación muscular después del ejercicio. Además, el potasio presente en el ajo, un mineral esencial que ayuda a regular la presión arterial y a mantener el equilibrio de electrolitos en el cuerpo, puede ayudar a prevenir la hipertensión y a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.

El ajo fino de Chinchón, la variedad autóctona que una chef madrileña lucha por recuperar: “Queremos que sea un producto gourmet”.

Rico en vitaminas B6 y E

El ajo también es rico en vitaminas como la B6 y la E, las cuales tienen varios beneficios para la salud. La primera de ellas es esencial para el metabolismo de las proteínas y la producción de neurotransmisores, lo que afecta al estado de ánimo y la función cerebral. Consumir ajo regularmente puede contribuir a la salud mental y a la prevención de trastornos como la depresión y la ansiedad.

La vitamina E es un antioxidante poderoso que protege las células del daño causado por los radicales libres. De hecho, este daño es uno de los principales factores que contribuyen al envejecimiento y a enfermedades crónicas como el cáncer y las enfermedades cardíacas. Incluir ajo en la dieta puede ayudar a reforzar las defensas antioxidantes del cuerpo y a prevenir el estrés oxidativo.

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