La caducidad de los alimentos determina cuánto tiempo puede permanecer un producto en nuestra despensa antes de que pierda sus propiedades o se convierta en un riesgo para la salud. Pero hay ciertos alimentos que parecen desafiar el paso del tiempo, manteniéndose aptos para el consumo durante meses o incluso años.
Los productos no perecederos son esenciales en situaciones de emergencia y son los preferidos por las organizaciones benéficas que dan de comer a personas sin hogar o en situación de inseguridad alimentaria. Pero también pueden ser aliados indispensables en nuestro día a día, sobre todo para aquellos que buscan seguir una alimentación saludable, productos que no deben faltar en nuestra despensa y que pueden solucionarnos una comida, merienda o cena improvisada.
Legumbres secas
Las legumbres secas son las semillas separadas de la vaina, procedentes de las plantas de las leguminosas, y se caracterizan por su alto contenido de proteína vegetal. Judías, garbanzos y lentejas son opciones versátiles y nutritivas fundamentales en cualquier despensa. Por su bajo porcentaje de agua, las legumbres secas, como los garbanzos, las judías blancas o las lentejas, no caducan, así que su consumo es óptimo varios años después de su compra.
En cuanto a las legumbres en bote, tienen una vida algo menor, aunque son igualmente útiles y saludables. Son ideales para preparar más rápido nuestros guisos y estofados, aunque también como ingrediente para deliciosas ensaladas. Mientras que las alubias en conserva pueden conservarse a temperatura ambiente entre 2 y 5 años, las secas pueden durar 10 años o más, dependiendo del envase.
Cereales y granos
Arroz, pasta, avena, quinoa… Los cereales integrales tienen una vida útil muy larga que los convierte en fuentes de carbohidratos ideales. Por ejemplo, el arroz puede conservarse hasta 2 años, mientras que la harina, por ejemplo, será apta para el consumo durante 6 a 8 meses.
Los carbohidratos son nutrientes esenciales que nos proporcionan energía necesaria para nuestras actividades diarias. Para identificar los carbohidratos más saludables, es crucial centrarse en los alimentos integrales y priorizar granos enteros como la avena, el arroz integral y la quinoa en lugar de productos refinados. Estos cereales pueden añadirse a sopas, ensaladas y guisos, lo que los convierte en un ingrediente versátil no perecedero. Además, el consumo de cereales integrales puede reducir el riesgo de diabetes de tipo 2, enfermedades cardiacas y ciertos tipos de cáncer.
Pescados en lata
Alimentos como el atún, el salmón o las sardinas se conservan a menudo en latas, una forma deliciosa y sencilla de incluir pescado en nuestra dieta. Además, estos pescados enlatados pueden conservarse sin refrigeración durante largos periodos de tiempo, llegando incluso a durar hasta 5 años a temperatura ambiente
Estas opciones son una excelente fuente de proteínas de alta calidad, aún mejores si priorizamos enlatados en aceite de oliva. Además, son fuente indispensable de micronutrientes esenciales que a menudo son deficientes en la dieta, con ejemplos como zinc, hierro, vitamina B12 y ácidos grasos omega-3.
Cabe destacar que estas conservas no tienen fecha de caducidad como tal, pero sí fecha de consumo preferente que indica hasta cuando podemos consumir el producto manteniendo intacta su calidad. Una vez pasada esa fecha, sigue siendo un alimento seguro, pero con tiempo podrá ir perdiendo sus cualidades, sabor, textura y olor.
Frutos secos y semillas
Los frutos secos y las semillas son fácilmente transportables, ricos en nutrientes y duraderos, lo que los convierte en alimentos básicos no perecederos perfectos para una dieta saludable. Los usan los mochileros y excursionistas como tentempié hipercalórico, pero también son ideales para tenerlos a mano en cualquier situación, una merienda improvisada o un picoteo a cualquier hora del día.
Desde la Fundación Española del Corazón se recomienda su consumo dentro del marco de una dieta equilibrada, destacando que son ricos en grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, estas últimas de gran ayuda para reducir el nivel del colesterol malo (LDL). Además, proporcionan vitaminas, fibra, proteínas, ácido fólico, minerales, fitoestrógenos, esteroles vegetales y otros fitonutrientes.
De media, los frutos secos duran unos 4 meses si se conservan a temperatura ambiente o cerca de ella (aproximadamente 20 °C), aunque su vida útil varía mucho según las variedades. Por ejemplo, los anacardos pueden conservarse 6 meses, mientras que los pistachos solo duran 1 mes a la misma temperatura. Las semillas tienen vidas útiles similares.
Frutas y verduras en conserva
Enlatar ha sido siempre una opción maravillosa para convertir un alimento perecedero en uno que dure meses en perfectas condiciones. Las propiedades de una hortaliza o una fruta en conserva son, en la mayoría de casos, muy similares a las de su versión fresca. Por ejemplo, los guisantes verdes en lata se mantienen como una gran fuente de vitamina K beneficiosa para los huesos, mientras que la piña en lata proporciona la misma fibra dietética que la fresca y el maíz enlatado contiene los mismos niveles de antioxidantes carotenoides saludables. Es cierto, no obstante, que ciertos nutrientes solubles en agua sensibles al calor, como la vitamina C y la tiamina, pueden reducirse.
En cuanto a la vida útil de las frutas y verduras en conserva, dependerá del tipo de producto. Por ejemplo, las conservas vegetales poco ácidas, como patatas, zanahorias, remolachas y espinacas, duran entre 2 y 5 años a temperatura ambiente, mientras que frutas muy ácidas, como pomelos, manzanas, melocotones o piña, solo duran entre 12 y 18 meses.