España, Noruega, Portugal y Japón son los países del mundo donde más pescado se consume al año, y todos ellos se encuentran en cabeza de la lista de países con la esperanza de vida más alta. Ahora, un nuevo estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nagoya en Japón ha hallado un vínculo entre consumir un tipo específico de pescado y una mayor longevidad.
Según publican en la revista Public Health Nutrition, la ingesta de pescados pequeños enteros se asocia a un menor riesgo de mortalidad en las mujeres, concretamente por cáncer. En el caso del país nipón, los pescados consumidos más habitualmente son las morrallas, el eperlano japonés y sardinas secas, y con frecuencia se comen las cabezas, las espinas y sus órganos. De hecho, son ricos en macronutrientes como el calcio y la vitamina A. En España, es más habitual decantarnos por las sardinas, los boquerones, los jureles o los salmonetes.
“Estudios anteriores han revelado el efecto protector de la ingesta de pescado sobre los resultados de salud, incluidos los riesgos de mortalidad. Sin embargo, pocos estudios se han centrado en el efecto de la ingesta de pescado pequeño específicamente sobre los resultados de salud “, ha explicado el doctor Chinatsu Kasahara, investigador principal del estudio. “Me interesó este tema porque tengo la costumbre de comer peces pequeños desde pequeño. Ahora le doy estos alimentos a mis hijos”, ha proseguido.
Para llevar a cabo el experimento, se reclutaron a 80.802 participantes (34.555 hombres y 46.247 mujeres) de entre 35 y 69 años a lo largo de todo el país. Para medir la frecuencia de la ingesta, se realizaron cuestionarios durante una media de nueve años en los que fallecieron 2.482 participantes, 1.495 de ellos a causa del cáncer. Una de los hallazgos más sorprendentes fue el de la reducción significativa de muerte por cáncer entre las mujeres que comían habitualmente pescados pequeños.
A esta conclusión se llegó después de calibrar otros controles que también podían influir en el riesgo de mortalidad, como la edad de los participantes, los hábitos de fumar y consumir alcohol, el IMC y el tipo de dieta. Así, los hallazgos muestran que incorporar este tipo de pescado en nuestra alimentación diaria reduce el riesgo de mortalidad en las mujeres. En el caso de los hombres también se percibió una tendencia similar, aunque no tan reseñable.
Aunque son necesarias más investigaciones al respecto, los resultados ya son prometedores. “Aunque nuestros hallazgos fueron solo entre los japoneses, también deberían ser importantes para otras nacionalidades”, ha aclarado el doctor Kasahara. Estudios previos ya han confirmado la fuente de nutrientes que contienen los pescados pequeños y los beneficios que aportan para la salud.
“Los peces pequeños son fáciles de comer para todos y se pueden consumir enteros, incluyendo la cabeza, los huesos y los órganos. Los nutrientes y sustancias fisiológicamente activas exclusivas de los peces pequeños podrían contribuir a mantener una buena salud. La relación entre la ingesta de peces pequeños y el riesgo de mortalidad en las mujeres subraya la importancia de estos alimentos ricos en nutrientes en las dietas de las personas”.
“El hábito de comer peces pequeños suele limitarse a varios países costeros o marítimos, como Japón. Sin embargo, sospechamos que la ingesta de peces pequeños en cualquier lugar puede revelarse como una forma de prolongar la esperanza de vida. Se necesitan más pruebas para dilucidar el papel potencial de la ingesta de peces pequeños en el riesgo de mortalidad”, ha concluido el profesor asociado Takashi Tamura.