Las semillas de chía son uno de los alimentos de moda que han ganado popularidad en la dieta gracias a sus a sus numerosos beneficios para la salud. Originarias de México y Guatemala, estas pequeñas semillas presentan un perfil nutricional muy rico y variado que invita a muchas personas a incorporarlas en su alimentación diaria. María del Carmen Moreu Burgos es Farmacéutica y Tecnóloga de los Alimentos, así como diplomada en Nutrición, y ha recogido las ventajas que puede experimentar nuestro cuerpo si consumismos semillas de chía todos los días.
Uno de los principales beneficios de las semillas de chía es su alto contenido en ácido graso omega-3, específicamente ácido alfa-linolénico (ALA), un tipo de ácido graso es esencial para el cuerpo humano, ya que no puede producirlo por sí mismo y debe obtenerlo a través de la dieta. Los ácidos grasos omega-3 son conocidos por sus efectos positivos en la salud cardiovascular, ya que ayudan a reducir la inflamación, disminuyen el riesgo de enfermedades del corazón y pueden mejorar los niveles de colesterol.
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Las semillas de chía también son ricas en antioxidantes, incluyendo flavonoides, que ayudan a combatir el daño causado por los radicales libres en el cuerpo. Los radicales libres son moléculas inestables que pueden causar daño celular, contribuyendo al envejecimiento prematuro y al desarrollo de diversas enfermedades crónicas, como el cáncer y las enfermedades cardíacas. Así, los antioxidantes presentes en este alimento ayudan a neutralizar estos radicales libres, protegiendo así las células del cuerpo y promoviendo una mejor salud general.
En comparación con otros alimentos vegetales, las semillas de chía son una excelente fuente de proteínas, conteniendo todos los aminoácidos esenciales que el cuerpo necesita para funcionar correctamente. Esto las convierte en una opción especialmente valiosa para vegetarianos y veganos que buscan aumentar su ingesta de proteínas sin recurrir a productos animales. Las proteínas son fundamentales para el crecimiento y la reparación de los tejidos, la producción de enzimas y hormonas, y el mantenimiento de una buena salud muscular y ósea.
Para las personas con enfermedad celíaca o sensibilidad al gluten, las semillas de chía son una opción segura y saludable. No contienen gluten, lo que las hace adecuadas para quienes deben evitar esta proteína. Además, su versatilidad en la cocina permite incorporarlas en una variedad de platos, desde batidos y yogures hasta panes y postres, sin comprometer el sabor o la textura.
Otro de sus beneficios es que son extremadamente ricas en fibra, con aproximadamente 27,6 gramos por cada 100 gramos de semilla. La fibra es crucial para la salud digestiva, ayudando a regular el tránsito intestinal y previniendo el estreñimiento. Además, la fibra soluble en las semillas de chía puede absorber hasta 10-12 veces su peso en agua, formando un gel en el estómago que aumenta la sensación de saciedad y puede ayudar en el control del peso.
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Las semillas de chía son una buena fuente de vitaminas del grupo B, incluyendo tiamina (B1), riboflavina (B2), niacina (B3) y ácido fólico (B9), esenciales para el metabolismo energético y que ayudan al cuerpo a convertir los alimentos en energía utilizable. También desempeñan un papel crucial en la función cerebral, la producción de glóbulos rojos y el mantenimiento de la salud de la piel y el cabello.
En cuanto a minerales, las semillas de chía destacan por su contenido en hierro y calcio. El hierro es esencial para la producción de hemoglobina, una proteína en los glóbulos rojos que transporta oxígeno desde los pulmones al resto del cuerpo. La deficiencia de hierro puede llevar a anemia, causando fatiga y debilidad. Por su parte, el calcio es vital para el desarrollo y mantenimiento de huesos y dientes fuertes. También es importante para la función muscular y la señalización nerviosa.